En menor número que años anteriores, las calles del pequeño Pueblo Mágico de Mineral del Chico se inundan con miles de turistas durante la celebración del Domingo de Resurrección, no son atraídos por el paisaje, sus atractivos naturales o puntos de interés derivado de su historia minera, sino por una tradición que se mantiene desde hace más de un siglo.
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Visitantes acuden a la cita desde que el sol comienza a brillar en el horizonte con el único objetivo de hacer fila por horas y garantizar un lugar dentro de la Parroquia de la Inmaculada Concepción donde tiene desarrollo la denominada "lluvia de pétalos", la cual aseguran los locales tiene una antigüedad de más de 150 años.
Para muchas personas es la primera ocasión que acuden a este evento significativo en el marco de la Semana Santa por ello buscan vivir la experiencia de mejor forma, para otros es una tradición e incluso obligación presenciar los pétalos de rosa cayendo lentamente en el interior del recinto, unos más simplemente utilizan como pretexto este escenario para tomar una mesa en algún restaurante y pasar la mañana en espera del repicar de las campanas que anuncia la caída de pétalos.
Una promesa que prevalece
Aunque poco tiene que ver esta tradición con la festividad religiosa, sino más como un pago a la Virgen por un "milagro", más que la resurrección de Jesús Cristo, pues cuentan los lugareños que un ingeniero minero pidió por la salud de su hijo, prometiendo llenar la iglesia con pétalos de rosa cada año si cesaba su enfermedad, por ello se mantiene esta tradición hasta el día de hoy.
A diferencia de años anteriores la vialidad principal de Mineral del Chico carece de puestos de comida, artesanía o productos diversos para que los turistas gasten un poco más de dinero, sino que se concentró un pequeño callejón gastronómico a un costado de la parroquia, con escasos cinco puntos de alimentos; un Pabellón Artesanal para concentrar a los lugareños que ofrecen productos hechos a mano, así como alguna que otra curiosidad; sin embargo, el tránsito vehicular siguió su curso hasta momentos antes de la "lluvia de pétalos", lo cual generó incomodidad a muchos visitantes.
Un momento efímero que atrae multitudes
Familias enteras se concentraron en el atrio del recinto religioso, así como del jardín adyacente, pues el interior de la iglesia tiene poco espacio para albergar a los miles de visitantes que recibe este Pueblo Mágico en este día, pero ninguno se queda sin ver algún pétalo surcar el viento por unos cuantos segundos.
Esto ya que ahora destinan algunos pétalos para que comerciantes ubicados en la arteria principal de este pueblo los arrojen desde sus ventanas y con ello dar un espectáculo un poco más amplio para las personas que prefieren no acercarse a la iglesia.
Al igual que muchas cosas de la vida la "lluvia de pétalos" es efímera, unos pocos segundos de belleza visual que pronto se los lleva el viento junto al eco de las campanas que se extingue poco a poco entre callejones y carros que rodean a este sitio, pese a esto sigue siendo una tradición que, de acuerdo a autoridades, aglomera de 15 a 20 mil visitantes y que sin duda alguna permanecerá muchos años más.
Así como los pétalos se los lleva el viento, los turistas hacen lo propio y abandonan Mineral del Chico, en busca de evitar tránsito pesado en su camino de regreso ya que la vialidad es complicada para muchos vehículos y automovilistas; algunos permanecen aprovechando el viaje para conocer algún atractivo turístico o simplemente para desayunar al aire libre por un momento y dejar atrás el bullicio de sus ciudades de origen, pero en su mayoría acuden únicamente por unos cuantos segundos de espectáculo que ofrece esta "lluvia de pétalos".