Eran los años setenta. Raúl Parrao estudiaba la preparatoria. El rock, las drogas, la liberación sexual y el alcohol se reivindicaban desde la música, el teatro, la danza y la literatura. Esta última, en particular, marcó su vida, especialmente la generación beat encabezada por Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William S. Burroughs, entre otros.
De ahí que, ya siendo coreógrafo y director del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Parrao decidiera hacer un proyecto relacionado con algunas imágenes de la literatura de Burroughs, el cual se presentará el 21 y 22 de agosto en el Palacio de Bellas Artes.
Inter-Z-on-E=Universo-E/x, obra en la cual participarán 18 bailarines, es un collage expresionista que muestra la naturaleza desdoblada del autor de El almuerzo desnudo, un laberinto de interzonas —término que solía emplear en sus obras— que enseñan algo de su vida y obra, su mundo y sus relaciones personales, así como los lugares que visitó tanto en Estados Unidos como en México, Sudamérica y Europa, explica Parrao, director de la puesta en escena.
La obra literaria del escritor estadunidense le permite, en lo que a imágenes, temas y discursos se refiere, crear distintas sensaciones que impactaban directamente en su proceso creativo. Tan es así que a lo largo de su carrera ha coqueteado con algunos títulos de libros para hacer viñetas coreográficas, comenta en entrevista con MILENIO.
"El año pasado, sabiendo que se conmemoraría el centenario de su nacimiento, decidí atreverme a abordar su obra directamente. Me concentré en su vida, su obra, sus influencias. Retomé novelas que ya había leído. Lo desmenucé como sujeto. Traté de entenderlo y llevarlo al terreno que más me obsesiona: tomar el divorcio entre sentimiento y razón que muchos sujetos padecen", menciona.
Los elementos literarios que Parrao tomó para realizar su puesta en escena es el mundo paralelo que se refleja en las obras de William S. Burroughs. También la ciencia ficción, donde lo mismo puede aparecer un alienígena que un vaquero: "Hay una bizarrees en su trabajo que bien pudo ser el origen de la mía", dice.
Al observar su vida y su obra, y escudriñar en su mundo interno, se dio cuenta de algunos hechos que le sirvieron para delinear la coreografía: "Siendo abiertamente homosexual se casó dos veces. Una de ellas fue para ayudar a que una mujer alemana consiguiera documentos legales en Estados Unidos. Ella era periodista y, muy inteligente, solía provocarlo y jugar con él para retarlo. Con ella jugaban a Guillermo Tell, buscaban terrenos para sembrar marihuana y dedicarse a ello", destaca el coreógrafo.
Otro elemento que llamó la atención de Parrao fue el acercamiento de Burroughs al exorcismo: "Ese tipo de momentos e imágenes son las que trabajo. Estudié sus posibilidades para conformar perfiles de los personajes. Crear narrativas lógicas y después entrelazarlarlas entre sí, con personajes como el alienígena o el vaquero".
Hay otro personaje en el montaje, la Institutriz, que representa a la nana que el también autor de novelas como Yonqui, La máquina blanda, Los chicos salvajes y Exterminador, tuvo cuando niño y que abusó de él, junto a su novio, aclara.
INTRUIDO Y SUBTERRÁNEO
Su obsesión por el divorcio entre sentimiento y razón se debe a que es un reflejo de nuestra época. Los seres humanos están divididos, fragmentados, son poco armoniosos y viven en eterno conflicto. De ahí se deriva la forma de relacionarse entre ellos y los tiempos caóticos que actualmente atraviesa el mundo, destaca el ex bailarín.
A pesar de ese mundo sórdido al que estuvo sometido desde muy joven, fue un hombre instruido, leído, que estudió en Harvard, que a pesar de sus conocimientos siempre se movió en los mundos subterráneos y nunca estuvo interesado en ser un intelectual, destaca.
Incluso, aunque pertenecía a la generación beat, a la cual solía convocar Kerouac para reunirse, y era amigo entrañable de los integrantes de ese grupo, Burroughs solía alejarse. No se sentía tan cercano al grupo. Conocía muy bien cuáles eran sus diferencias, puntualiza.
La imagen del escritor estadunidense se encuentra más que vigente por su forma de ver el mundo. Han pasado varias generaciones y se lo sigue leyendo: "Es un provocador hacia la experimentación y la transgresión", menciona el director del Ceprodac.