José Areán asume la dirección titular de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM), en su decimotercer aniversario y en relevo de Gustavo Rivero Weber, con la convicción de que es un proyecto único, que funciona muy bien y que pone en el centro de su actividad creativa a jóvenes músicos, a los cuales liderará de manera “holística”, abordando también temas de salud y salud mental.
Areán expone en entrevista el proyecto que presentó al consejo asesor de la Dirección de Música de la UNAM que lo eligió entre seis candidaturas, responde a por qué ha habido pocas mujeres al frente de orquestas en México y cómo será su gestión en cuanto a paridad de género, y niega conflictos en otras agrupaciones. Este 11 de mayo estuvo al frente de la orquesta universitaria en la Sala Nezahualcóyotl por primera vez.
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“Recibo el nombramiento con un enorme entusiasmo. Es una orquesta que conozco, la he dirigido en dos o tres ocasiones, hice el estreno de una ópera contemporánea con ellos, conciertos sinfónicos en la Sala Nezahualcóyotl. Es un proyecto único y muy particular en México, porque hay algunas orquestas estudiantiles en algunos conservatorios y escuelas de música, pero ninguna con estas características”.
La OJUEM es un ensamble sinfónico fundado en 2012, con músicos menores de 30 años, a quienes se les otorgan becas y tienen práctica orquestal y clases magistrales con solistas reconocidos, seminarios de música de cámara y talleres en su sede, la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario cuya construcción impulsó Eduardo Mata, quien fue director de la Filarmónica de la UNAM (Ofunam), a quien honra la orquesta con su nombre y cuyo 30 aniversario luctuoso ocurrió el pasado 4 de enero.
“Es un proyecto que siempre me llamó la atención por estar ubicado en la UNAM, por poner, sobre todo, en el centro de su creación y de su sentido de ser a los músicos mismos, a los de la orquesta como centro esencial de su actividad; por supuesto, hay conciertos, pero tiene esta característica formativa hacia dentro de la orquesta”, expone el exdirector de la Sinfónica de Yucátán.
Después de 10 años con Rivero Weber como titular y con conciertos dominicales con buena entrada de público en la Sala Nezahualcóyotl, Areán reconoce que la OJUEM “tiene un nivel extraordinario, una energía y un talento joven verdaderamente fuera de serie”, como se pudo constatar cuando el ensemble acompañó al tenor Arturo Chacón el 29 de septiembre pasado con el concierto “Puccini y su mundo”.
“Qué mejor oportunidad y honor para mí poder dirigir no solamente sus conciertos, sino sus destinos”, agrega el exdirector de la Compañía Nacional de Ópera y de la Filarmónica de la Ciudad de México.
Calificó de “extraordinario” el trabajo que hizo con la OJUEM durante 10 años Rivero Weber y añadió que recibe la orquesta “en excelentes condiciones” y “con áreas de oportunidad muy interesantes”, entre las cuales citó las habilidades de liderazgo, de resolución de conflictos y también de salud, temas que según él prácticamente no se han tocado, lo que sería totalmente innovador dentro de la orquesta.
“Hay también una parte de salud física y, por supuesto, mental que van de la mano de la formación musical. Y mi intención es precisamente atacar eso de una manera holística, de una manera general, en donde todos los aspectos de habilidades que necesita un músico puedan ser desarrollados”, dijo Areán.
Sobre la programación, planteó que puede tener contenidos digitales mucho más interesantes y abrirse a un repertorio más amplío, sobre todo nacional, pero en general, que refleje más los siglos XX y XXI.
“Tenemos excelentes compositores en México, y eso definitivamente es parte de las características que he tenido durante toda mi carrera, en los últimos 30 años, y no deberá extrañar que haya estrenos, encargos, etcétera”, agregó el flamante director titular, que en su primer programa para el 11 de mayo incluyó obras de Ana Lara y de Javier Álvarez, su mentor y amigo fallecido en 2023, y de Beethoven.

—¿Cómo consolidar una orquesta que cuando sus músicos cumplen 30 años deben abandonarla?
Como se han consolidado en muchísimas partes del mundo. Si piensas en la Chamber Orchestra of Europe, la Youth Orchestra of Europe... Hay muchísimos ejemplos de orquestas juveniles que tienen como centro de actividad la formación del miembro que pasa por ellas, que lo prepara para su vida profesional ya con más allá de 30 años. La rotación tampoco es todos los años, no es como los coros universitarios de Inglaterra, extraordinarios, cuyos sólo tienen 3 o 4 años de permanencia; sin embargo, están perfectamente consolidados. ¿Cómo lo logran? A través de un trabajo intenso, de aceptar nuevos músicos e inmediatamente integrarlos y al trabajo en equipo, que es lo que se aprende en este tipo de agrupaciones. Y no hay una rotación tan drástica, no cambian cada año o cada dos.
