Jorge Falcón es un reconocido y famoso comediante mexicano que lleva en el mundo del espectáculo bastantes décadas, pues sus chistes siguen haciendo reír a varias generaciones.
Pero lo que mucho no sabe es el cómo inició su carrera, algo que recuerda entre risas, pues el en un principio buscaba ser músico.
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Jorge Falcón y sus comienzos en la comedia
Jorge Falcón es ahora uno de los humoristas más importantes de México, pero en su juventud buscó ser un músico, incluso tuvo una banda de la que lo echaron, a pesar de que él la formó.
“Yo era el director de mi grupo, el que, hacia las canciones, el que cantaba, el que tocaba la guitarra, me encuentro a un amigo que tocaba mejor, poquito mayor de edad y lo llevo a un ensayo, me pide mi guitarra, y tocaba mejor que yo, me dio una arrastrada y me dicen ‘¿por qué no lo contratamos y te descansamos? y les digo ‘¿a mí? pues si es mi grupo’ pues me descansaron”.
Pero después de ser echado de su banda, y sin saberlo, llegó al que sería el primer lugar donde haría comedia “profesional”.
“La vida es así, cuando llego a la cafetería musical un amigo me invito, me dijo ‘ya no estés triste’, entonces vamos a una cafetería musical que estaba en la esquina, yo ni era de café, me siento con un té y sale un tipo medio fato ‘¿Cuál canción, me sé casi todas las que quieran oír?’”.
El cantante que estaba en el escenario no se sabía las canciones que Jorge le pidió, por lo que lo retó a subir al escenario, pensando que no lo haría.
“Subo y empiezo ‘este amor que tú me has dado’ y que se me olvida la canción también a mí, la gente empezó a reírse, empecé a improvisar y la gente empezó a aplaudir, a reírse y me dice ‘ahí está, tampoco tú te la sabes’, les digo ‘no, yo tampoco me la sé, pero ahí les va un chiste’ la primera vez en mi vida que platico un chiste”.
A pesar de que no recuerda su primer chiste, aunque está casi seguro que fue sobre monjas, afirma que ese fue el inicio de su carrera como comediante.
“La gente se empezó a reír, empezaron a aplaudir, y cómo es la vida, el tipo que me permitió subir lo corrieron y me contrataron (…) se acerca el dueño y dice, qué simpático es usted, ‘¿por qué no nos hace el honor de venir?’”.
Incluso el dueño se acercó para contratarlo, ofreciéndole 20 pesos y 2 bebidas diarias por trabajar en el café.
“Me dice ’20 pesos y dos naranjadas diarias’ y dije sí, párame con las naranjadas me daban unas diarreas, le decía al jefe auméntame, aunque sea 5 pesitos y siempre le di a mi mamá”.
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