Cuando Misael Muñoz recibió su diagnóstico, la información a su alcance era limitada y desactualizada. Fue poco el tiempo que tardó en percatarse de que vivir con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) no sólo implicaba cambios en su salud, sino también hacerle frente a un sinfín de prejuicios. El joven de 34 años aceptó conversar con MILENIO para compartir su experiencia.
Este 2025 se cumplen ocho años desde que Misael, originario de Sonora, vive con VIH . Y aunque reconoce que ha habido avances sustanciosos, considera que aún hay barreras importantes que obstaculizan el tratamiento y entendimiento de esta infección.
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Las primeras complicaciones del VIH: violencia y un aluvión de enfermedades
Misael vivía en Mazatlán, Sinaloa, cuando comenzó a experimentar un notable deterioro en su salud. "Tuve muchos problemas, me empecé a enfermar de todo. Cada semana me enfermaba de algo diferente, del estómago, de las encías, de muchas cosas", contó en entrevista con este medio.
Después de visitar a diversos especialistas, una doctora le recomendó que se sometiera a una prueba de VIH. "Imposible, ¿cómo voy a tener VIH?", pensó Misael a escuchar el consejo. El estudio arrojó un resultado reactivo, es decir, se detectaron anticuerpos del VIH en su organismo.

En la conversación, Misael enfatizó que tuvo que acudir a un laboratorio privado y pagar para realizarse la prueba. Sin ofrecer mayores detalles, señaló que en el establecimiento lo trataron "muy mal".
Las primeras personas en conocer el estatus serológico de Misael fueron sus padres, quienes le brindaron un gran apoyo. "Mi salud estaba tan delicada y me sentía tan mal todo el tiempo que la verdad es que no me importaba si mis amigos sabían o no, lo primero era salir adelante".
Una pastilla al día y una vida plena
Actualmente, gracias a los avances que ha habido en el sector de la salud, el tratamiento del VIH es sumamente amable en comparación con otros procedimientos.
"Es literalmente una pastilla. Me la tomo en las mañana y ya, sólo trato de no tomarla con el estómago vacío", explicó Misael.
El tratamiento antirretroviral (TAR) bloquea la reproducción del virus, lo que disminuye la concentración del VIH en el cuerpo (es decir, la carga viral). Al haber una carga menor, el sistema inmunitario tiene la posibilidad de recuperarse para responder ante otras infecciones.

"Hoy, en 2025, el vivir con VIH no es una razón de muerte, es una condición de vida que lleva un tratamiento y que lleva un seguimiento como cualquier otra".
Bajo esta narrativa, Misael aseguró que el tratamiento es algo a lo que no hay que tenerle miedo, "pero la parte complicada a veces es acceder a él".
Los obstáculos para atender el VIH en México
Los medicamentos para la atención de VIH son gratuitos para todas las personas que se encuentran en el territorio nacional, incluso si cuentan con una nacionalidad distinta a la mexicana.
Sin embargo, no todas las entidades del país cuentan con la misma cobertura que la Ciudad de México, que es donde Misael recibe su TAR.
En la capital, los servicios para la prevención y atención del VIH se brindan a través de las Clínicas Especializadas Condesa (en las alcaldías Iztapalapa y Cuauhtémoc) y de la Unidad de Salud Integral para Personas Trans (USIPT). Además, existen organizaciones como Inspira Cambio A.C. que ofrecen pruebas rápidas para detectar esta y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
Por otro lado, hay estados como Aguascalientes, Michoacán y Puebla que tienen en su territorio únicamente un Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), que es como se le conoce a las unidades encargadas de tales servicios a la población en el interior de la república.
La discriminación y su impacto en las personas que viven con VIH
"Cuando se habla del VIH se habla mucho del tratamiento, pero para tener bienestar y una buena salud necesitas muchas otras cosas, como un techo, comida, ropa y para eso necesitas un trabajo", puntualizó Misael.

Aunque actualmente lleva una vida plena, el joven oriundo de Sonora se encontró con un ambiente discriminatorio en uno de sus empleos anteriores. Los prejuicios sobre su estatus serológico y su orientación sexual le impedían acceder a las mismas oportunidades que las de otros compañeros de trabajo.
"No importaba qué tanto me esforzara o qué tanto hiciera, siempre iba a llegar hasta cierto punto, más bajo que otros compañeros que a lo mejor eran heterosexuales y tenían otras experiencias de vida […] Si la cuestión del trabajo está muy desigual para quienes vivimos con VIH va a terminar afectando nuestra salud también".
La importancia de la mentalidad para vivir con VIH
A pesar de la poca información que tenía a la mano al recibir su diagnóstico, Misael tenía la convicción de que el virus no iba a arrebatarle la vida. "Siento que eso a veces ya te pone del otro lado", expresó.
Hacia el final de la conversación, Misael compartió una reflexión dirigida a las personas que recientemente hayan obtenido un resultado reactivo a una prueba de VIH:
"Sólo va a ser el fin del mundo si tú permites que sea el fin del mundo. La ciencia ha avanzado lo suficiente para darnos un tratamiento que es muy benévolo con nosotros, pero desgraciadamente no ha avanzado lo suficiente como para encontrar una pastilla o un tratamiento que cure la ignorancia de las demás personas. Si tú tienes la información necesaria para reconciliarte con tu estatus, nadie te va a poder decir nada".
BM.