Wagnermaníacos, aquí saludándolos desde un lugar recóndito, secreto, en el que me encuentro descansado, después de unos días de arduo trabajo y de una gran convivencia con los aficionados latinos y estadunidenses que radican en Chicago, Illinois.
Muy contento con su recibimiento, con el reconocimiento que le dieron a mi desempeño, no solamente con sus aplausos, sino aventando una buena cantidad de dólares al centro del ring.
Ustedes dirán, ah que Dr. Wagner Jr. se deja llevar por los dolarucos, y yo les respondo que no es así.
Claro que también ayudan, pero lo verdaderamente importante es que simbolizan una añeja tradición de la lucha libre mexicana, que representa que cada uno de los asistentes considera que valió la pena invertir en un boleto, para presenciar una lucha de su servidor.
¡Imagínense! Que importante es, que no les importa gastar más dinero del que ya invirtieron en su entrada. Muchas gracias a todos y cada uno de ellos.
Tradiciones como ésta son las que hacen muy difícil, tan solo considerar la idea de retirarse de Doña Lucha. Me imagino que eso le sucede a mi amigo, el Vampiro Canadiense.
Recién leí, unas líneas en las que se sinceró con el público sobre su actual estado de salud, el cual de alguna manera merma su desempeño en el ring.
Fue doloroso enterarme de esta situación, pero desde aquí le digo que su personaje ha plasmado un gran legado en nuestro deporte y que se vale reconocer que es tiempo de alejarse un poco, solo un poco.
Estoy seguro que Doña Lucha tiene muchos lugares reservados para todos sus hijos después del retiro. Vampiro Canadiense es uno de sus vástagos consentidos y seguirá aportando sus ideas para hacerla cada día más grande, más poderosa.
Wagnermaníacos se los dejo de tarea, piénsenlo y me hacen saber sus opiniones a través de mis redes sociales.
Un abrazo y mi reconocimiento para mi querido Vampiro Canadiense.
Y recuerden, que en mi casa y con mi gente, se me respeta. Bien, Bien, Bien.