Bill Gates donará a su fundación 200 mil mmd para combatir la pobreza y enfermedades

FT MERCADOS

Bill Gates prometió donar 99 por ciento de su fortuna en 20 años para erradicar enfermedades como la polio y el VIH.

Hace veinticinco años, Bill Gates, entonces el hombre más rico del mundo, anunció que comenzaría a donar su fortuna para salvar vidas y reducir la pobreza, tanto en el extranjero como en su país. Desde entonces, la Bill & Melinda Gates Foundation (Fundación Bill y Melinda Gates), que el cofundador de Microsoft creó con su entonces esposa, Melinda French Gates, ha donado más de 100 mil millones de dólares (mdd) a la salud, el desarrollo y la educación mundial.

Ahora Gates, que cumple 70 años este año, redobla la apuesta. Durante los próximos 20 años, la Fundación Gates, que recibió el nuevo nombre el año pasado después de su divorcio en 2021, donará otros 200 mil mdd. El 31 de diciembre de 2045, fecha en la que Gates cumpliría 90 años, cerrará definitivamente. Para entonces, Gates se comprometió a que ya se habría gastado 99 por ciento de su fortuna, dejándole suficiente dinero, como bromeó una vez, “para mi raqueta de tenis”.

En una carta que anuncia lo que llamó “el último capítulo de mi carrera”, Gates cita a Andrew Carnegie, el magnate del acero y filántropo del siglo XIX, diciendo: “El hombre que muere así de rico muere deshonrado”. La gente dirá muchas cosas sobre él, escribe Gates. “Pero estoy decidido a que ‘murió rico’ no sea una de ellas”.

Gates ha generado casi tantas críticas como elogios a lo largo de su cuarto de siglo de filantropía, con acusaciones de todo tipo, desde proteger su riqueza tras un paraíso fiscal y comprar influencias hasta implantar chips en el cerebro de las personas. Él se mantiene firme en su postura. Argumenta que al gastar su dinero con mayor urgencia, ahora puede ayudar a resolver de una vez por todas algunos de los problemas de salud más grandes del mundo.

Entre sus muchos y ambiciosos objetivos para las próximas dos décadas se encuentran erradicar la polio (y tal vez la malaria y el sarampión), encontrar una cura para el VIH y reducir a la mitad la mortalidad infantil, que ya se ha reducido a la mitad desde el año 2000, en parte gracias a los programas que él mismo cataliza o financia.

EL gasto acomulado de la fundación Gates.
EL gasto acomulado de la fundación Gates.

La nueva estrategia es mejor, argumenta, que istrar el dinero poco a poco y priorizar la longevidad de la fundación sobre los problemas que intenta resolver. “Nos da claridad”, dice en una entrevista con el Financial Times. “Vamos a tener mucho más dinero porque estamos gastando a lo largo de los 20 años, en lugar de esforzarnos por convertirnos en una fundación perpetua”.

Gates considera que acelerar el gasto puede “poner al mundo en el camino hacia la erradicación de las muertes evitables de madres y bebés”. Es posible un progreso más rápido, dice, en parte gracias a los avances en inteligencia artificial (IA).

Pero la intención de Gates de turboalimentar su campaña de salud global podría verse socavada por la realidad política actual, con Estados Unidos (EU) y otros gobiernos occidentales recortando drásticamente la ayuda exterior. Con esto se corre el riesgo de que se retrasen los enormes avances en salud a nivel mundial que ninguna filantropía privada, ni siquiera una del tamaño de la Fundación Gates, puede lograr por sí sola.

El ataque al gasto en ayuda ha sido particularmente feroz en EU, donde Elon Musk se jactó en febrero de meter a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), “a la trituradora”.

Si Gates ha pasado los últimos 25 años defendiendo el trabajo en el tratamiento para el SIDA o la vacunación infantil, Musk se ha convertido en una especie de antiGates, calificando esas causas de “globalistas” y, en cierto modo, antiestadunidenses. Musk, que desbancó a Gates como el hombre más rico del mundo, prefiere buscar soluciones a los problemas de la humanidad a través de productos comerciales, como los coches eléctricos de Tesla, y en el espacio en lugar de en la Tierra.

La Fundación Gates, que invirtió casi 9 mil mdd el año pasado, es, por mucho, la organización filantrópica más grande de EU. Sin embargo, su gasto no se acerca al presupuesto anterior de 44 mil mdd de USAID, del cual al menos cuatro quintas partes se enfrentan a un recorte. Otros gobiernos, como el Reino Unido, Francia y los Países Bajos, también están implementando drásticos recortes a la ayuda exterior, lo que deja a Gates nadando contra la corriente.

