La istración de Donald Trump puso fin a la aprobación federal del controvertido plan de tarifas para contrarrestar el congestionamiento vehicular en Nueva York, un desafío a la autoridad estatal que puede conducir a una batalla judicial.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, informó la decisión en una carta a la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul. “Comparto las preocupaciones del presidente sobre los impactos para los estadunidenses de clase trabajadora que ahora tienen una carga financiera adicional que contabilizar en su vida diaria”, escribió.
Trump elogió la medida en redes sociales: “Las tarifas por congestión están muertas. Manhattan y todo Nueva York están salvados. ¡Viva el rey!”.
“Somos una nación de leyes, no gobernada por un rey”, respondió Hochul en una declaración en X. “El transporte público es el elemento vital de la ciudad de Nueva York y es fundamental para nuestro futuro económico, como lo sabe muy bien tanto un neoyorquino como el presidente Trump (...) Nos veremos en el tribunal”, añadió.
La Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA, por su sigla en inglés), entidad estatal que opera el sistema de metro y autobús de Nueva York, demandó a la istración Trump en un tribunal federal apenas una hora después de que se anunciara la decisión, según el presidente y director ejecutivo del organismo, Janno Lieber.
Agregó que era “desconcertante” que el Departamento de Transporte “cambiara de rumbo”.
La MTA presentó la demanda “para garantizar que el exitoso programa, que ya ha reducido la congestión… al tiempo que aumenta las velocidades de los autobuses y vehículos de emergencia, continúe”.
La decisión federal fue un “esfuerzo infundado para arrebatar esos beneficios a los millones de s del transporte público, a los peatones y, sobre todo, a los conductores que llegan al distrito comercial central de Manhattan”.
Kathryn Wylde, presidenta y directora ejecutiva de Partnership for New York City, que representa a líderes empresariales y grandes empleadores, calificó la decisión como “un terrible error”. El cobro “ha dado como resultado una reducción de la congestión del tráfico, calles más seguras, aire más limpio y está generando ingresos para el transporte público”, afirmó.
La istración señaló que no está de acuerdo con el alcance “sin precedente” del programa, la falta de una alternativa gratuita para los conductores y cómo el estado calculó la tarifa.
Trump hizo campaña con la promesa de poner fin a las tarifas y las calificó de “un enorme asesino de negocios” y un “desastre para Nueva York”.
En una declaración por separado, Duffy dijo que el plan es una “bofetada a los estadunidenses de clase trabajadora y a los propietarios de pequeñas empresas” y que “el programa de peaje deja a los conductores sin ninguna alternativa de autopista gratuita y, en cambio, toma más dinero de los trabajadores para pagar un sistema de tránsito y no autopistas. Es retrógrado e injusto”.
El Departamento de Transporte retiró una autorización federal crucial que le otorgó a Nueva York la istración de Joe Biden el año pasado. La ciudad se convirtió en la primera en lanzar un programa para imponer una tarifa al congestionamiento con el objetivo de aliviar el tráfico y recaudar 15 mil millones de dólares para el sistema de transporte local.
El programa estuvo funcionando, de acuerdo con los primeros datos, con un aumento de las velocidades en las horas pico de los puentes y túneles. La MTA informó una reducción significativa en el número de vehículos en la zona, así como un aumento en el número de pasajeros y velocidades del transporte público, durante el primer mes del programa.
Según el plan, que comenzó a principios de enero, los conductores que ingresan a las áreas más concurridas de Manhattan durante las horas pico deben pagar una tarifa de 9 dólares. El Departamento de Transporte indicó que el peaje no “se estableció para que su principal (objetivo fuera) recaudar ingresos para el transporte, sino para (llegar a) una cantidad necesaria para reducir el congestionamiento”.
El plan original suponía un pago de 15 dólares por el congestionamiento en 2024, pero Hochul detuvo el programa porque temía que perjudicara a los candidatos demócratas en las urnas. Instituyó el programa con el peaje más bajo después de la victoria de Trump en noviembre.
Phil Murphy, gobernador de Nueva Jersey, hizo un último intento de bloquear el pago de una tarifa por el congestionamiento de la ciudad de Nueva York en los tribunales federales, pero fracasó. El día de la inauguración, Murphy escribió una carta a Trump pidiéndole que echara un vistazo al plan, al que calificó de “un desastre para los trabajadores y las personas de clase media de Nueva Jersey que se trasladan para su trabajo”.
Duffy citó las preocupaciones de Murphy en su carta a Hochul.
Con información de: Sam Learner y Zehra Munir en Nueva York
