“Cuando armamos este ciclo Táctil no sabíamos de las terribles noticias que íbamos a recibir esta semana, por supuesto, relacionadas con fosas comunes, pero no es un trabajo ni un ensayo acerca de Teuchitlán. Yo creo que eso merece mucho tiempo, merece mucha atención, por supuesto, y como todos ustedes, supongo, estoy poniendo toda la atención al caso y participando de un duelo que nos toca a todos muy de cerca también”, dijo Cristina Rivera Garza, integrante de El Colegio Nacional.
La escritora impartió la conferencia “¿Qué significa ser descendiente de una fosa común?”
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En Teuchitlán, Jalisco, se reunían instructores que formaban a soldados del narcotráfico, en el Rancho Izaguirre, en la comunidad de La Estanzuela.
“Ahí, hombres y mujeres fueron adiestrados en el manejo de armas, en técnicas de combate y fabricación de explosivos, pero también para desmembrar y desaparecer restos humanos”, informó MILENIO, en un tema que ha acaparado la atención nacional e internacional.
La escritora habló de las fosas comunes, las cuales se producen cuando las familias no tienen suficientes recursos para poder financiar una tumba individual.
“Son unas fosas que también son resultado de la violencia estructural que es la pobreza extrema, pero no son necesariamente las fosas clandestinas de las que hemos, por desgracia, estado escuchando y de las que hemos estado hablando en estas fechas”, agregó la autora al mencionar Teuchitlán.
“¿Qué significa ser descendiente directa de hombres y mujeres que fueron enterrados en fosas comunes? ¿Cómo honrar sus vidas individuales si al aproximarnos a su última morada sus huesos se confunden con otros huesos?”, preguntó la ganadora del Premio Pulitzer 2024.
“¿Cómo escuchar las preguntas que nos lanzan en ese montón de susurros que nos llegan, confundidos ya entre tantos otros desde lejos? ¿Será posible contestarlas? ¿Será posible exhumarlos, aunque sea con palabras y enterrarlos ahora con dignidad?”, añadió.
La guerra de Calderón
La autora mencionó a diferentes artistas que han tocado el tema, la historia en México y sus propias pérdidas familiares enterradas en fosas comunes.
“En México, las fosas comunes de una gran diversidad de cementerios congregaron además, y con mucha frecuencia, a cadáveres desconocidos, aquellos a los que ninguna familia reclamó como propios, y a los indigentes, evidencia de la violencia estructural que constituye la pobreza extrema. La violencia racial o ideológica, en ambos casos política, ha dirigido el balazo o los golpes que terminaron por arrojar millones de cuerpos a las fosas del holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, las dictaduras militares en Argentina o Chile, por mencionar solo dos. Y bueno, Teuchitlán también”.
La autora mencionó la llamada guerra contra el narcotráfico, activada por Felipe Calderón en 2007, al inicio de su mandato presidencial.
“Se ha convertido al país en una tierra de fosas comunes clandestinas con aproximadamente 2 mil 700 descubiertas y reconocidas como tales solo entre 2018 y 2023. El antropólogo norteamericano Jason de León bautizó a la zona fronteriza entre México y Estados Unidos como una tierra de fosas abiertas debido a la cantidad escandalosa de cadáveres que produce la letal política migratoria de Norteamérica.
#Enlínea | «Lo que las víctimas de esta multiplicidad de violencias nos enseñan es que el mundo puede y tiene que ser de otra manera» @criveragarza
— El Colegio Nacional (@ColegioNal_mx) March 19, 2025
“¿Qué significa ser descendiente de una fosa común?”, del ciclo Táctil:
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“Además de ser un acto ilegal, la fosa común clandestina tiene como objetivo ocultar la existencia de las desapariciones forzadas o los asesinatos masivos que les dan origen, convirtiéndose así en la prueba más descarada de la impunidad rampante de un Estado incapaz o no dispuesto a garantizar la seguridad de todos sus ciudadanos”.
Rivera Garza dijo que antes y después de la versión burocrática y autoglorificante del Estado mexicano con la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas, estuvieron los familiares de las víctimas.
“Especialmente sus madres, esposas, hermanas o amigas, que organizadas en colectivos independientes, se han dado a la tarea de escarbar la tierra, horadándola con distintos instrumentos caseros, oliéndola de cerca con tal de dar con los restos de sus seres queridos. Y antes de los familiares estuvieron ellos, uno cerca del otro, entrelazados tal vez en esas fosas comunes que guardan a los más de 100 mil desaparecidos que, según los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, existen en México hoy en día. La continuación extenuante de la guerra y la impunidad que la acompaña de cerca han generado una cantidad creciente de colectivos compuestos por personas capaces de dejarlo todo atrás”.
Las lecciones
La autora enfatizó en el trabajo de las personas que buscan a sus seres queridos: “Estos rastreadores, estas buscadoras, estas rastreadoras, que al negarse a olvidar, al desertar de las filas de los indolentes, abandonan sus rutinas diarias, sus empleos, sus lugares de residencia y sus amigos, incluso a sus familias mismas; le arrancan la máscara de normalidad a una vida cotidiana que se ha vuelto más que difícil, intolerable.
“Así como los decesos violentos revelan la cara más brutal del mundo, forzándonos a concebir lo inimaginable, las acciones de las rastreadoras destacan el alcance de la solidaridad y las bases tan endebles sobre las que se sostiene el andamiaje de los días. Las rastreadoras recorren a paso lento valles, las periferias de las ciudades, los desiertos más disímbolos. Todo reclama su atención, las ondulaciones del terreno, las varas rotas, el olor a cadaverina, algún botón. Todo se transforma poco a poco en una fosa. Ahí, de la mano de sus muertos, guiados por ellos, no cesan de cuestionarlo todo, convulsionándolo al mismo tiempo. Los muertos no nos dejan respuestas, sino lecciones”.
Finalmente, la prestigiosa autora respondió algunas preguntas del público sobre sus procesos de investigación y escritura, y aprovechó para anunciar que el próximo viernes presentará el evento: “Revolución diamantina: génesis de un ballet. Crónica de la colaboración entre Gabriela Ortiz y Cristina Rivera Garza” a las 18:00 horas en el Colegio Nacional, Donceles 104, Centro Histórico.
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BSMM