En las últimas tres décadas, Guadalajara ha perdido más de 260 mil habitantes. A pesar de que se ha construido más vivienda en el municipio, la población sigue disminuyendo ante la falta de condiciones para ocupar los inmuebles abandonados por el mal estado y la especulación inmobiliaria.
El último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), realizado en 2020, revela que hay 44 mil viviendas deshabitadas en la capital jalisciense, por lo que se suma a Tlajomulco de Zúñiga y Zapopan, como los municipios que presentan un panorama más agravado en este tenor.
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Para Juan Ángel Demerutis Arenas, profesor del Departamento de Proyectos Urbanísticos de la UdeG, esta problemática comenzó a ser más notoria a partir de 2010, y se ha acentuado en los últimos cinco años por diversos fenómenos.
Uno de ellos es que las familias jóvenes encuentran en la periferia una posibilidad de tener una casa propia, accediendo a un crédito por parte del Instituto de Vivienda, que es más amable que los bancarios; sin embargo, no todos los que compran en esas zonas se quedan allá, y terminan por buscar un lugar más céntrico. “Estamos viendo también cómo en el Centro de la ciudad, en Guadalajara, existe este fenómeno del nido vacío, en que las casas quedan, pues, prácticamente abandonadas y los jóvenes van a vivir allá, a la periferia, pero con esto de que no todos se quedan y luego regresan, es algo que, insisto, tenemos que trabajar”, explicó.
¿Cuántas viviendas abandonadas hay en Guadalajara?
Según el último Censo Nacional de Casas Deshabitadas elaborado por el INEGI en 2020, en Tlajomulco de Zúñiga había 77 mil 709 viviendas abandonadas; en Zapopan se contaron 53 mil 505; y en Guadalajara la cifra alcanzó 44 mil 990 casas; en total suman 176 mil 204 fincas.
Una alternativa ante la falta de de vivienda, es compartirla. Cada vez más personas optan por compartir una casa, y esa tendencia ha provocado el encarecimiento en las rentas, “dos o tres personas, o cuatro, que a veces quedan en una sola casa, pues encarecen el precio de la renta, que es muy difícil pagar para una cabeza de familia”.
El académico consideró que este comportamiento genera un ciclo que da una solución a corto plazo, pero que a mediano y largo generan otros problemas de mayor impacto. Por eso, insiste en que tanto la sociedad como las autoridades gubernamentales deben mejorar la inversión y el a la vivienda, pues “tenemos por un lado, este nido vacío, por otro lado, podemos tener incluso problemas de hacinamiento en la periferia”.
SRN