Política

Abraham levanta un altar a la Virgen en Oblatos y contagia fe

El joven de 22 años, transformó su hogar en un santuario para la Virgen de Talpa, cuya réplica bendita preside ya cada día 10 un rosario que reúne a decenas de vecinos.

En el corazón de Oblatos, uno de los barrios más antiguos y olvidados de Guadalajara, un joven albañil ha logrado lo que pocos: devolverle esperanza a su comunidad. Abraham Gutiérrez, de apenas 22 años, transformó su hogar en un santuario para la Virgen de Talpa, cuya réplica bendita preside ya cada día 10 un rosario que reúne a decenas de vecinos.

Conocida entre ellos como “La Chaparrita”, la imagen ha despertado una devoción que se extiende por calles polvorientas, donde ahora resuenan cánticos, rezos y testimonios de milagros. Uno de los más recordados es el de Romina Natalia, una niña de cuatro años que, tras siete minutos sin signos vitales, volvió a respirar.

“Se ahogó mientras comíamos, no respiraba. La encomendamos a la virgen y aquí está mi hija”, cuenta entre lágrimas Leticia Gutiérrez, su madre.

El fervor es contagioso. “Traen veladoras, flores, algunos barren el piso en agradecimiento”, relata Abraham, con el mismo orgullo con el que carga los bultos de cemento durante el día.

Asegura que esta devoción, que sembró en soledad, ahora es compartida por todo el vecindario. Lo que nació como un sueño infantil —tener su propia imagen de la Virgen— se volvió realidad catorce años después, gracias al trabajo en la construcción y una fe a prueba de cansancio.

“Cuando era muy pequeño, mis papás me llevaron a Talpa, y cuando vi a la Virgen supe que algún día tendría una igual”, dijo.

La imagen llegó después de años de ahorro y oración. La bendijo el cura de la parroquia y fue entronizada formalmente para ser resguardada por su familia y venerada por quien desee acercarse. Cada día 10 de mes, Abraham recorre las casas tocando puertas, invitando al rosario.

Lo hacen al anochecer, entre el murmullo de las velas y los cantos de mujeres y niños. “Una vez al mes, nuestras calles dejan de estar oscuras y aburridas”, dicen los vecinos. La devoción también se manifiesta en el ajuar de la imagen. Cada año, la Virgen recibe un nuevo vestido diseñado especialmente por Francisco Gascón, un artesano de Jalostotitlán que viaja exclusivamente para ello.

“El primer vestido fue verde, mi color favorito”, cuenta Abraham. Luego vino el rosa mariano, y ahora luce un atuendo que él ha titulado La renovación, inspirado en el milagro fundacional de la Virgen de Talpa: cuando, al ser sepultada, su imagen deteriorada se regeneró milagrosamente.

“En este vestido, en la parte dorada, está la Virgen en su talla original. Es un símbolo de cómo ella se renovó. Así también se renueva la fe aquí, en mi colonia”, explicó Abraham con la voz encendida por el fervor.

El altar improvisado en casa se ha convertido en un punto de encuentro, consuelo y comunión.


MC


Google news logo
Síguenos en
Daniela Nuño
  • Daniela Nuño
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.