La escritora Paula Babot (España, 1991) charló con MILENIO sobre su primera novela, Mejor cerca del agua (Editorial AdN), donde narra la historia de una mujer (Creta) que decide escapar de una relación abusiva para irse a vivir a Londres en un viaje de autodescubrimiento personal e inspirado en situaciones reales.
¿Es una mujer rota reconstruyéndose?
Y una historia de amor, también de equivocación y sobre todo del redescubrimiento de una mujer que se ha perdido a sí misma dentro de una relación y por eso decide alejarse de sus problemas, de esa relación abusiva, pero al final, bueno, lo que no resuelves te persigue un poco y creo que al final todo es parte de un proceso y pues tampoco es tan lindo o lineal.
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¿Qué tan complicado fue escribir la novela?
Al principio, la verdad es que no surgió como una idea de novela. Yo estaba escribiendo fragmentos, un poco de forma natural y vi que había un hilo conductor y empecé a construir desde ahí. Yo misma pasé una relación de este tipo, entonces para mí, ser capaz de poder verbalizarlo y poder extirparlo de fue muy bueno….esa historia ya forma parte de otra cosa.
Por lo que veo, la recepción de tu novela ha sido buena.
Sí, estoy muy contenta. En general han sido muy favorables y me ha sorprendido mucho que gran parte de los lectores se acerquen a mí con confesiones sobre que han vivido una historia así; pero sino se identifican directamente con la protagonista, siempre hay alguien de su entorno, una madre, un amigo, la hermana, con quien se pueden identificar. Y está funcionando para que la gente le ponga nombre a cosas que ha vivido y creo que poner nombre y reconocer algo es el primer paso para sanarlo.
Mejor cerca del agua es una radiografía de las texturas del dolor, las obsesiones, la violencia silenciosa y la pérdida de uno mismo dentro del amor.
Como escritora, ¿qué querías transmitir?
Quería visibilizar estas realidades que, bueno, se ven muy claras desde fuera, pero cuando estás dentro no se ven de una forma tan nítida, y quería dar visibilidad a estas realidades que al final son muy diversas y que por desgracia siguen sucediendo muchísimo. Mi idea era ayudar a visibilizar este tema y, si en algún momento puedo ayudar a alguien a identificar esa situación o sentirse un poco más acompañado, con eso ya me doy por satisfecha.
¿Piensas que la novela es de alguna manera sanadora?
Yo he visto este proceso de la novela como sanador para mí, en primera instancia, pues te digo que viví algo parecido. En el libro hay una frase que dice: “Algo hermoso puede surgir de las derrotas” y es algo que me ha pasado y espero le suceda al lector.
¿Las escritoras mujeres te inspiraron a dar el paso a novelista?
Sí, siempre me ha gustado mucho la literatura que convierte lo personal en lo universal, como puede ser el caso de Delphine de Vigan, Annie Ernaux, Sara Mesa y ahora estoy leyendo a Fernanda Melchor que es mexicana y me fascina.
Por fin se abrieron los caminos para las mujeres escritoras. ¿Lo ves así?
Estamos viviendo un momento en el que las mujeres tenemos un espacio para poder contar cómo percibimos el mundo desde una mirada femenina. Y después de muchos años en que la sociedad le ha dado más visibilidad al enfoque masculino… por eso me parece personalmente muy interesante y se nota muchísimo en la literatura, en el cine, etcétera.
Además, en España tuvimos una crisis bastante grande en 2008 y mucha gente de mi generación se tuvo que ir al extranjero a trabajar, y es algo por lo que también pasa la protagonista y con ese tema mucha gente me ha dicho que se ha sentido identificado y como escritora, eso es maravilloso.
Antes de lanzarte como novelista, ¿a qué te dedicabas?
He trabajado muchísimos años en el mundo textil, en el departamento de compras, y actualmente lo hago en una empresa de diseño interior. Pero ahora, también me estoy dedicando a escribir y ya estoy trabajando en una segunda novela que espero le vaya tan bien como a Mejor cerca del agua.
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