Lo que comenzó como un videojuego en 2013, se convirtió en uno de los fenómenos de entretenimiento más poderosos de la cultura contemporánea. The Last of Us, inicialmente una historia de supervivencia en medio de una pandemia, pronto reveló que su verdadero corazón no eran los infectados, ni los paisajes post apocalípticos, sino las decisiones morales de quienes sobreviven. La pregunta es: ¿qué te hace humano cuando todo está perdido?
La serie de HBO, creada por Neil Druckmann y Craig Mazin, no solo ha sido un éxito global en términos de audiencia y crítica: ha logrado ampliar el universo emocional del juego sin traicionar su esencia. En su segunda temporada, la historia de Ellie (Bella Ramsey) da un giro oscuro y profundo, centrado en el trauma, la culpa, y una transformación que quizá puede ser irreversible y que definirá el rumbo de los episodios finales de la segunda temporada.
“El significado de lo que veremos en los siguientes capítulos llega al núcleo de la relación entre Ellie y Joel”, dijo Druckmann, creador del videojuego y director de la serie, “aborda los temas de la historia, no solo el trauma y el duelo, y cómo alguien puede superarlos, sino también esta idea de la reparación; además, añadimos un elemento adicional con el padre de Joel (interpretado por el mexicano Tony Dalton), que regresa a la escena del puerto”.
La escena en cuestión, que originalmente aparece mucho después en el segundo videojuego para revelar la relación de Joel (Pedro Pascal) con su padre, fue adelantada en la serie para dar un cierre emocional a una temporada que ha sido tan introspectiva como devastadora, “nos pareció demasiado tiempo dejar ciertos planteamientos aquí, especialmente con Joel y Ellie, para luego esperar años y obtener la recompensa emocional”, explicó Druckmann.
Más allá del gesto narrativo, lo que esta decisión revela es la esencia de The Last of Us: las relaciones humanas. Aquí, la paternidad, la pérdida, el perdón y la violencia se vuelven los tejidos que se entrelazan en un mundo donde amar es un acto subversivo, y sobrevivir, una carga que deja cicatrices invisibles. Y claro, la transformación de Ellie en esta temporada es uno de los hilos más conmovedores, después de lo que sucede con Joel. Todo cambia.
En medio de esta transformación esta su relación con Dina, “ella representa el futuro de Ellie”, explicó Halley Gross, guionista y coproductora ejecutiva de la serie, “le da esperanza de una vida posible, si tan solo pudiera dejar atrás su rabia y resentimiento”. Ellie se mueve entre la furia y la necesidad de amor, entre el deseo de venganza y la posibilidad de sanar, y es ahí, en esas emociones, donde The Last of Us muestra “la belleza en medio del infierno”.

Un mexicano en acción
Spoiler alert:
El capítulo seis arranca con una escena cargada de silencio y peligro contenido, no necesita mostrar la violencia para sentirla. La idea con esta parte de la historia es mostrar al espectador lo que Joel aprendió de su pasado, y decir: “espero haberlo hecho mejor que mi propio padre y espero que tú lo hagas mejor que yo’”, explicó Druckmann. Esa herencia emocional se convierte en el legado de Joel hacia Ellie, incluso si las palabras no son dichas.
“Tony Dalton es el tipo más encantador e intimidante de la televisión hoy en día. Sientes que podría estallar y hacerte daño. En este momento, encuentra algo en común con Joel y le dice: “Esta vez, cuando usaste la violencia, fue diferente, porque la usaste para proteger a tu tribu; tal vez ahora puedas entenderme, porque yo he usado la violencia para protegerlos, incluso he usado la violencia contra ustedes para protegerlos de sí mismos”, explicó Neil.
Al final del episodio vemos que Joel está en ese mismo lugar: “si tuviera la misma oportunidad, tomaría exactamente las mismas elecciones, porque es lo que conoce, pero tal vez eso no sea lo mejor. Hay algo poético y hermoso en eso y nos pareció que era la columna vertebral adecuada para este episodio, que está en el corazón no solo de esta temporada, sino, diría yo, de toda la serie”, agregó Druckmann, respecto a la base de The Last Of Us.
La serie también rinde homenaje a su origen. Gustavo Santaolalla, compositor del juego, no solo sigue tejiendo la música de las emociones, sino que aparece en un cameo. “Fue una forma de rendir homenaje a Gustavo, es algo que ya habíamos hecho en el juego. Él es amable, jovial y tiene una energía muy particular. Es parte del ADN de The Last of Us, nunca existió una versión en la que adaptáramos el juego sin su música”, dijo Neil.

¿Qué esperar de los episodios 6 y 7?
Sin entrar en detalles que arruinen la experiencia, se puede adelantar que el episodio 6 funciona como un espejo emocional: mientras Ellie busca respuestas, el espectador empieza a ver los primeros destellos de su endurecimiento. El episodio 7, por su parte, será crucial: el pasado regresa, se abren heridas, pero también se insinúan caminos posibles para la redención. ¿Puede Ellie todavía un futuro distinto al de la venganza? ¿Amar sin destruir?
En palabras de Druckmann, “abordé este episodio como si fuera la última oportunidad que teníamos con Joel y Pedro Pascal”. La serie cierra un ciclo con una sensibilidad que honra todo lo que es The Last of Us: una historia donde cada elección pesa y cada vínculo humano es un faro en la oscuridad. Porque al final, lo único que puede salvarnos, es amar mejor que nuestros padres, y esperar que quienes vengan después, lo hagan mejor que nosotros.
CST