La adicción a las drogas empieza con el alcohol, según estudios del sector salud, sin embargo es el cristal la sustancia con mayor impacto entre s tamaulipecos.
Considerada una droga legal, el alcohol puede convertirse en la puerta de entrada al mundo de las adicciones, y de todas estas, el cristal va ganando terreno en la entidad, con el 32% de consumo, de acuerdo con un informe de la Secretaría de Salud federal.
El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (Sisvea) realizó un diagnóstico de los indicadores de salud relacionados directa o indirectamente con el uso y abuso de drogas lícitas e ilícitas, además de vigilar las tendencias relacionadas al consumo de estas, para contribuir junto con otras estrategias a la generación de políticas públicas.
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El Sisvea organiza y analiza la información de cuatro fuentes: Centros de Tratamiento y Rehabilitación No Gubernamentales, Centros de Tratamiento para Adolescentes, Servicio Médico Forense y Servicio Médico de Urgencias. La información recolectada con corte al 2023, permite conformar un panorama del consumo de drogas en México.
Por lo que respecta a Tamaulipas, con un 38% de las demandas de atención, el alcohol es con el que la población usuaria se inicia en el consumo de sustancias adictivas, seguido por el tabaco con 31.1% y la marihuana 24%, entre las primeras tres.
Los estimulantes de tipo anfetamínico denominados comúnmente como cristal, se han posicionado como la droga de impacto, es decir, aquella por la que acuden los afectados a solicitar tratamiento, resultando así un indicador en la demanda de atención.
El cristal representa el 32.1% de los s que pidieron apoyo para tratar su adicción; le siguió el crack con el 18.1%, la cocaína 16.1% y la marihuana 10.8%, entre las principales drogas que se usaron
¿Qué es el cristal?
El cristal es una droga sintetizada, cuya denominación química es desoxiefedrina, una sustancia potencialmente tóxica y adictiva. Su presentación es en polvo o cristales de color blanco, cremoso o arena que se venden en envoltorios. En ocasiones, pueden estar mezcladas con fentanilo para aumentar sus efectos y su potencial adictivo.
Produce disminución del apetito; falsa sensación de euforia y energía; inestabilidad del humor; ideación paranoide; aumento de la actividad física y mental e irritabilidad.
Consecuencias del consumo del cristal
Las consecuencias del consumo son pérdida de peso y desnutrición; temblores; cambios drásticos en el estado de ánimo; oscilaciones entre euforia y depresión; irritabilidad y conductas violentas y destructivas; desorientación y confusión y pérdida de piezas dentales.
Otros riesgos son lesiones cerebrovasculares, cardiovasculares y físicas, después de cortos periodos de consumo; infecciones en la piel; riesgo de contraer VIH y hepatitis, así como embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, por las prácticas que pueden presentarse bajo el efecto de estas drogas.
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SJHN