En la colonia Sacramento de Gómez Palacio, Durango, la vida de una joven madre y su familia se encuentra en constante peligro debido al comportamiento errático y agresivo de un vecino conocido como "Tato".
Este hombre, de aproximadamente 50 años, ha transformado su hogar en un foco de desorden y peligro. Desde hace dos años, su conducta se ha deteriorado notablemente, aparentemente como resultado de años de abuso de sustancias ilícitas.
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La vivienda de Tato, ubicada en la calle Guadalupe Victoria entre Francisco Villa y Josefa Ortiz de Domínguez, es un cúmulo de desechos, sillones apilados y basura que se desborda hacia la banqueta. Su actividad principal parece ser quemar cables para extraer cobre, lo que ha ocasionado múltiples incendios que los vecinos deben sofocar antes de que las llamas alcancen sus viviendas. En un caso reciente, una gran palma ardió en llamas, poniendo en riesgo la seguridad de toda la comunidad.
El comportamiento de Tato no solo se limita al descuido de su propiedad. Los vecinos relatan episodios de acoso, principalmente dirigidos hacia las mujeres del sector. Una joven madre denunció que Tato entra a las casas para robar ropa interior de los tendederos, generando un ambiente de terror, especialmente entre las niñas.
“Hemos tenido problemas de que se brinca a mi casa, agarra mi basura y la esculca. A veces me entrega lo que encuentra en mi basura”, relató la afectada.
Además, Tato ha amenazado con un cuchillo al padre de las hijas de esta mujer, a quien incluso persiguió y logró herir en un dedo.
“Me poncha las llantas de mi carro, me avienta sus orines afuera de mi casa. Siempre estoy con el estrés de que algo pueda pasar porque siempre anda drogado”, agregó.
Las constantes amenazas han generado un ambiente de tensión y temor, especialmente cuando la afectada debe dejar a sus hijas solas para ir a trabajar.
Vecinos acudieron a la presidencia de Gómez Palacio
Desesperados por la falta de acción, los vecinos acudieron a la presidencia municipal de Gómez Palacio, esperando apoyo para resolver la situación. Sin embargo, la respuesta fue desalentadora. Les dijeron que, si querían poner fin al problema, tendrían que pagar de su propio bolsillo el traslado de Tato a un albergue.
“Fuimos a presidencia con firmas y nos dijeron que si teníamos dinero para pagar un albergue, pues es lo único que se puede hacer”, expresó la joven madre con frustración.
Ante la indiferencia de las autoridades que alegan, los vecinos de Sacramento viven con miedo e incertidumbre. Temen que las acciones de Tato escalen hasta provocar una tragedia.
“Sabe qué mujeres viven solas y en ellas se ensaña. No solo con palabras e insultos, sino con acciones directas de intimidación”, concluyen.
El vecindario busca tranquilidad
La comunidad pide con urgencia la intervención de las autoridades para garantizar la seguridad y tranquilidad en la colonia antes de que ocurra un incidente irremediable.
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