“Si no fuera por la literatura, yo creo que ya me hubiera muerto, pues es lo único que sé hacer y entonces no lo quiero abandonar nunca. Si se puede, seguiré escribiendo”, dijo a MILENIO Beatriz Espejo (Veracruz, 1939).
El Fondo de Cultura Económica reeditó su antología Cuentos reunidos, con textos escritos entre 1979 y 2004.
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“Cada cuento representa un reto. Quizás sea uno de los géneros más difíciles que existen. La gente lo confunde con leyendas, con chistes, pero no el cuento requiere mucha técnica, aunque es una parte de mi carrera porque he escrito novelas, ensayos y demás”.
Dice que el cuento la atrae por las dificultades que implica: “Tiene como una ecuación misteriosa que el lector no puede ver. A mí me encanta el ejercicio de contar una anécdota en unas pocas palabras, aunque puede ser de dos páginas o de 20 . Cada cuento te indica su tamaño y sus personajes, la manera de tratarlo”.
Esta edición reúne los relatos contenidos en Muros de azogue (1979), El cantar del pecador (1993), Alta costura (1997), Todo lo hacemos en familia (2001) y Marilyn en la cama y otros cuentos (2004).
“Me gusta ver que mis cuentos siguen vivos y juguetones porque yo tengo un muy buen sentido del humor, lo cual me ha salvado de caer en la depresión a la que tengo con cierta tendencia, y creo que en mi literatura se muestra y de alguna manera aparece. Solo uno o dos son francamente tristes”, comentó la escritora, Premio Nacional de Arte y Literatura en el campo de Lingüística y Literatura 2023.
Además, la Universidad Autónoma Metropolitana acaba de publicar otro libro Oficios y menesteres, sobre mujeres en la historia: “Es un libro chiquito con seis ensayos bastante interesantes, pero la primera vez apareció con muchas erratas y prácticamente me olvidé de que existía, pues yo soy muy perfeccionista, era un horror. Ahora que lo volvieron a publicar acepté con la condición de que cuidaran mucho la edición y quedó bastante bonita”.
Vida y obra
La reconocida profesora e investigadora dice que prepara su autobiografía.“Son más mis memorias y una parte interesante empieza con mi nacimiento, que fue muy aparatoso. Hablo un poco de mi niñez, de mi buena relación con mi padre, quien me dio una gran confianza en mí misma.

“Hablo un poco de mi niñez, de mi buena relación con mi padre, quien me dio una gran confianza en mí misma y tuve la oportunidad de conocer a muchos escritores como Borges, Rulfo, Elizondo, Cortázar".
Agrega que en sus inicios como escritora no se enfrentó a grandes adversidades. “A mí me tocó la cola en las grandes autoras literarias como Rosario Castellanos, Amparo Dávila, Lupe Dueñas, Elena Garro y mi favorita, Inés Arredondo. Entonces, la verdad, no tuve tantos problemas cuando comencé a escribir”.
La autora dice que ha tenido épocas felices y otras de grandes dolores, “como fue la muerte de mi padre y mi madre. Pero en general, he tenido grandes temporadas felices y tuve la gran suerte de haberme casado con mi marido (el escritor y crítico Emmanuel Carballo). Duramos 40 años y fue un buen marido, con el que me llevaba muy bien y a quien extraño muchísimo”.
Beatriz Espejo estudió el doctorado en Letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también fue profesora.
Entre sus reconocimientos destacan la Medalla al Mérito Literario Yucatán 2000; el Premio Universidad Nacional 2006, en el área de Creación Artística y Extensión de la Cultura, y la Medalla Bellas Artes, en 2009 por más de medio siglo de trabajo literario, entre otros.
En 2001, el municipio de Oxkutzcab, Yucatán, creó el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo.
Su amplia obra narrativa está compuesta por historias inspiradas en sus propias experiencias de júbilo y quebranto. En su mayoría, sus protagonistas son mujeres que viven la angustia de la vida con gran pasión.
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