A lo largo de la semana sucedieron varios eventos que ayudaron a que nuestra moneda ganara terreno respecto al dólar; lo primero fue la buena noticia de que Estados Unidos y China habían llegado a un acuerdo, en principio de lo que se ha denominado la primera fase (nadie sabe cuántas más existirán) en la negociación entre ambos países.
Lo que se sabe es que en este acuerdo los estadunidenses decidieron aplazar los aranceles que impondrían a productos chinos de importación por valor de cerca de 100 mil millones de dólares; además redujeron de 15 a 7.5 por ciento los impuestos que se habían decretado en septiembre para 125 mil millones de dólares de mercancías chinas hace algunos meses, pero quedó una partida importante de 250 mil con tarifas de 25 por ciento.
Lo anterior no necesariamente elimina la incertidumbre que este conflicto ha creado, pero no cabe duda de que es un adelanto positivo; la parte más difícil de esta negociación seguro estará en la fase dos, que dará inicio en enero próximo. Pues bien, todo este evento repercutió favorablemente en el valor de nuestra moneda, ya que para México es muy importante que la economía estadunidense siga robusta, y este acuerdo, va en ese sentido.
Otro acontecimiento positivo, más allá del desconcierto que causó el tema laboral, fue la firma del T-MEC entre Estados Unidos, México y Canadá; este logro era importante para México, ya que había mucha incertidumbre por parte de los inversionistas. La firma de este nuevo tratado, aunque representa algunos retos importantes, le da certidumbre a nuestro comercio internacional.
El evento que quizás tuvo más impacto fue el hecho de que la calificadora Fitch, que probablemente ha sido la más crítica sobre nuestra calidad crediticia, mantuvo la calificación de BBB con horizonte de estabilidad a nuestra deuda soberana; esto significa que estamos aún con Fitch dos escalones por arriba del grado de inversión, esta noticia sorprendió a muchos analistas que pensaban —casi como inminente— que esta calificadora nos bajaría un escalón en la escala crediticia.
El efecto que causaron estos tres eventos en nuestra moneda fue una revaluación de 19.20 centavos de peso por dólar, a 18.92. Esto ayudó mucho a que el Banco de México (Banxico) bajara la tasa de interés el jueves en su reunión de política monetaria.
El peso de aquí al cierre del año podrá cerrar alrededor de 19.20, lo cual es magnífico ya que el año actual inició en 19.60. Nuestra moneda es de las pocas que en el transcurso del año se revaluó respecto al dólar; lo que más contribuyó fue la disciplina fiscal, una política de Banxico de altas tasas de interés reales y no haber incrementado el endeudamiento.
Ojalá y estas políticas se mantengan para el año entrante, pero complementadas con otras que alienten el crecimiento económico.
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