En las cálidas aguas del Golfo de México, una amenaza invisible despierta cada año entre junio y noviembre: la bacteria Vibrio, un microorganismo que prolifera cuando el agua salada se mezcla con agua dulce y la temperatura supera los 18 grados Celcius, condiciones comunes durante la temporada de huracanes.
Courtney L. James-Newsome, especialista en medicina de emergencia de Mayo Clinic Jacksonville, Florida, Estados Unidos, advirtió sobre el riesgo letal que representa esta bacteria, especialmente para personas con enfermedades crónicas o sistemas inmunes comprometidos. “El riesgo de muerte puede llegar hasta un 50 por ciento si la infección entra al torrente sanguíneo”, afirmó.
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Se trata de una bacteria subestimada. Aunque Vibrio no es una amenaza nueva, su peligrosidad es poco conocida por la población general y, peor aún, muchas veces subdiagnosticada en hospitales.
La especialista relató casos donde el diagnóstico llegó demasiado tarde: “Tuve un paciente con enfermedad hepática por alcoholismo. Se raspó con una concha, se metió al mar y 48 horas después murió por sepsis”.
El deceso del paciente fue muy rápido, en su caso, tenía una condición hepática que, al tener o con la bacteria, se desencadenó el problema. “No digo que no se metan a nadar, nada más que si tienen alguna cortada, alguna herida o ven que la rojez en su piel, hay que tener cuidado”.
James-Newsome comentó que la infección puede ingresar al cuerpo de tres formas: por consumo de mariscos contaminados (como ostras crudas), por o de agua contaminada con heridas abiertas o erupciones en la piel, y por una vulnerabilidad general del sistema inmunológico. La población con cirrosis, diabetes descontrolada, hipertensión, o pacientes oncológicos en tratamiento, está en riesgo elevado.
Aunque no existen estadísticas precisas en países como México —donde muchas veces no se realizan autopsias ni se identifican las causas bacteriológicas de muerte—, los riesgos son conocidos entre médicos que trabajan en zonas de alto o con el Golfo. “Cuando llega a la piel, hay un 25 por ciento de mortalidad; si llega a la sangre, el riesgo sube al 50 por ciento”, agregó en entrevista con MILENIO.
La rapidez de la infección es otro factor letal. En personas vulnerables, los síntomas pueden escalar de náuseas y diarrea a confusión, desmayos, presión baja y fallo multiorgánico en cuestión de 24 a 72 horas.
En la piel, las infecciones comienzan con enrojecimiento e inflamación que crecen velozmente. “Las ampollas púrpuras, que muchos relacionan con la infección, aparecen ya en una etapa muy avanzada. Esperar a verlas puede ser mortal”, advirtió James-Newsome.
Los síntomas pueden variar. Si es por consumo de ostras contaminadas, dijo, la persona presentará náusea, vómito y diarrea, que se puede prolongar más de 24 horas cuando se padece enfermedades crónicas.
Si la bacteria entró por una herida, como sucedió con uno de sus pacientes, el brazo de inmediato se hincha. “Tardamos cuatro horas en estabilizarlo; claro, debimos aplicar el antibiótico adecuado, doxicilkna. Este paciente sí se salvó, se pudo recuperar y siguió su vida normal. El otro paciente, como comenté, llegó la bacteria a su sangre y por más que se hizo, no se pudo controlar”.
Otros síntomas que causa son confusión, baja presión, desmayos. Si llega a la sangre se produce una falla orgánica, sepsis y la persona muere.
“Si, por ejemplo, pensamos una persona joven de 18 años, completamente saludable, que se metió al agua contaminada, pues no le va a pasar nada. Pero si eres una persona con enfermedades crónicas, que tienes un sistema inmune muy vulnerable, pues entonces sí es muy probable que, al obtener esta bacteria, el resultado sea fatal”, detalló.
La bacteria no es producto de la contaminación humana, sino que forma parte de un fenómeno natural.
“Contrario a lo que se podría pensar, Vibrio no surge de basura o contaminación humana. Se trata de un fenómeno natural resultado de la mezcla de aguas dulces y saladas a temperaturas elevadas. Por esta razón, los casos son más frecuentes en el Golfo de México —donde confluyen ríos y mar en zonas de clima cálido— y prácticamente inexistentes en el Pacífico, donde el agua es más fría.
¿Cómo prevenir?
Las recomendaciones de la especialista son claras:
- No consumir mariscos crudos, especialmente ostras, durante la temporada de huracanes.
- Evitar nadar en playas del Golfo si se tienen heridas, cortes o erupciones en la piel.
- En caso de presentar síntomas gastrointestinales fuertes o lesiones en la piel tras o con el mar, acudir directamente a un área de emergencias.
- Informar al personal médico sobre posibles exposiciones para recibir el antibiótico adecuado lo antes posible.
A su vez, James-Newsome subrayó que la rapidez en la atención médica puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. “El diagnóstico temprano es crucial. Hay un antibiótico específico que elimina esta bacteria, pero debe aplicarse a tiempo”.
LP