Cualquiera que sea el impacto final de OpenAI en nuestro mundo y la inteligencia artificial (IA) de nivel humano que aspira a desarrollar, ya puede reclamar una entrada en los libros de historia. Ninguna otra empresa ha construido tan rápido un imperio de internet para el consumidor.
A Google le tomó 13 años alcanzar mil millones de s, mientras que Facebook llegó al mismo hito en ocho. Gracias al éxito viral de ChatGPT, OpenAI parece estar en camino de lograrlo en tres.
La velocidad tomó por sorpresa incluso a sus directivos. Hasta hace poco insistían en que su principal objetivo era convertir la firma en una plataforma de IA a la que otras empresas pudieran conectarse, no en una compañía de consumo por derecho propio. Sin embargo, el director ejecutivo, Sam Altman, la semana pasada dijo que su audiencia se duplicó en cuestión de semanas y ahora representa una décima parte de la población mundial.
Esto es increíble: ChatGPT superó los 200 millones de visitantes semanales en agosto pasado. Su rápido crecimiento le dejó poco tiempo para abordar algunas de las preguntas más fundamentales para cualquier empresa de internet de consumo.
Una de ellas: ¿cómo puede OpenAI mantener la atención de los s cuando sus gigantescos rivales controlan los principales canales de distribución digital? Meta tiene una enorme audiencia cautiva en redes como WhatsApp e Instagram. Apple tiene el iPhone. Mientras estas compañías promocionan sus propia IA de consumo multipropósito, OpenAI se enfrenta al mismo reto que tuvo Google en sus inicios: mantener una conexión directa con sus s (en el caso de Google, la amenaza provenía de Microsoft Windows, que dominaba el mundo de la computación en ese entonces).
OpenAI al menos puede mencionar el atractivo acuerdo de distribución que alcanzó con Apple el año pasado. Por ello Siri, de Apple, ofrece transferir algunas consultas de los s a ChatGPT si no puede responderlas por su cuenta. Sin embargo, si Apple logra superar el reciente revés que retrasó el lanzamiento completo de sus propios servicios de IA, esto parece estar diseñado para ser solo un acuerdo temporal.
OpenAI tendrá que desarrollar sus propios dispositivos y software para sortear estos obstáculos. Google, que enfrentó el mismo problema en sus inicios, creó el navegador Chrome como alternativa a Microsoft y utilizó Android para competir con el iPhone. El éxito de esta estrategia se volvió en su contra: el juez que supervisa el caso antimonopolio de EU contra la empresa de búsquedas en los próximos meses decidirá si obliga a Google a escindir Chrome. De hacerlo, puede presentar a OpenAI una gran oportunidad para comprar una plataforma que utiliza más de la mitad de los s de internet del mundo.
Una segunda pregunta que OpenAI apenas empezó a abordar es cómo generar ingresos con esta nueva audiencia. La publicidad es la vía que prefieren las empresas de internet del mercado masivo. Altman ha rechazado la idea, prefiriendo depender de suscripciones.
Esto ha generado resultados impresionantes. Los ingresos de la compañía ascendieron a alrededor de 4 mil millones de dólares el año pasado, y los inversionistas le otorgaron una valoración de 300 mil millones, pero Google no alcanzó esa valoración hasta que sus ingresos anuales alcanzaron 60 mil millones, una muestra de lo mucho que OpenAI aún tiene que demostrar.
En una reciente conversación con Ben Thompson, del boletín informativo de Stratechery, Altman dijo que preferiría generar ingresos remitiendo a los s directamente a sitios de comercio electrónico en lugar de a través de anuncios. Si ChatGPT se convirtiera en un asistente y agente multipropósitos en el que los s de internet confiaran para guiarlos por el mundo digital, podría estar en una posición ventajosa para obtener utilidades. Sin embargo, la construcción de una economía de comercio electrónico completamente nueva en torno a este servicio ni siquiera ha comenzado.
La tercera gran pregunta: ¿para qué sirve exactamente ChatGPT? Su reciente aumento de s se produjo después del lanzamiento de la generación de imágenes en su modelo GPT-4o, lo que desató un furor viral en línea por crear imágenes al estilo de Studio Ghibli, una reconocida casa de animación japonesa.
Estas funciones pasajeras pueden impulsar picos de uso, pero difícilmente constituyen una base sólida para el crecimiento futuro. Comparemos este dilema con Google, cuyos s sabían desde su primera visita cuál era la función del servicio: mejorar las búsquedas en la red.
Muchas personas encuentran un gran valor en ChatGPT, desde obtener ayuda con las tareas hasta realizar investigaciones exhaustivas. Pero está evolucionando rápidamente. La búsqueda en la red se añadió en octubre, lo que abrió la competencia a Google. Este mes se amplió su memoria para aprovechar todas sus interacciones previas con un al responder a una solicitud, un gran paso para convertirlo en el tipo de agente en línea personalizado con el que Altman sueña.
Esta estrategia de producto inconcluso tiene sentido en un mundo donde la IA evoluciona rápido y donde el objetivo final todavía no está claro. Pero mientras se acerca a los mil millones de s, OpenAI aún tiene un largo camino por recorrer para demostrar que puede convertirse en el próximo gigante del internet de consumo.
