Un termómetro llamado desfile

Para recordar la victoria del Ejército Mexicano sobre la milicia invasora de Francia, hace 163 años, se realiza un desfile cívico-militar en el que más allá de la participación de escuelas, dependencias y tropas, se convierte en un acto político lleno de señales, mensajes y lecturas.

Así, esta parada celebrada desde 1953 gracias al entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines ha servido como un termómetro que nos ayuda a comprender el estado de salud que guarda la relación entre Palacio Nacional y Casa Aguayo.

En ese sentido, el evento no tiene desperdicio y para muestra el reportaje publicado por mi compañero Carlos Morales en la multiplataforma de Milenio, donde hace un recuento de los presidentes que vinieron a presenciar esta celebración y la cantidad de veces que lo hicieron.

Así, da cuenta de que el único que acudió año con año fue Felipe Calderón, a pesar de tener que presentarse de mala gana entre 2007 y 2010, años en que Mario Marín, El Góber Precioso, fungía como mandatario.

Y es que siendo candidato a la presidencia, el panista acudió hasta la sede del Congreso local a solicitar su remoción, llegando a levantar una tarjeta roja para que lo expulsaran, como si se tratara de un encuentro de futbol.

De tal suerte que en 2007 únicamente se quedó a ver a los contingentes militares, para despedirse de forma parca.

No fue la primera vez que el frío del silencio se hizo presente; ya Ernesto Zedillo y Melquiades Morales lo sintieron, y el alejamiento fue tal que el entonces presidente prefirió atestiguar una representación de la batalla, pero en el Zócalo de la Ciudad de México.

En 2003 Vicente Fox prefirió mandar a su entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel y enviar un mensaje desde el Campo Marte.

Según lo veo, el morenovallismo vivió sus mejores desfiles cuando Calderón apadrinó a su correligionario, con quien festejó el 150 Aniversario de la batalla y echaron la casa por la ventana. Ahí, la pasarela política dejo de ser tricolor, como lo fue desde un inicio, para tener tonos azules y matices multicolor.

Con Antonio Gali al frente del estado, no se pudo medir la temperatura.

Vino entonces el sexenio más turbulento en el estado, gobernadores fueron y vinieron, al igual que una pandemia; sin embargo, Andrés Manuel López Obrador: acudió al desfile, primero con Miguel Barbosa, y luego con Sergio Céspedes.

En el primer caso hubo grandes especulaciones políticas pues los claroscuros marcaron la relación entre el poblano y el de Macuspana. Con Céspedes, todo pareció miel sobre hojuelas, había que bajar la cortina de la mejor manera.

Hoy, Claudia Sheinbaum verá el desfile por primera vez en su mandato, lo mismo que Alejandro Armenta; los agoreros predicen buen clima.


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Andrés Lobato
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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