Gates ha generado casi tantas críticas como elogios a lo largo de su vida.
Gates ha generado casi tantas críticas como elogios a lo largo de su vida.

Sin el financiamiento estadunidense, Gates dice que su sueño de erradicar la polio –ahora que de forma prometedora está cerca– fracasará.

Gates señala que las innovaciones en áreas como la tuberculosis, la malaria y la diarrea infantil que puede inducir a la muerte solo pueden llegar a las personas que las necesitan con la ayuda de los gobiernos, en particular la de EU, que históricamente ha aportado por sí solo más de 40 por ciento del financiamiento internacional para la salud mundial.

“Obviamente, nada de esto es algo que hagamos por nuestra cuenta ni que podamos hacer solos”, dice Mark Suzman, director ejecutivo de la Fundación Gates. “No somos los principales proveedores de servicios. La prestación de servicios, en última instancia, debe provenir de los gobiernos y del multilateralismo”.

El fin del propósito benéfico

Más allá de los recortes al gasto de ayuda, existe otra posible amenaza relacionada con Donald Trump que se cierne sobre los planes de Gates. Su fundación, al igual que otras, corre el riesgo de perder su estatus de organización sin fines de lucro.

Trump dijo que eliminará la exención fiscal de la que disfruta la Universidad de Harvard, una institución que su istración considera demasiado progresista. Desde hace tiempo se han anticipado medidas similares contra Gates. Ya en 2021, el vicepresidente J.D. Vance, entonces candidato al Senado, calificó tanto a Harvard como a la Fundación Gates como “cánceres para la sociedad estadunidense”.

El mes pasado, la Fundación Gates, junto con varias organizaciones más, se preparaba para una posible orden ejecutiva que eliminara su estatus de organización benéfica. “Había rumores al respecto”, dice Gates, aunque añade que la base legal de Trump para hacerlo podría ser inestable. “El Congreso creó las normas bajo las que existen las fundaciones, incluyendo la definición de propósito benéfico. No está del todo claro que una orden ejecutiva pueda invalidar eso”.

EL DATO

100 mil mdd ha donado la Fundación Gates

A la salud, el desarrollo y la educación mundial en los últimos 25 años.

Gates, que contribuyó con 50 mdd a la fallida campaña presidencial de Kamala Harris, desde hace mucho tiempo se esfuerza por presentar el trabajo de su fundación como escrupulosamente apartidista. Ha buscado alcanzar objetivos que, al menos hasta hace poco, casi todos los estadounidenses podían apoyar.

Entre estos se encuentran la reducción de la mortalidad infantil y materna, la lucha contra las enfermedades infecciosas, tratar de mejorar la producción de los granjeros pobres y la elevación del nivel educativo, principalmente en el extranjero, pero también en EU. Estos objetivos se presentaron como alineados con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU adoptados en 2015, sucesores de los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Pero en la era Trump, este tipo de aspiraciones políticas, que incluyen la “igualdad de género”, el “fin de la pobreza” y la “acción climática”, de repente se volvieron controvertidas. En un discurso pronunciado en la Asamblea General de la ONU en marzo, Edward Heartney, alto funcionario de la misión estadunidense ante la ONU, dijo que la istración Trump “rechaza y denuncia” los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), que “promueven un programa de gobernanza mundial blanda que es incompatible con la soberanía de EU y contrario a los derechos e intereses de los estadunidenses".

Gates es tajante en su opinión sobre Musk, de quien afirma que será responsable de “matar a los niños más pobres del mundo” al desmantelar USAID. Sin embargo, se muestra mucho más renuente a criticar directamente a Trump. En diciembre pasado, Gates viajó a Mar-a-Lago para una cena de tres horas con el entonces presidente electo, después de la cual declaró al Wall Street Journal que estaba “francamente impresionado” con el interés de Trump en la innovación en vacunas y el VIH.

Gates ha pasado los últimos 25 años defendiendo la vacunación infantil.
Gates ha pasado los últimos 25 años defendiendo la vacunación infantil.

Desde entonces, Gates mantiene esta postura a pesar de las pruebas de que Trump apoya plenamente el ataque a la salud mundial. Después de la decisión de Musk de desmantelar USAID, Trump dijo que la organización estuvo dirigida por un grupo de “lunáticos radicales”. El presidente tal vez no comprenda del todo el impacto de los recortes, insinúa Gates, sugiriendo que, con persuasión, podrían revertirse parcialmente.

“No sé si el presidente Trump es consciente de que estos recortes, en el caso del VIH, implicarán que cientos de miles de bebés se infecten y que literalmente más de un millón de personas mueran”, afirma. “Tanto con el poder ejecutivo como con el Congreso, vamos a abogar por la restauración de cantidades sustanciales de este dinero”.

