El placer de criar

  • Criando Consciencia
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  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

¿Qué se puede cocinar con $26.66 pesos al día? ¿Cómo se prepara una comida digna con $8.88 pesos cada vez?

La respuesta es obvia: No se puede.

Por eso, aunque las madres ya ponen su parte de la manutención de uno o más hijos al brindarles cuidados, tenemos un 60% de la población de mujeres madre del país trabajando triples turnos para poder poner comida en la mesa, ahí en donde el Estado y los progenitores de las criaturas las han dejado abandonadas, felizmente colocando la carga sobre sus espaldas para ignorar las necesidades urgentes después.

Todas las madres autónomas del país nos hemos encontrado en la situación desesperante de tener $100 pesos para pasar el día, las alacenas vacías, las fechas de pago lejanas, el emprendimiento que no va del todo bien.

Todas las madres sabemos la angustia que se siente cuando se enferman y la consulta en Similares se sale de nuestro ya de por si nimio presupuesto. 

Le tememos a los festivales de la escuela, a las fiestas de cumpleaños y a todo aquello que, esencialmente, construye la infancia, porque sin importar cuanto nos esforcemos, la realidad es que:

Estamos trabajando gratis, criando. Estamos trabajando mínimo tres veces en un trabajo fijo y un emprendimiento. No estamos recibiendo una manutención justa. 

Estamos llevando la carga de la culpa encima, porque “elegimos mal” al progenitor de nuestros hijos, porque, claro, las mujeres debemos tener la “visión” y saber exactamente como una pareja potencial se comportará tras tener hijos y tras un divorcio. 

Las mujeres estamos también poniendo en pausa nuestros sueños de artistear, de estudiar una maestría, de abrir una tienda, de viajar, de cualquier cosa, porque si solo nos alcanza para cereal genérico, ¿Cómo podríamos costear los sueños?

Acá entre cuatro paredes también nos están matando, ya lo dije antes. No es que no amemos a nuestros hijos, es que amar es costoso. 

Los cuidados valen, las noches en vela valen, el desgaste laboral, vale. La inversión de tiempo en un negocio que complete los gastos, vale.

La pausa en la individualidad de la madre, vale. Suplir el dinero y el tiempo que el progenitor debería cubrir, vale.

¿Y si se los damos gratis, quien cubre nuestras necesidades económicas, emocionales, de tiempo, de placer, de crecimiento?

Basta. Es tiempo de dejar de dar por sentado que las madres debemos poder con todo. 

Es tiempo de exigirle a la otra mitad de la población que se haga cargo de lo que le corresponde. 

Es tiempo que las madres renuncien a este sistema de esclavitud que arrasa todo el planeta.

Es tiempo de las madres. Desde todas las trincheras, desde todas las luchas, como hijas con madres agotadas, enfermas, deprimidas, moribundas, pero en movimiento. 

Como madres hartas, enojadas, cansadas y ahora, conscientes. 

No vamos a parar hasta recuperar nuestra libertad y con ella, el placer de criar.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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