El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Puebla, Francisco Javier Martínez Castillo, señaló que la palabra y voz de Dios es la única que nos guía a la paz, a la no indiferencia del sufrimiento de los demás, sino habla de justicia, respeto y honestidad.
"La palabra de Dios habla de construir juntos, de caminar juntos, de entendernos, y lamentablemente eso no hemos hecho, nos hemos ido destruyendo", indicó al recordar que la invitación es permitir que la promesa de Dios siga en nosotros, ante el mundo difícil que se tiene.
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En este tenor pidió por el descanso eterno de los cadetes de la Marina que perdieron la vida en un accidente; así como de los 7 jóvenes asesinados en San Felipe de Berrios, en Guanajuato y de los funcionarios públicos Ximena Guzmán y José Muñoz asesinados en la Ciudad de México.
Durante la misa dominical celebrada en la Catedral de Puebla indicó que se vive en una cultura del relativismo donde cada quien se quiere alzar con bandera de la verdad, que lo que piensa, que lo que quiere, le gusta, y dispone y no solo eso, quieren que los demás se unan a lo que ellos han generado como una convicción.
"Tenemos que permitirnos que su palabra pide que realizamos lo hagamos con una profunda convicción, entendiendo desde lo más profundo de nuestra vida, que si realizamos lo que Dios nos pide conseguiremos lo que nos promete. La palabra del señor nos habla del amor a él. El que me ama cumplirá mi palabra, desde muy pequeños hemos aprendido esto, amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el amor, con toda tu alma", dijo al señalar que nos podemos preguntar que significa amar a Dios, "y es muy sencilla la respuesta, es amar su palabra".
En este sentido, abundó que amar a Dios no significa únicamente el cumplimiento de normas, preceptos y la celebración de ritos.
"Sino en los preceptos, las normas y los ritos, tienen una finalidad ayudarnos y encontrarnos personalmente con él, para que como resultado de ese encuentro, podamos hacer vida a su palabra".
Ejemplificó que en una pareja de enamarados, que es lo que quiere la persona de la otra, que se hace indispensable, y que es el encuentro "se me hace corto el tiempo contigo, y se me hace eterno el tiempo que estamos lejos, lo propio del que ama con el ser amado es la cercanía, la atención".
Este ejemplo dijo, que sirve para atender el amor a Dios, ya que el señor "nos está pidiendo como una condición para recibir un inmenso regalo que significa la transformación de nuestras historias, la cercanía con Dios, amar a Dios en primera persona quiere decir que nosotros estamos dispuestos a querer encontrarnos con él".
CHM
