La única guerra cuya cifra total de periodistas muertos es comparable con la de Gaza es la de Irak.
Las diferencias, sin embargo, son de gran alcance: en la segunda, mataron a 285 a lo largo de 22 años y los gobiernos y grupos responsables son muchos; en la primera cayeron 232 reporteros asesinados en menos de año y medio (17 meses), todos por ataques del ejército de Israel.
La totalidad de los demás grandes conflictos considerados en un nuevo informe de la Universidad de Brown –una de las de élite de Estados Unidos–, desde la norteamericana Guerra de Secesión de 1861-1865 a la de Ucrania, pasando por las dos guerras mundiales, las de Corea e Indochina (Vietnam) y las de los Balcanes (ex Yugoslavia), tienen estadísticas de asesinatos de comunicadores mucho más bajas: la siguiente, la de Afganistán, en 20 años dejó la tercera parte de fatalidades que la de Gaza en poco más de un año.
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Esto confirma sucesivos reportes locales como los del Sindicato de Periodistas Palestinos, e internacionales –los del neoyorquino Comité de Protección de Periodistas, el francés Reporteros Sin Fronteras y la belga Federación Internacional de Periodistas– que mantienen registros cotidianos de muertes de trabajadores de los medios y que, desde las primeras semanas del conflicto en Gaza, encendieron las alertas de que el ritmo de fatalidades era abrumadoramente mayor que todo lo que se había visto hasta el momento.
Indicaron también que no se trataba de víctimas colaterales de una campaña de bombardeos especialmente intensa, sino de lo que llamaron 'patrón mortal' de impunidad israelí en ataques contra la prensa.
Israel lo justifica acusando a las víctimas de ser 'terroristas' o de tener vínculos con estas organizaciones. Los autores del informe describen esa política como “campañas de difamación”.
La estrategia: negar y criminalizar
Por la noche del 6 al 7 de abril, bombas israelíes hicieron explotar la carpa del medio Palestine Today, que formaba parte de un campamento de desplazados frente al hospital Nasser, en la ciudad de Khan Younis, en el centro de la Franja de Gaza.
La gente corrió a ayudar a quienes dormían en ella, los periodistas Hilmi al-Faqaawi, Yousef al-Khazindar y Ahmed Mansour, para tratar de apagar el fuego que los consumía vivos.
Murieron 10 personas más. Además, fueron heridos seis reporteros, entre ellos Hassan Eslaih. Israel dijo que él era su objetivo lo porque es miembro de Hamás y como única evidencia, señaló que hizo la cobertura de los ataques del 7 de Octubre de 2023.
El fotógrafo ha compartido miles de videos y fotos de la ofensiva israelí contra Gaza en su cuenta de Instagram @Hassan_Eslaih, con 581 mil seguidores.
El gobierno de Israel no ha aceptado las acusaciones de que asesina deliberadamente a periodistas, pues asegura que los que no mató involuntariamente, eran objetivos legítimos por pertenecer a organizaciones enemigas.
El Sindicato de Periodistas Palestinos, por el contrario, denuncia que Israel trata deliberadamente de exterminarlos para eliminar toda información sobre sus crímenes. En junio de 2024, esa organización estimó que han matado al 10 por ciento del gremio de reporteros.
En un informe publicado el 2 de junio de 2024, cinco expertos de la ONU, incluidas Irene Khan, relatora especial sobre libertad de expresión, y sca Albanese, relatora especial sobre derechos humanos en el territorio palestino, afirmaron que la información “indica que los asesinatos, las lesiones y las detenciones son una estrategia deliberada de las fuerzas israelíes para obstruir a los medios de comunicación y silenciar la información crítica”.
Israel ha impuesto un bloqueo total para la prensa extranjera, que impide que pueda entrar a Gaza para reportar de manera independiente.
Un análisis de 20 asesinatos de periodistas por fuerzas israelíes cometidos a lo largo de 22 años, elaborado por el Comité para la Protección de Periodistas (J) en mayo de 2023 y llamado Patrón Mortal, reveló que los responsables nunca fueron enjuiciados.
Además, Israel respondió a cada incidente con la misma estrategia: negaciones preventivas de responsabilidad; desestimación de pruebas contrarias y testimonios de testigos; uso de narrativas falsas y acusaciones de que los periodistas fallecidos eran terroristas, además de investigaciones lentas y opacas que nunca resultaron en cargos, incluso cuando el país itió su posible culpabilidad, como sucedió en el caso de Shireen Abu Akleh, veterana corresponsal palestino-estadunidense de Al Jazeera que murió por disparos de un francotirador israelí en 2022.
Cementerios de noticias
El último informe anual del J se titula 2024 es el año más mortífero para periodistas en la historia del J; casi el 70 por ciento de ellos fueron asesinados por Israel.
Este lapso sólo alcanza tres décadas, desde que esa organización recoge estas estadísticas. El informe, que en español se leería ‘Cementerio de noticias: cómo los peligros para los reporteros de guerra ponen en peligro al mundo’, trata de abarcar un periodo mucho más extenso para ayudar al público a entender las dimensiones de la matanza.
Los datos correspondientes a guerras antiguas deben ser matizados porque el número de periodistas cubriendo conflictos se ha multiplicado muchas veces en los tiempos modernos.
Aunque sólo los conflictos contemporáneos son comparables, cualquiera de ellos se queda a una distancia enorme de lo que Israel está haciendo en Gaza.
Con base en el promedio anual, por cada periodista asesinado en Afganistán o en Ucrania, mataron a 72 en Gaza en el año que corrió del 7 de octubre de 2023 al 6 de octubre de 2024.
Si la guerra de Irak fue mucho más costosa en vidas de reporteros que las dos primeras mencionadas, también se queda lejos: por cada comunicador que mataron ahí anualmente, en Gaza acabaron con más de 14.
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