Debido a la pandemia, el nuevo poder radica en quien tiene las llaves de las vacunas en el mundo. En América Latina, una de las llaves la tiene el empresario argentino Hugo Sigman, afín a las causas culturales y de izquierda, que acompañará al presidente Alberto Fernández en su plan por establecer un eje político latinoamericano entre México y Argentina.
“La gente de Buenos Aires todavía no reconocería a Hugo Sigman en la calle”, dijo un periodista argentino que habló en condición de anonimato a propósito del empresario farmacéutico que ha desarrollado el agente activo de la vacuna de AstraZeneca, el vial desarrollado en conjunto con la Universidad de Oxford y que se distribuirá en toda América Latina gracias a un acuerdo continental.
Sin embargo, el perfil de Sigman, que es parte de la comitiva del presidente Alberto Fernández en su viaje a México, ha crecido en los últimos meses. Al grado, comenta el periodista argentino, que en la página oficial del empresario apareció recientemente una biografía que explica quién es, como hizo su fortuna y cuál es su posición política.
En un nota de finales de agosto de 2020, el periódico El País retrató a Sigman, director del grupo Insud, como el hombre que vacunará a América Latina.
“Sigman, médico psiquiatra, magnate de la biotecnología, productor de grandes éxitos cinematográficos y director de Le Monde diplomatique en el Cono Sur, se reencuentra en la ‘operación vacuna’, con Carlos Slim” escribió Enric González para el influyente periódico español.

Unos días antes, el diario La Nación de Argentina también había publicado un perfil. Caracterizaba a Sigman como el empresario que siempre ha coqueteado con el ala izquierda de la política y ahora será responsable de elaborar la nueva vacuna.
Por esas fechas, Forbes lo colocó como el sexto empresario más rico de Argentina, con una fortuna de 2 mil mil millones de dólares. Grupo Insud es un conglomerado empresas farmacéuticas —entre ellas Elea, el principal competidor de Genomma Lab en Argentina, como accionista—, agropecuarias, de edición y producción de cine.
El acuerdo que hizo a Sigman saltar a la fama como "el vacunador de Latinoamérica" consiste en que sus industrias, con las instalaciones y la experiencia adecuadas, fabriquen las vacunas que se distribuirían en el continente.
Insud elaborara el principio activo de la vacuna, se lo vende a AstraZeneca, que entregará el producto a la empresa mexicana Limont para que lo envase y se lo devuelva a AstraZeneca para que lo comercialice en el continente. Se supone que las primeras dosis estarán listas en marzo.
Pero el público descubrió que detrás del empresario farmacéutico, una industria cuyos capitanes tienen en general un bajo perfil, hay la historia de un intelectual de izquierda que terminó comandando un poderoso grupo industrial, con un gran poder de influencia sobre los gobiernos peronistas y de izquierda en Argentina. Sigman es uno de los aliados empresariales más importantes del gobierno de Alberto Fernández.

La carrera empresarial de Hugo Sigman
La fortuna de Sigman viene en realidad de su esposa Silvia Gold. Ella es la hija de Roberto Gold, dueño de los laboratorios Syntal. Gold era parte de un extrañísimo fenómeno argentino: grandes empresarios de origen judío al mando de compañías que financiaban al partido comunista (construcción, farmacéuticas, bancos, compañías de publicidad y distribuidoras de refresco, como Coca Cola). Con el golpe de estado de 1976, Roberto Gold se exilió en España e inició una farmacoquímica.
Y hasta allá llegaron Silvia, que era una farmacobióloga, y su bohemio esposo Hugo, un psiquiatra al que difícilmente se le veía alguna virtud empresarial.
“Aquella decepción inicial con la que llegue a España después de haber tenido que dejar mi país me facilitó el cambio de mentalidad. Fue decisiva la inteligencia de mi suegro, que me llevó de la mano lentamente, sin que yo me diera cuenta. Yo creo que él pensaba en su hija, en sus nietos, y se diría: este, como psiquiatra, qué futuro tiene?”, dijo Sigman para su biografía publicada en Los que dejan huella: 20 historias de éxito empresarial
Gold le propuso a su yerno y a su hija poner una empresa de comercialización para el mercado europeo de las sustancias activas que él producía. Así se creó en 1977 Chemo.
“Nos diferenciamos de los demás porque los bróker tradicionales eran comerciantes sin formación científica”, escribió Sigman, “me entusiasmaba la idea de adelantarme a las prácticas estrictamente comerciales y tratar de ver con años de anticipación los productos que podrían necesitarse en el mercado”.
En 1984 la pareja incursionó en la producción de fármacos adquiriendo una pequeña fábrica en Italia. Sigman se expandió a los mercados internacionales: Estados Unidos y Europa Occidental, por un lado; y por el otro, supo entrar a mercados mas desregulados como Cuba, Rusia y el bloque ex soviético.