Si bien Gates se muestra cauteloso a la hora de generar antagonismo con Trump, no está dispuesto a itir que los objetivos de salud e igualdad mundial que ha defendido durante tanto tiempo ya no los comparte el pueblo estadunidense.

“Estados Unidos no se empobreció drásticamente ni, esperemos, perdió su moral”, dice. “En general, doy por sentado que está bien salvar las vidas de niños fuera de EU”.

De magnate tecnológico a filántropo global

Gates nació en Seattle en 1955. Su padre, Bill Gates Sr., era abogado, y su madre, Mary Maxwell Gates, banquera y activista cívica. Gates abandonó Harvard en 1975 para cofundar Microsoft.

Como director general durante los siguientes 25 años, se volvió conocido por la determinación con la que convirtió a Microsoft en la compañía más valiosa del mundo. La empresa tecnológica se convirtió en una fuerza tan dominante que un juez federal, en 1999, un año antes de que Gates dejara el cargo de CEO, la calificó de “monopolio depredador”.

Durante los primeros 25 años de este siglo, Gates se ha dedicado a la causa de donar su dinero con el mismo rigor con el que lo acumuló.

De una inversión inicial de mil mdd, la fundación se expandió gradualmente. Esto se debió en parte a Warren Buffett, el legendario inversionista, que lanzó el Giving Pledge (Compromiso de Donación) junto con Bill y Melinda Gates en 2010, animando a varios multimillonarios, desde Sam Altman hasta Mark Zuckerberg, a donar más de la mitad de su patrimonio a la filantropía. Hasta la fecha, Buffett ha aportado más de 43 mil mdd a la Fundación Gates.

EL DATO

9 mil mdd invirtió la Fundación Gates

El año pasado para controlar la salud mundial.

A medida que se expandía el alcance de la misión de la fundación, la organización con sede en Seattle incorporó oficinas en India, China, Europa y varios países de África. Su plantilla aumentó de 20 a más de 2 mil personas.

Bajo la dirección de Gates, la fundación avanzó con mayor determinación hacia la salud global, donde se han logrado algunas victorias rápidas gracias a una inversión sostenida en intervenciones de eficacia probada, dice Ian Goldin, profesor de globalización y desarrollo en la Oxford Martin School. “Gates ha sabido subsanar deficiencias y no ha cambiado de enfoque”, dice. “Eso lo hace más importante que nunca, con el financiamiento público en su nivel más bajo en 25 años”.

Gates buscará maneras de reducir los costos de medicamentos que salvan vidas.
Gates buscará maneras de reducir los costos de medicamentos que salvan vidas.

El modus operandi de la fundación ha sido consistente: usar tecnología; medir la eficacia de las intervenciones; asociarse con el sector privado; y abordar las fallas del mercado.

Entre las mayores apuestas de Gates se encontraban Gavi, la Alianza para las Vacunas, a la que otorgó una subvención inicial de 750 mdd, y el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. Ambas organizaciones se propusieron aunar recursos y crear incentivos de mercado para la adquisición y distribución de vacunas infantiles, antirretrovirales y otros tratamientos a personas que de otro modo no podrían pagarlos.

La propia Gavi estima que, al proporcionar vacunas contra enfermedades prevenibles como el cólera, el sarampión y el rotavirus, causante de diarrea, a más de mil millones de niños en países de bajos ingresos, ya salvaron aproximadamente 18.8 millones de vidas, más de las que murieron en combate durante la Primera Guerra Mundial.

“Antes, los niños morían a una tasa de 200 por cada mil”, dice Seth Berkley, exdirector ejecutivo de Gavi. “Ahora estamos en el nivel más bajo de la historia. Lo que hizo en Gavi valía el Premio Nobel por sí solo”.

Al promover innovaciones y, a menudo, financiar ensayos clínicos controlados aleatorios que demuestran su eficacia, la fundación ya logró algunos éxitos notables. Un pequeño ejemplo es la implementación de un campo de recolección de sangre para mujeres que dan a luz, una intervención sencilla que permite a las enfermeras diagnosticar rápidamente la hemorragia posparto, la principal causa de muerte durante el parto. Posteriormente, pueden ser tratadas con medicamentos económicos también desarrollados con fondos de Gates.

Fondos en la mortalidad infantil.
Fondos en la mortalidad infantil.

El mayor gasto de la fundación ha sido consistentemente en la erradicación de la polio. Aunque lograr erradicarla resulta extremadamente complicado, la parálisis infantil disminuyó drásticamente. Desde finales de la década de 1980, los casos a nivel mundial se redujeron de 350 mil a unos cuantos cientos de casos nuevos en 2024.

