Después de casi seis meses que se desató la violencia en Culiacán, Sinaloa, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) aún no da cuenta en sus indicadores de cambios significativos por tal situación en el estado; sin embargo, son los pequeños comercios los que llevan resistiendo esta situación.
Para los grandes indicadores, la entidad tiene una economía sana y en crecimiento, que pareciera una realidad opuesta a lo que día a día viven sus habitantes particularmente en municipios como Culiacán.
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Por ejemplo, el Inegi señala que de enero a diciembre de 2024, la actividad industrial del estado creció 15.3 puntos porcentuales.
Mientras que el estado, conocido como el 'cuerno de la abundancia mexicano' por su forma geográfica y su potencial agrícola, logró exportaciones hasta el tercer trimestre por 286.2 millones de dólares, un crecimiento de 29.7 por ciento interanual sobre 2023.
Con estos datos, Sinaloa se colocó como la cuarta entidad de mayor salida agrícola al exterior con 9.1 por ciento del total nacional, sólo por debajo de Michoacán (28.9 por ciento), Baja California (10.7 por ciento) y Jalisco (9.9 por ciento).
Incluso, en el segmento de servicios de esparcimiento culturales y deportivos, y otros servicios recreativos; de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas al tercer trimestre se ubicó en 68.9 por ciento, un alza de 15.3 puntos porcentuales por arriba del dato registrado en los primeros tres meses de 2024.
MILENIO pidió datos desagregados al Inegi sobre la actividad económica de los municipios sinaloenses, pero el instituto respondió que solo contaba con cifras estatales.
De acuerdo con Gerardo López, presidente del Consejo Nacional para el Desarrollo del Comercio en Pequeño (Concomercio), el pequeño comercio en este mismo periodo el gremio presentó caídas en ventas de entre 70 y 80 por ciento de las tenidas previo a septiembre pasado cuando se desató “esta guerra interna” en el estado.

Los recientes enfrentamientos entre grupos del crimen organizado desataron una ola de violencia que afecta de manera directa a la población civil, la economía local y las instituciones educativas.
Este contexto se volvió crítico, generando consecuencias severas tanto en el ámbito educativo como en el comercial, debido a la interrupción de actividades esenciales para la vida cotidiana.
“Una de las primeras acciones que tomaron las empresas y los comercios fue el recorte de las horas de trabajo y de las horas de servicio”, indicó Gerardo López.
“Prácticamente el sistema productivo labora, trabaja de las 07:00 - 08:00 horas a las 17:00 - 18:00 horas. Después de esa hora, tanto Culiacán como los municipios anexos y también municipios donde se registró violencia se convierten en desérticos”, destacó en entrevista con MILENIO.
Las empresas de servicio, las de transporte, las turísticas prácticamente por la noche y madrugada no operan.
Un ejemplo es la franquicia de restaurantes Panamá que está cerrando su atención al público a las 17:00 horas.
“Con esta reducción de horarios la gente está cobrando menos; se están perdiendo empleos”, dijo Cuauhtémoc Rivera, presidente de Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
“Por lo anterior la gente que trabajaba ahí, con esta situación de desempleo la población está resintiendo una baja en el poder adquisitivo”, comentó Rivera.
“Es decir, si hay un ambiente recesivo, si se están cerrando los negocios muy temprano si están cayendo las ventas, y muchos pequeños comercios y negocios de distintos giros y tiendas de abarrote también, pues están trabajando con las uñas y al borde del cierre”, agregó el presidente de Anpec a MILENIO.

Economía de guerra
De acuerdo con el titular de Concomercio, la economía que se está viviendo en Culiacán y en el estado de Sinaloa, en los municipios conurbados, cercanos a la ciudad capital, pues es una “economía de sobrevivencia, es una economía de guerra”, dijo.
Señaló que actualmente si una empresa vendía 10 mil pesos, ahora está vendiendo tres mil, o dos mil pesos, lo que no da para operar más que algunos sueldos y los gastos básicos.
Lo anterior tiene repercusiones en el empleo en Culiacán registró una pérdida de 25 mil plazas laborales.
“Un organismo empresarial reportaba la salida de 100 empresas que bajaron definitivamente sus operaciones, cerraron sus cortinas definitivamente y que ya no pudieron, por derivado de la violencia, seguir operando”, dijo.
“No vieron conveniente ni para la operación de la empresa ni para la seguridad del personal”, agregó.

Un ejemplo es el restaurante iHop, que en diciembre pasado informó que cerraba sus puertas con el objetivo de priorizar la seguridad de sus empleados y clientes.
“Con mucho pesar, les informamos que iHop Culiacán cierra sus puertas debido a la creciente inseguridad en nuestra ciudad. Esta difícil decisión busca priorizar la seguridad de nuestro equipo y de ustedes, nuestros clientes”, señaló el comunicado.
Incluso tanto organismos empresariales como instituciones bancarias pidieron a la Secretaría de Hacienda establecer un régimen de reporte de impuestos para Culiacán semejante al que se concedió a Acapulco por el huracán Otis, pero no fue concedido por las autoridades, según contaron a MILENIO fuentes cercanas a las negociaciones que prefieren no ser identificadas.
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Encarecimiento
Gerardo López señaló que no hay futuro para el pequeño comercio, ya que abunda el mercado negro, donde incrementan los precios de los productos básicos en la zona hasta en más de 100 por ciento.
“Se requiere de la aplicación urgente de un programa especial de atención, no solamente a las víctimas, no solamente a la situación económica que vive el estado”, finalizó.
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