El friendshoring (la deslocalización de empresas a países aliados o amigos), así como el futuro de las relaciones comerciales, es complicado. Y en ninguna parte es más claro que en la oferta de adquisición por US Steel que presentó Nippon Steel por 14 mil 100 millones de dólares, a la que, por motivos de seguridad nacional, se opusieron tanto el presidente Biden como el ex mandatario Trump, así como la vicepresidenta Kamala Harris. El acuerdo estará bajo escrutinio durante otros tres meses: la semana pasada, el Comité de Inversión Extranjera en EU (Cfius, por su sigla en inglés) tomó la decisión de ampliar el periodo de revisión.
La extensión le dará al Cfius más tiempo para examinar las posibles ramificaciones del acuerdo, pero también le dará a Harris un respiro para manejar la política del acero en Pensilvania. Allí, a pesar de la oposición al acuerdo por parte de los sindicatos, algunos trabajadores ahora se muestran preocupados de que si no se lleva a cabo, perderán sus empleos.
Es una amenaza explícita del director ejecutivo de US Steel, Dave Burritt, que promete cerrar tres plantas del área de Pittsburgh que dan empleo a más de 3 mil personas si el acuerdo no se aprueba. Su interés no es solo corporativo; si se concreta, recibirá un bono de 70 millones de dólares por el cambio de control. Tanto US Steel como Nippon ya comenzaron a realizar un fuerte cabildeo contra el sindicato United Steelworkers (USW) y la oposición de la Casa Blanca, con anuncios que instan a Pittsburgh a “mantener los empleos del acero en la ciudad del acero”.
Eso ejerce presión sobre Harris, que necesita ganar Pensilvania para llegar a la Casa Blanca, pero también subraya un punto importante. Si bien cualquier oposición a la adquisición de Nippon se presenta como una simple cuestión de proteccionismo frente al libre comercio, en realidad se trata de mucho más: la financiarización y la toma de rehenes por parte de las corporaciones, la historia de fusiones y adquisiciones extranjeras y acuerdos comerciales con EU, y la economía real de la seguridad nacional.
Como escribí a principios de año, es comprensible que aliados como Japón se sientan confundidos cuando EU dice que quiere mantenerlos más cerca mientras intenta desvincularse de China, y luego se opone a acuerdos como el de Nippon, pero también es cierto que el diablo está en los detalles, y en este caso, llenos de detalles problemáticos.
Tomemos como ejemplo el pago potencial de 70 millones de dólares que le correspondería a Burritt, quien llevó a un asesor sindical a sugerir que se pusiera a un hombre vestido como el “Tío Rico Pennybags” (Mr. Monopoly) del juego de mesa Monopoly en las esquinas de Pittsburgh en señal de protesta. Es solo un ejemplo de la financiarización de US Steel (que se ha apalancado en los últimos años), que es parte de lo que llevó a la compra en primer lugar.
Burritt tiene un gran interés económico en que se lleve a cabo la transacción, pero también lo tiene Nippon. Si el acuerdo no obtiene la aprobación regulatoria, Nippon tendrá que pagar una multa por cancelación inversa a US Steel de 565 millones de dólares. No es de extrañar que ambas empresas hayan llegado a un acuerdo.
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Nippon se comprometió a no realizar despidos ni cerrar plantas durante al menos dos años como resultado de la adquisición, y dice que invertirá dinero en la operación en Mon Valley, en Pittsburgh. Aun así, vale la pena señalar que su interés inicial sólo era comprar las operaciones no sindicalizadas de US Steel en Arkansas, incluidas las miniacerías más baratas de operar.
Además está el reto de qué sucedería si las promesas de inversión y pensiones hechas hoy llegan a cambiar en el futuro. Hay una larga historia de promesas de este tipo que salieron mal en fusiones transfronterizas, desde la negativa de Daimler a permanecer neutral en las campañas de sindicalización de Mercedes en EU hasta los problemas actuales entre la UAW y Stellantis, que se está dando marcha atrás a promesas de inversión anteriores debido al cambio de las “condiciones del mercado”.
Japón acordó que si surgen conflictos se juzguen en los tribunales de EU, pero los defensores de los trabajadores temen que sin alcance legal a la matriz en Japón, eso no llegue a ser suficiente. De acuerdo con el USW, hacer cumplir una sentencia contra una corporación extranjera cuyos activos no están en EU será demasiado difícil y complicado para garantizar su capacidad de cobrar total y rápido. Cualquiera que haya tenido que lidiar con una disputa transfronteriza sabe que es muy probable que eso sea cierto.
La protección de los empleos sindicalizados es una parte importante de esta historia, pero también se trata de la producción integrada de acero en EU. El acero de calidad industrial del tipo que se fabrica en el valle de Mon se utiliza para productos de alta calidad, incluido el equipo de grado militar. US Steel no tiene contratos de defensa actuales, pero los productos fabricados en sus instalaciones sindicalizadas son del tipo que se utiliza para aumentar la capacidad en tiempos de guerra. Ese tipo de producto aún no se puede fabricar en las miniacerías del sur.
¿Por qué debe importarles a los estadunidenses? Porque las cadenas de suministro se pueden utilizar como armas y, si bien Japón es un aliado, también es un competidor económico en industrias estratégicas. Nippon ayudó a construir la industria siderúrgica de China y está acusado de dumping de acero en EU. Algunos temen que el acuerdo pueda traer más exceso de capacidad japonesa al mercado estadunidense de formas que pueden socavar la producción integrada.
¿Se puede contar con un participante japonés que disfruta del apoyo estatal en el país para aumentar la producción de acero nacional de EU en las áreas más estratégicas a largo plazo? ¿La subsidiaria estadunidense de Nippon estará dispuesta a presentar casos comerciales que la pongan en conflicto con su matriz? Tal vez. De cualquier manera, imponer legalmente su cumplimiento será algo casi imposible de lograr. En resumen, un acuerdo que se presenta como una simple cuestión política en lugar de económica es un indicador de muchas preguntas difíciles. Hasta ahora, no hay respuestas fáciles.
