Cultura

La lucha entre el recuerdo y el olvido en la obra ‘Pérdida de la memoria’

La dramaturga Bárbara Alvarado dedica esta pieza a la artista plástica Fanny Rabel y a la escritora Rosario Castellanos.

La obra Pérdida de la memoria, la cual cobró vida en octubre de 2020 en el Museo de Arte de Querétaro en plena pandemia, solo podía ser vista a través del cristal de la Galería uno, ya que México y en mundo se encontraba en confinamiento. Pues bien, este espectáculo se presentará este 8, 9 y 10 de mayo en el Teatro Benito Juárez, en Ciudad de México.

“El cuerpo, el amor, el o y la relación íntima eran como objetos de museo a los que se les observaba prácticamente a través de una vitrina, con el miedo de que se pudiera perder la intimidad”, recuerda su autora, Bárbara Alvarado.


La aspiración de la dramaturga es brindar a los asistentes una experiencia sensorial donde sean testigos de una lucha diaria por reconocerse, platicar, convivir, en la medida de lo posible, en medio del olvido ocasionado por la pérdida de la memoria de una pareja.

El montaje, explica Bárbara Alvarado a MILENIO, trata “sobre la historia de una mujer pintora que sufre Alzheimer y su compañero de vida. La narrativa se desarrolla en un espacio poético donde se entrelazan la danza y la plástica para mostrar la lucha entre el recuerdo y el olvido".

Describe que la mujer, que aparece en una tina de baño, renace constantemente para volver a su compañero, explorando así la pérdida de identidad y los recuerdos de su vida.

La autora dice que utiliza el arte y la danza como una forma de sublimar y resignificar la vida a través de la experiencia de la muerte y el duelo. En particular, su creación surge como un acto de catarsis tras momentos difíciles, donde el cuerpo y la memoria se convierten en instrumentos para explorar y expresar estas vivencias más profundas.

Conexión emocional

“Cuando aquella persona a la que amas ya no te reconoce, la pregunta es ¿a dónde se van todas esas memorias?, ¿en dónde quedan todas esas historias?”.

La pérdida de la memoria se representa a través de una experiencia poética y corporal que refleja la lucha entre el recuerdo y el olvido. La protagonista, una mujer pintora que sufre Alzheimer, renace constantemente en un espacio simbólico para intentar reconectar con su compañero, mostrando así la fragmentación y la desintegración de su identidad.

Foto: Especial
Foto: Especial

La autora comenta que utiliza “la danza y las artes plásticas para expresar cómo las reminiscencias se desvanecen y cómo la persona afectada intenta aferrarse a su historia y a su ser, enfrentando la vulnerabilidad y la pérdida progresiva de sí misma”.

Esta representación no es solo literal sino también metafórica, mostrando la memoria como un proceso frágil y en constante cambio, donde el cuerpo y el arte se convierten en vehículos para explorar la caída en el olvido y la resistencia a él.

Alvarado dice que la obra rinde homenaje a Fanny Rabel y a Rosario Castellanos, “mujeres mexicanas que enfrentaron procesos similares, integrando la memoria personal y colectiva en su discurso. En la actualidad se desconoce qué ocasiona este tipo de enfermedades, además de que no se sabe cómo colocar el proceso de envejecimiento, pues no existe un acompañamiento en la sabiduría de la vida y en la pérdida de la memoria”.

Comenta que recurre a la danza para expresar emociones profundas y complejas que las palabras no pueden comunicar plenamente, permitiendo representar la lucha interna entre el recuerdo y el olvido que vive la protagonista con Alzheimer.

Cada gesto y movimiento coreografiado funciona como un lenguaje particular que da vida a la memoria fragmentada y a la identidad en proceso de pérdida, creando una conexión emocional intensa con el espectador. Con lo que la fusión de disciplinas permite que la narrativa no solo se escuche o se vea, sino que se sienta a través de la expresión corporal, intensificando la comprensión y el impacto emocional de la obra.

La danza aporta el movimiento corporal y la expresión emocional en tiempo real, mientras que la plástica contribuye con elementos visuales que enriquecen el espacio escénico y potencian el impacto poético de la narrativa.

Así, el cuerpo en movimiento se convierte en un pincel que pinta en el espacio, mientras que las artes visuales enmarcan y amplifican la historia que se cuenta, haciendo tangible la lucha entre el recuerdo y el olvido que caracteriza la obra.


La multidisciplina permite que la obra trascienda la historia tradicional para convertirse en una experiencia poética y sensorial, donde el movimiento y la imagen visual se retroalimentan constantemente.

La atmósfera se recrea con música y momentos de la radio, de la legendaria XEW, y se concentra en un entorno en el que se despliega una pintura que realizó Ticha González especialmente para la escenografía.

Pérdida de la memoria ofrecerá funciones el jueves 8 de mayo a las 20:00 horas, el sábado 10 a las 19:00 horas y el domingo 11 a las 18:00 horas en el Teatro Benito Juárez, Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc.

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Leticia Sánchez Medel
  • Leticia Sánchez Medel
  • [email protected]
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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