Como señala Gates, si se puede añadir la polio a la lista de enfermedades erradicadas –la viruela sería otra más--, el gasto en prevención y tratamiento se reduciría a cero, liberando recursos para abordar otros problemas.

Gates dice que la fundación seguirá invirtiendo en áreas de eficacia comprobada, especialmente en salud y educación, y buscará maneras de reducir aún más los costos de medicamentos que salvan vidas. También seguirá invirtiendo en la investigación del Alzheimer.

Los enormes recortes al financiamiento de las ayudas podrían retrasar el progreso durante años, afirma, y ​​añade que su “forma tan repentina” tendrá consecuencias negativas tanto inmediatas como a largo plazo. “Tenemos medicamentos contra el VIH en almacenes, alimentos almacenados y esperando, encuestas demográficas de salud a medio completar”.

La fundación dice que, dependiendo de dónde se apliquen finalmente los recortes, podría ajustar el gasto para tratar de cubrir algunas necesidades. Pero Gates deja en claro que no están en condiciones de reparar todo el daño. “Es una tragedia y, si no logramos que se reviertan (los recortes del gobierno estadounidense), vamos a tener como resultado literalmente millones de muertes”.

Controversias y críticas por gastar su fortuna

Cuando Gates se propuso gastar su fortuna hace 25 años, probablemente no tenía ni idea de lo controvertidos que serían sus esfuerzos filantrópicos. Mucho antes de que Musk y Trump lo tuvieran en la mira, muchos en el otro extremo del espectro político lo criticaron por ser lo que consideraban el epítome del multimillonario sabelotodo y traficante de influencias.

En el demoledor libro de 2023 del periodista Tim Schwab, The Bill Gates Problem (El problema de Bill Gates), lo acusan de usar la fundación como “herramienta política, exención de impuestos y máquina de relaciones públicas”. Schwab declaró en una entrevista: “Su influencia en los asuntos mundiales solo tiene sentido si se cree que el hombre más rico merece la voz más fuerte”.

Incluso sus iradores se han sentido incómodos con la idea de que un hombre –por muy inteligente o bienintencionado que sea-- pueda tener una influencia tan profunda sobre las prioridades mundiales.

Las muertes relacionadas con el VIH.
Las muertes relacionadas con el VIH.

La reputación de Gates como benefactor también se vio manchada, primero por un amargo divorcio con Melinda –que ahora dirige su propia organización filantrópica, Pivotal Ventures-- y, aún más perjudicial, por su asociación con Jeffrey Epstein. Gates dijo que reunirse con Epstein fue un error, pero insiste en que no tuvo ninguna relación comercial ni amistad con el delincuente sexual condenado.

Gates se muestra abierto a las preguntas planteadas por Schwab y otros sobre si los multimillonarios deberían pagar más impuestos. Apoya un impuesto al patrimonio elevado para evitar la acumulación de “riqueza dinástica”, dice. Sin embargo, no llega a estar de acuerdo con propuestas más radicales. “Bernie Sanders cree que no debería haber multimillonarios en absoluto”, dice sobre el senador de Vermont. “Y, saben, tal vez sea parcial, pero no estoy de acuerdo”.

Para Gates, la mayor indignación ha sido la reacción negativa contra las vacunas, a las que califica de “herramienta fantástica” y que muchos expertos en salud consideran tal vez la intervención sanitaria más rentable. “¿Acaso esperaban que el gobierno estadunidense tuviera como líder de su sistema de salud a alguien que ha criticado las vacunas, y en concreto mi función, con tantas falsedades?”, dice Gates, refiriéndose al nombramiento por parte de Trump de Robert F. Kennedy Jr., un escéptico declarado sobre las vacunas, como secretario de Salud de EU.

Los expertos en salud dicen que el ataque a la ayuda al desarrollo deja al mundo vulnerable a un repunte de enfermedades infecciosas, desde el sarampión hasta la polio, un impacto que se sentirá primero en los países pobres, pero que podría repercutir en Occidente. El que se esté preparado para una pandemia podría ser otra víctima, advierte Suzman, director ejecutivo de la fundación.

Hassan Damluji, antiguo empleado de la Gates Foundation y director del grupo de expertos Global Nation, dice que Gates ha evitado cuidadosamente la política, pero que esta lo ha absorbido de todos modos. “Eligieron salvar vidas de niños precisamente porque ¿quién tendría algún problema con eso?”.

Suzman dice: “Seguimos creyendo que, cuando se les explica claramente, tanto a los líderes políticos como a los ciudadanos estadunidenses o británicos, que la pequeña cantidad de dólaressalvará la vida de un niño, se sienten muy cómodos gastándolo”.

Es una convicción que, en los próximos meses y años, se pondrá a prueba.

OMM


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