“¿De dónde saco la energía para escribir? Es que no la gasto en nada más. Yo no cocino, no hago vida social. Mientras estoy escribiendo, me siento fuerte porque estoy viviendo en el universo de la novela. Yo no tengo más vida, lo único que yo hago es escribir”, dijo Isabel Allende (Perú, 1942).
La escritora presentó Mi nombre es Emilia del Valle (Plaza & Janés), su nueva novela, donde narra la vida de una mujer marcada por la guerra, el exilio y los secretos familiares.
- Te recomendamos 'Heterotopía. La etnología vista al revés', un ensayo visual que confronta las fracturas del discurso etnográfico clásico Cultura

“Para mí es muy fácil ponerme en el papel de cada personaje y puedo seguirlo desde la infancia hasta la vejez porque crezco con ellos. Es un proceso muy orgánico y muy fascinante para mí porque puedo ser Emilia hoy y mañana puedo ser hombre, puedo ser un guerrero o un villano. Los villanos me encantan”, agregó la autora desde España, en un encuentro presencial y virtual con periodistas de todo el mundo, donde presumió, que en ventas de libros, “creo que le ganó a varios hombres”.
Isabel Allende habló de la concepción de su novela, del poder de la mujer, criticó el patriarcado y aseguró que si las cosas se complican en Estados Unidos con Donald Trump, abandonaría ese país, donde vive desde hace años.
“Ahí están mi hijo, mi nuera, mis perros y mi marido, en ese orden. Pero si llega el momento en que la cosa se ponga color de hormiga, como creo que se va a poner, tendré que irme. No quiero vivir en una dictadura, en un gobierno autoritario, por eso me fui de Chile. No quiero esa experiencia de empezar de cero en otra parte. Pero si llega el momento, no me siento tan vieja como para no poder empezar de nuevo”.
Y añadió, ante la insistencia de los reporteros: “Estados Unidos es un país con un sistema electoral del colegio electoral que permite que un presidente sea elegido sin la mayoría de los votos. Entonces hay una gran oposición. Las instituciones americanas son bastante fuertes, antiguas y están siendo atacadas por todos lados. En este momento, Trump tiene el poder del Congreso, pero eso lo puede perder. Yo espero que no perdure más de los cuatro años o tal vez menos. ¿Qué tendría que pasar para que yo me fuera? No puedo vivir así. No puedo vivir con miedo, callada, escondiéndome o escondiendo gente. Espero que no se llegue a eso, pero si llega, habrá que irse”.

La novela
La autora chilena ha vendido más de 77 millones de ejemplares en todo el mundo y su obra ha sido traducida a más de 40 idiomas.
“Uno escribe sobre lo que le importa y los temas que siempre trato son los que me han ocurrido en la vida. La violencia, la muerte, la pérdida, el amor, la lealtad, la fidelidad. Todos esos sentimientos poderosos que han guiado mi vida y son los que aparecen en mis libros.
“Me sería muy difícil escribir una novela íntima sobre una pareja de personas en Nueva York que se están divorciando porque no tengo nada que ver con eso. Hay mucho de mí en lo que escribo, pero también hay de otra gente, porque la mayor parte de mis personajes están inspirados en personas que conozco y si no las conozco, las busco”.
Mi nombre es Emilia del Valle se ubica en San Francisco, 1866. Una monja irlandesa abandonada por un aristócrata chileno da a luz a una niña a la que llama Emilia del Valle, que comenzará a escribir novelitas de aventuras hasta que, por azares del destino, se le presenta la oportunidad de viajar como corresponsal de la Guerra Civil en Chile junto al periodista Eric Whelan para cubrir el conflicto bélico entre el presidente Balmaceda y el Congreso rebelde en 1891.
“Decidí centrarme en la Guerra Civil en Chile en 1891, porque tiene muchos paralelos con lo que pasó después en 1973. En ambas ocasiones hubo un presidente progresista que quiso hacer grandes cambios fundamentales para incorporar más al pueblo. En el primer caso, José Manuel Balmaceda, y en el segundo, Salvador Allende. Se enfrentaron a una oposición brutal. Intervinieron las Fuerzas Armadas y hubo una guerra civil sangrienta. En el segundo caso, el ejército se fue con la oposición y tuvimos 17 años de dictadura. En ambas oportunidades, el presidente prefirió el suicidio antes que el exilio. Son dos figuras muy heroicas en cierta forma. La novela está narrada por una persona que es testigo de los hechos y no puede saber lo que va a pasar después”.
A pregunta expresa de MILENIO, sobre su protagonista, una escritora que se vuelve periodista, Isabel Allende respondió:
“¿De qué otra manera la podía contar? En la guerra civil en Chile había dos naciones que tenían intereses directos en Chile: Gran Bretaña y Estados Unidos, y pensé: No quiero contar esta historia tomando partido de un lado o del otro. Tiene que ser una voz neutra, que viene de afuera. Podría venir o de Inglaterra o de Estados Unidos. Yo de Inglaterra no sé nada, pero vivo en California. ¿Por qué iría una persona allá? Un militar, pero yo no podría ponerme en ese caso, por eso pensé que fuera como periodista”.
En cuanto a la figura de las mujeres que apoyaban a los soldados en el campo de batalla y que aparecen en la novela, explicó:
“Antiguamente, cuando las guerras eran cuerpo a cuerpo, las batallas eran muy largas. No era alguien en Texas que con un dron mata a 500 personas en Yemen, y en mi investigación histórica aparecen las cantineras que eran también las Adelitas en México. Mujeres en la guerra siempre ha habido, pero no figura ningún nombre. Cuando hago investigación, me interesa encontrar las voces silenciadas, aquellas que no aparecen en los libros de historia”.

Liberación femenina
Durante la charla, Isabel Allende respondió todo y recordó cómo La casa de los espíritus le cambió la vida.
“La escribí con una tremenda inocencia y me sacó de una existencia banal. Yo vivía exiliada en Venezuela, trabajando en una escuela. Mi matrimonio iba muy mal y mis hijos ya habían crecido. Tenía 40 años y no había pasado nada. La casa de los espíritus me dio una voz y me marcó el camino para todos los libros que vinieron después. La vida me cambió completamente con ese libro; un manuscrito que, por cierto, nadie quería leer al principio.
“Los buenos momentos que me han pasado es porque me han ayudado otras mujeres. Por ejemplo, Carmen Balcells (1930-2015) me ayudó a que se publicara la novela. Y lo que siempre digo es que ‘Una mujer sola es muy vulnerable; juntas somos invencibles’. El movimiento de liberación femenina es una revolución y el objetivo final es reemplazar el patriarcado”, aseguró.
Finalmente, Isabel Allende adelantó que escribe un libro con sus memorias más recientes.
“Estoy tratando de escribir una memoria de los últimos años. He escrito sobre mí hasta el año 2007. Pero ahora va de 2015 para adelante. Es una memoria sobre el amor, la soledad y la vejez. Es mucho más fácil escribir ficción porque hago lo que me da la gana. Pero en una memoria hay que tratar de encontrar la verdad y a veces la verdad sobre uno mismo es dolorosa.
Me doy cuenta de que he olvidado el 90 por ciento de lo que me pasó en la vida y el 10 por ciento que recuerdo no pasó así. Pero tengo las cartas que le escribí a mi madre y ahí veo lo que realmente pasó y me encuentro a mí misma ahí. Y no crean que me gusta mucho lo que veo, porque yo me tengo idealizada. Eso pasa con la edad en que uno mira para atrás y se cuenta un cuento que no es cierto”.
PCL