Desembarcaron de nuevo en Argentina en los años de 1990, en plena época menemista, asociándose con empresas locales. En 1994 supieron convertir sus fábricas en los principales productores de la vacuna contra la fiebre aftosa, que cuidaría del rico ganado argentino.
De acuerdo con Alejandro Galiano y Hernán Vanoli, autores de Los dueños del futuro (Planeta, 2017) un libro de perfiles empresariales, para 2015 Chemo había comprado industrias en México, Turquía, Brasil, Estados Unidos, Marruecos, y establecido consorcios en América Central, Europa, China e India.
“Hoy Chemo tiene 5 mil profesionales en más de 12 centros de alto rendimiento e investigación que proveen una red de fabricación propia con puntos de o comercial en más de 95 países”, escribieron Galiano y Vanoli.
En 2007 Hugo Sigman se retiró de la operación de Chemo y dejó la responsabilidad a su hijo mayor. Entonces incursionó en la biotecnología desarrollando, por un lado, una vacuna para tratar el cáncer del pulmón, y por otro, asegurándose el monopolio temporal de la fabricación de una vacuna contra la gripe AH1N1.
Los otros giros de Hugo Sigman
En Argentina, la gran producción ganadera es el ámbito de la aristocracia local. Sigman, sin embargo, incursionó con éxito en la producción de ganado bovino y ovino, así como en la agricultura y la producción de madera.
De acuerdo Galiano y Vinoli, sólo en la Patagonia, Sigman tiene 200 mil hectáreas dedicadas a estos negocios. Además, le gusta presumir el carácter sustentable de sus estancias en el campo y el buen diseño de los productos que allí se confeccionan.

Los Sigman han creado Solantu, una marca de productos de madera y piel de cocodrilo que quiere competir con las grandes empresas de lujo internacional como Hermès y Botegga Veneta. El caimán sudamericano, por cierto, es una especie en peligro de extinción que los Sigman crían para preservar la especie. Una hija del ex presidente español Felipe González se encarga del marketing de Solantu.
Sigman también ordeña prestigio por la adquisición la editorial Capital Intelectual que tiene 600 títulos en su catalogo y la edición de Le Monde diplomatique para el Cono Sur.
Pero de manera más importante, su papel en la cultura argentina ha quedado marcado por Kramer & Sigman, la productora de cine, que ha hecho filmes con Ricardo Darín, por ejemplo. En 2018 lanzaron un documental sobre José Mujica, el ex presidente de Uruguay, dirigido por Emir Kusturica.
El covid-19, la oportunidad de Sigman
La pandemia ha dado a Sigman una oportunidad para presentarse como el salvador, pero su papel no ha estado exento de escándalos y ha sido la puerta de entrada para iluminar su lugar en la política local.
El perfil publicado en La Nación habla de sus ligas con el centroizquierda pero también de sus guiños al “sueño presidencial de Macri”. Según el diario argentino dos de sus firmas farmacéuticas donaron un millón de pesos a la campaña del ex presidente.
Una periodista del mismo diario acusó recientemente a Hugo Sigman de haber influido en su gran amigo, el entonces secretario de salud Ginés González García, para que el gobierno argentino no cerrara un acuerdo con la farmacéutica norteamericana Pfizer.
Argentina se encuentra rezagada en su plan de vacunación pues apostó por la vacuna rusa Sputnik V, que se ha tardado en llegar al país sudamericano, y por la vacuna de AstraZeneca, cuyas primeras dosis están planeadas para el próximo mes. Inexplicablemente, Argentina no cerró con Pfizer. Chile, en cambio, si lo hizo y es uno de los países latinoamericanos más avanzados en la vacunación.

En la víspera del viaje de Fernández a México se desató una crisis política pues se hizo público que había un esquema vacunación en Argentina, conocido como el caso de las "vacunas VIP", ligado en alguna medida a la inoculación de dos legisladores que viajarían a México, donde campea la pandemia.
El Ministro de Salud tuvo que renunciar. La diplomacia covid-19 de Alberto Fernández llega lastimada. Habrá que ver si Fernández logra en esta ocasión establecer un polo latinoamericano de gobiernos de izquierda comandado por México y Argentina, eje en el que el Sigman desempeña, sin duda, un papel importante.
dmr