Debido a los nuevos lineamientos sobre la alimentación en las escuelas, es esencial que las familias sean conscientes de aquellos alimentos que pueden llevar tanto chicos como grandes a las aulas, de modo que puedan tener una comida más sustanciosa y nutritiva para llevar a clases y comer en el recreo.
Lucía Isabel Urrutia Vázquez, nutrióloga infantil, comenta que la clave para lleva a cabo estos lineamentos es que haya educación nutricional en casa al igual que en la escuela. “Comer rico y saludable no tiene por qué ser complicado ni muy costoso”, declara, pues considera que es posible tener alimentación de calidad.
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Considera que una de las herramientas en las que los padres de familia se pueden ayudar es en el plato del bien comer, ya que este gráfico explica de una manera muy visual cómo se puede armar un platillo saludable, el cual se puede pasar a las loncheras.
¿Qué alimentos deben tener?
Menciona Urrutia Vázquez que la comida de los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes debe incluir una fuente de proteína, pudiendo ser ésta de origen animal o vegetal, como huevo, pollo, queso, frijoles, yogurt o leche. Igualmente, es esencial que la lonchera lleve frutas y verduras, preferentemente de temporada, en la presentación que más le guste al niño.
Aquí es donde los padres se pueden poner creativos y cortar en la forma que más les guste para que sean más atractivas y puedan comerlas mejor. También recomienda que se use una fuente de grasa saludable: crema de nueces, aguacate, coco, etcétera y la bebida principal siempre será recomendable el agua natural.
“Entre más variedad de grupos de alimentos más nutrientes obtiene el niño, la ventaja es que son alimentos naturales y por tanto tienen un menor costo que los ultra procesados”.
¿Qué se prohíbe en esta reglamentación?
El sitio web Mi escuela saludable, señala que todas las escuelas de nivel básico, media y superior, deberán restringir la venta y publicidad de comida chatarra y bebidas azucaradas a granel, con sellos de advertencia y leyendas, al igual que se prohíbe la venta de alimentos preparados con altas cantidades de grasa, sal y/o azúcar.
Estas medidas, además de buscar una alimentación más balanceada, también tienen la finalidad de promover la recuperación de las preparaciones de alimentos tradicionales y de la región.
