Pese a Trump, el destino de los migrantes es EU; “ya estamos montados en el burro”

La migración en Centroamérica ahora avanza a cuentagotas. Ahora las caravanas se cuentan por cientos.

Son los aferrados, los esperanzados o los necios. El pequeño grupo, la mayoría muy jóvenes, camina sobre la calle de tierra con su vida en un par de morrales. Saben que están en una misión imposible y de ella, depende su futuro.

La migración en Centroamérica ahora avanza a cuentagotas. Lejos quedaron las grandes oleadas de personas que quieren llegar a Estados Unidos y actualmente se cuentan solo por cientos.

Es en el pueblo de Danlí, Honduras, a una media hora de la frontera con Nicaragua, donde siguen llegando grupos de venezolanos que, pese a los anuncios de Donald Trump de cerrar fronteras, deportar y perseguir a los migrantes sin documentos, piensan seguir adelante.

“Decimos los venezolanos, ya estamos montados en el burro”, señala Miguel Figueroa, el único del grupo con más de 40 años.

Ellos no se conocían, se encontraron en el largo camino desde su país. Los une un solo sueño, llegar a Estados Unidos para tener un mejor salario y ayudar a sus familias porque el dinero no les alcanza y están cansados de vivir mal.

Dicen que no les ha ido tan mal, sólo los asaltaron en la selva, pero más allá de eso han caminado sin contratiempos, el único enemigo ha sido su propio cansancio.

Y casi un mes después de emprender el viaje, llegaron a Danlí, donde hay un refugio gratuito. Aquí pasarán una noche y seguirán adelante.

¿Qué quieres lograr?

“Llegar a Estados Unidos pero está un poco difícil. Intentarlo y sí se puede en el nombre de Dios. Si lo llegamos a lograr sería muy grande para nosotros por todo el esfuerzo que hemos hecho y que sea en vano sería muy duro, yo salí el 29 de diciembre.
Para mí lo más duro fue la selva, muy duro, demasiado, yo sentía que ya me iba a desmayar, pero uno tiene que ser fuerte, dicen que los venezolanos somos arrechos y pues, somos fuertes, muy fuertes”, cuenta Emedy Rodríguez, de 18 años.

Pero su primera meta, que es llegar a la frontera sur de México está a 837 kilómetros. El mapa de Google les dice que tardarán ocho días en llegar, pero aunque es mucho el optimismo ellos calculan que lo harán en 18 o 20 días.

Esto les da esperanza porque el plan b de la mayoría es quedarse a trabajar en México mientras mejoran las condiciones para brincar a la unión americana.

Como César Pérez, que a sus 26 años salió de Venezuela para intentar darle una mejor vida a su hija que se quedó en su país. Él piensa que de no lograr llegar a Estados Unidos, México es una opción y en mente tiene, no sabe exactamente por qué, emplearse en Guadalajara.

“Llegar a Estados Unidos y bueno allá trabajar, ayudar a la familia, a mi hija más que todo. Mientras tanto se irá quedando uno en México, trabajar mientras que en dado caso vuelvan otra vez a abrir las citas”, explica esperanzado.

Ellos y los demás, cuentan sus experiencias mientras esperan sentados afuera del Centro de Atención al Migrante Irregular que instaló el gobierno de Honduras. Aquí podrán comer, asearse y recibir un salvoconducto que les permite cruzar este país centroamericano sin que las autoridades los detengan.

Visten parecido, alguien les entregó unos pants azules como de uniforme escolar en alguno de los cuatro países que han cruzado. Cargan también, un morral rojo de la Cruz Roja de Panamá.

Al entrar, dan sus datos y a cambio reciben ropa para descansar, jabón, toalla y una cama para pasar la noche, que esperan sea de sus últimas noches en Honduras porque con suerte, llegarán pronto a Guatemala.

Flujo a la baja


El director del Centro de Atención al Migrante Irregular, Jorge Núñez, explicó que antes de diciembre los flujos migratorios eran exponencialmente mayores a los que se registran en la actualidad.

Comentó que antes recibían alrededor de 3 mil personas diarias de diferentes nacionalidades y actualmente, esta cifra apenas llega a 500, pero puede bajar hasta 200 en un solo día.

“En diciembre nosotros decíamos, porque antes de viajar está la familia. Entonces se quedaban en reunión familiares para pasar Navidad y decíamos en enero va a volver. Entonces ha ido subiendo pero se ha mantenido bien bajo.
No así como el año anterior que pasaban hasta 3 mil migrantes diarios. Eran atendidos todos con fluidez y ahora sí ha bajado bastante”, expuso.

Las teorías del funcionario son que las personas han decidido pasar las fiestas, ahorrar el dinero que se gastaron y así poco a poco volverán a subir las cifras de migrantes. Sin embargo, dice que este fenómeno no es ajeno al cierre en la frontera de Panamá y también a los anuncios que ha hecho Donald Trump.

Sin embargo, sin importar las estadísticas, aseguró que ellos siguen trabajando y a la espera de quienes pasan por este lugar.

“Así que les damos hospedaje por una noche, en ese se les da cena, se les da su buzo su camiseta para que ellos puedan dormir tranquilos, material de aseo, toalla, jabón, y al día siguiente se les da su desayuno para que puedan viajar ellos. 
Esas son las atenciones que se les dan a las personas que requieren nuestro servicio”, concluyó.

IOGE 

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Pedro Domínguez
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  • Reportero de MILENIO desde 2010. Viajo, leo y siempre quiero fumar menos. Hoy cubro Presidencia, mañana quién sabe.
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