Francisco y Javier no se conocen, pero comparten el mismo sentimiento de preocupación y nostalgia. Ambos han vivido durante toda su vida en las cercanías de los cuerpos de agua más importantes de la Sierra Norte de Puebla, que ahora se encuentran en peligro de extinción ante la temporada de sequía y la contaminación de químicos y drenajes que van en aumento en la región.
Se trata de las presas de Necaxa y de Tenango de las Flores, que durante años sirvieron para promover el desarrollo económico de los municipios de Juan Galindo y Huauchinango, respectivamente. Sin embargo, lejos de la bonanza de años atrás, ahora se eucuentran en sus niveles más bajos.
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MULTIMEDIOS Puebla hizo un recorrido en ambos embalses para observar su situación actual, ya que la temporada de estiaje actual los ha dejado en sus niveles más bajos históricamente, según datos del Sistema Nacional de Información del Agua, a cargo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
De acuerdo con el Monitoreo de las Principales Presas de México, Necaxa se encuentra al 22 por ciento de su capacidad, con 6 mil 484 millones de litros de agua, lejos de los 29 mil millones que originalmente solía tener.
Mientras tanto, Tenango apenas registró 1.6 por ciento con 0.5 hm3, es decir, 500 millones de litros cuando su nivel de aguas ordinario (NAMO) asciende a 28 mil 479 millones de litros.
Daño por aceites
La presa de Necaxa es la más antigua de México si se trata de estructuras para uso hidroeléctrico, ya que su construcción data de 1902, cuando se diseñó para la generación de energía eléctrica a cargo de la Mexican Light and Power Company, que luego se convirtió en la extinta Luz y Fuerza de México.
Ahora, 123 años después, el embalse sobrevive pero sin los niveles de agua que llegó a reportar, ya que cada año disminuyen los niveles del río Necaxa provocado por la ausencia de lluvias en la Sierra Norte, la más húmeda de la entidad.
En el recorrido que hizo esta casa editorial, reportero y camarógrafo descendieron casi al fondo de la presa, ya que sus aguas estaban casi a ras de piso.
Cabe destacar que, no es cuestión de apreciación, sino de observar el medidor de cemento al interior de la presa, las lanchas sin opción de uso porque están atrancadas por el lodo y el lirio que, como en Valsequillo, cada vez ganan más terreno.
Allí se acercó don Javier Becerra, que sus 55 años de vida los ha pasado en Nuevo Necaxa, la cabecera municipal de Juan Galindo, ubicado a un costado de la carretera federal México-Tuxpan, a 154 kilómetros de distancia de la capital.
“Cuando era chamaco veníamos a pescar y había lobinas muy limpias, pero hay mucho drenaje que desemboca acá, como el de Huauchinango o Juan Galindo”, lamentó.
Con dejo de tristeza, acusó que las autoridades municipales han desaprovechado este paraje natural para cuidarlo con fines ecoturísticos y, en su lugar, el poco turismo que se asoma en la zona se lleva malas impresiones.
“A veces huele un poco feo porque el agua no se está llenando y aparte está estancada, ya no tiene el mismo nivel y entre más bajo, más contaminado”, señaló.
Al descender a la presa, fue posible apreciar varias plastas de aceites que han provocado que la ribera tome un color verdoso intenso, similar al de un bote de pintura acrílica.
Los habitantes han señalado que ese tipo de materiales son producto del cruce del ducto Tuxpan-Azcapotzalco, de Pemex, y de las actividades de la Generadora Fénix, que asumió el control de la hidroeléctrica que antes operaba Luz y Fuerza de México.
“No nos cae el veinte para cuidar lo que tenemos”, sentenció el señor Becerra al extender un llamado al gobierno de Puebla para que intervenga en este caso, pues si bien la presa puede recuperar parte de sus niveles con las lluvias de las próximas semanas, teme que la actividad industrial termine por extinguirla.
“Sería bueno que pusieran más atención, hacer un recorrido y promocionar más, que los que tienen la cartera de turismo y ecología que se muevan, que no estén estancados porque solo nos preocupamos por pavimentar calles”, pidió.
Incluso, alertó que la tala clandestina va en aumento y muchos de los incendios forestales que han afectado a la región son provocados por talamontes o personas con intereses inmobiliarios.
“Si no hay árboles menos lluvia habrá, y por lo tanto, sequía, porque se seca la presa y hace más calor, buscamos sombras y no las hay”, manifestó.
Casa de Tizoc, en riesgo
Era 1957 y el director Ismael Rodríguez eligió a la presa de Tenango, en el municipio de Huauchinango, como su locación principal para grabar Amor Indio, película mexicana protagonizada por Pedro Infante (Tizoc) y María Félix (María Eugenia).
Casi 70 años después, aquel lugar donde el humilde Tizoc tenía su choza se encuentra en riesgo debido a que las aguas de la presa disminuyen considerablemente.
Sus muros de piedra dejan a la vista que el embalse no atraviesa por un buen momento, pero también es posible apreciarlo en los pescadores que, de a poco, dejan las redes para dedicarse a otras actividades que les permitan mantener a sus familias.
Alfredo Alvarado es uno de ellos. Él es habitante de la localidad de Las Colonias, contigua a la presa de Tenango, y contó que la pesca de carpas ya no es como antes pese a los esfuerzos de la comunidad para mantener la actividad piscícola.
“Tenango es una de las presas más limpias que tenemos y por ello hay buena pesca, la carpa es la más común y aquí damos más barato, cinco o seis piezas por 100 pesos y están grandecitos”, dijo Alfredo Alvarado.
Aunque la Conagua alertó que la presa está en su nivel más bajo, él es optimista afirmando que el cuerpo de agua se rellenará en las próximas semanas.
“Lo que pasa es que arreglaron la compuerta, pero ya llueve y esta es una represa que se llena de todos los ríos, ahorita el agua para nosotros es una bendición, ya hasta los árboles están verdes. Todo está bonito por acá”, celebró.
Si bien la presa no muestra un nivel tan decadente como el que señaló Conagua en su reporte más reciente, sí es notorio que la contaminación está aumentando ante la proliferación de actividades humanas, como la pesca deportiva y los martes de tianguis y plaza.
Restos de plástico, botellas de vidrio y hasta cajas de pizza son parte de lo que los pescadores de Tenango de las Flores se ven obligados a limpiar todos los días para procurar la existencia de su presa, aún y cuando la ausencia de lluvias amenaza con secarla por completo.
AAC