Nuestro régimen político conserva características del Estado Liberal formado en la Revolución sa con la insurrección del pueblo llano, o tercer estado, en contra de la nobleza y el clero.
El pueblo, campesinos, artesanos y comerciantes, sojuzgado y segregado al triunfo de sus reivindicaciones construyó la estructura jurídica y socioeconómica del Estado Liberal.
Cuyos fundamentos son los derechos de libertad, propiedad e igualdad y su establecimiento en las nuevas leyes.
Así el Estado Liberal de Derecho consagra el principio de legalidad que debe presidir toda actividad estatal.
Pero mientras la burguesía se empoderaba, aumentaron los proletarios para quienes, por su pobreza, nada significaban los derechos abstractos de libertad, propiedad e igualdad ante la ley.
Esto fue la causa del socialismo marxista que postula la revolución, la dictadura del proletariado, la abolición de las clases sociales y de la propiedad privada.
El Estado de Derecho Liberal para subsistir y desactivar al marxismo ha recurrido a la implementación de algunas de las variantes de la socialdemocracia y del Estado de Bienestar.
Pero el neoliberalismo excluyó al Estado de la regulación de la economía y la distribución de los bienes, dejándolo todo a las depredadoras leyes del mercado.
El propósito declarado del oficialismo mexicano, es la transformación a través de una revolución pacífica; pero no aclara en qué quiere que México se transforme y cómo hacerlo.
Por eso acciones como el control popular, el empoderamiento del ejército, la anulación de la división de poderes y el socavamiento del federalismo hacen temer que el objetivo sea un régimen autoritario con socialismo de Estado.
Ante tal peligro, la oposición y los factores de poder deberían pugnar por el desarrollo social equitativamente compartido; y tener la templanza para llevarlo, sin violencias, al ánimo presidencial. Mientras tanto estaremos en la incertidumbre.