¿De activista de inversión a simple activista social? Carl Icahn, el octogenario multimillonario de Wall Street, va a presentar a dos candidatos para la elección dentro del consejo de istración de
McDonald’s.
El antiguo tiburón corporativo suele tener en mente una jugada financiera cuando agita a una empresa que considera indisciplinada. En el caso de McDonald’s, solo quiere que el gigante de la comida rápida de Estados Unidos garantice un mejor trato a los cerdos que se utilizan para los Egg McMuffins y otras comidas que se incluyen en su menú.
Curiosamente, la compañía de hamburguesas afirma que Icahn solo tiene 200 acciones, cuyo valor se encuentra en aproximadamente 50 mil dólares.
Este pequeño gasto pone de manifiesto la condición excepcional de la campaña más reciente de Icahn. Sin embargo, las empresas de Estados Unidos y sus consejos de istración deben estar preparados para ataques cada vez más inusuales. Incluso los inversionistas activistas más duros están en la búsqueda de estrategias ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por su sigla en inglés), tratando de presionar a las empresas sobre cuestiones poco claras en las que no se trata de maximizar las utilidades.
El año pasado, un nuevo fondo de inversión, Engine No. 1, tuvo éxito en colocar a tres directores en el consejo de istración de ExxonMobil a pesar de poseer apenas 0.02 por ciento de la empresa. El fondo alegó que Exxon no había estado a la altura de los imperativos de la lucha contra el cambio climático.
Engine No. 1 fue los suficientemente persuasivo como para conseguir el apoyo de accionistas de ExxonMobil mucho más grandes. Según un informe reciente del banco de inversión Lazard, las campañas de la agenda con responsabilidad social las comienzan ahora titanes como Third Point, y no solo fondos de impacto social que son poco conocidos.
En McDonald’s, Icahn se alinea con la Humane Society of the United States, que había presentado una propuesta no vinculante de los accionistas exigiendo cambios en la forma como se mantienen a las cerdas embarazadas. Según la organización no gubernamental, lleva una década discutiendo el tema con McDonald’s e Icahn. Asegura que la cadena de comida rápida se comprometió en 2012 a poner fin al uso de los llamados puestos de gestación, en los que se aloja a las cerdas durante su embarazo. De hecho, los críticos afirman que estos pueden dañar la salud de los animales.
Grupos como la Humane Society suelen estar detrás de este tipo de propuestas de los accionistas por motivos éticos. Recientemente, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés) endureció las reglas para hacer que esta tarea sea más difícil para los pequeños accionistas.
La unión de una organización de justicia social con un inversionista ruidoso es una nueva arista. McDonald’s, por su parte, informó que va a revisar a los candidatos a directores que presenta Icahn, y agregó que sus políticas sobre el trato a los animales son “líderes en la industria”. Lo que se aplica aquí, como en cualquier compromiso activista impulsado financieramente, es que los grupos de inversionistas con grandes participaciones decidirán quién tiene razón.
- Te recomendamos Queda corto G20 con 60 mmdd de ayuda para los países pobres Financial Times