—Usted estuvo al frente de la Filarmónica de Ciudad de México (2011-2016) y más recientemente como director interino de la Sinfónica de Yucatán (desde 2023). Enfrentó oposición, críticas y conflictos en ambas agrupaciones. ¿Cómo va a trabajar ese rubro con una orquesta juvenil?
En la Sinfónica de Yucatán no hay absolutamente ninguna evidencia de una oposición; de hecho, me han elegido los propios de la orquesta como uno de los cuatro candidatos para la dirección artística allá. Habiendo dicho eso, un grupo orquestal no es una voz, son 70, 80, 90. Y es natural y también saludable que haya crítica hacia quien está enfrente de ellos, eso es algo normal y se tiene que asumir como parte de la labor de un director de orquesta o de algún grupo numeroso de personas, una compañía de teatro, de danza, y también fuera de las artes. No es posible que haya absoluta unanimidad en ninguna sociedad, ni tampoco en la sociedad en general. Lo que sí se trabaja es en crear consensos que permitan ir hacia adelante y que tienen que ver con una visión musical, por supuesto, compartida.
“La Sinfónica de Yucatán es la orquesta con la que más he compartido en la vida, en toda mi carrera, una visión artística. Yo no salgo de allí, sino al contrario. La orquesta ya me ha validado, pues soy uno de sus cuatro candidatos. La oposición es algo normal, natural; es imposible aspirar a un consenso absoluto, porque entonces estaría uno planteando un régimen autoritario en el que quien opine diferente no puede manifestarlo. Esto no es el caso en las orquestas modernas. Hoy en día hay consenso general de cómo quiere uno acercarse a un grupo artístico. Y tengo la fortuna de que mi proyecto (para la OJUEM), habiendo sido comparado con otros de manera anónima, fue también muy bien acogido por la propia orquesta. Así que partimos de una base de mucho consenso y de mucho acercamiento”.
—En orquestas modernas también se impulsan la paridad y la perspectiva de género en sus directores artísticos, en su composición, en su programación. ¿Cuál es su plan con la OJUEM?
Por supuesto, yo soy un firme convencido en el asunto. Por ejemplo, te podría hablar de las compositoras, muchísimas de ellas con las que he trabajado estrenos, encargos, estoy hablando de Gabriela Ortiz, Hilda Paredes, Georgina Derbez, de muchísimas compositoras activas que en este momento están creando, y que afortunadamente tenemos esa enorme energía femenina que se ha dado en la parte de la composición. Y en la parte de dirección y de directores y directoras invitadas y de solistas, obviamente, seguiré, como lo he hecho desde hace ya muchos años, tendiendo hacia una paridad en todos los casos que sea posible. Esto no es solo mi ideario, lo comparto con la Dirección de Música de la UNAM, como lo puedes constatar también en su programación, que está en el mismo canal de lograr una participación brillante del talento femenino nacional e internacional. Vamos de la mano no solamente por una directiva abstracta, sino también por una cuestión de convicción personal.
—¿A qué atribuye que ninguna de las más importantes orquestas del país tenga al frente a una directora artística o directora titular, a una mujer?
Haría la excepción de los años que estuvo Gabriela Díaz Alatriste (2009-2013) ahí en la Sinfónica del Politécnico; no olvidemos tampoco el pasaje de Alondra de la Parra en la Filarmónica de Jalisco (2012). La verdad es que, en general, (a) los directores y las directoras de México todavía no se ha consolidado una carrera académica que los prepare para todas las vicisitudes de esto. Como en todas las áreas, hay que apoyar los aspectos de paridad, muchas instituciones internacionales también lo hacen a través de becas y de diferentes posibilidades para que haya también un apoyo particular a las mujeres, para convertirse en directoras, pero también en compositoras, en intérpretes de instrumentos en general.
—Ha sido impulsor y difusor de la ópera. ¿Cómo va a tener cabida en la OJUEM? Ya Rivero Weber había incorporado ópera, el mismo grandioso concierto con Arturo Chacón de 2024.
En el proyecto planteé, y también de acuerdo también con las bases que dictaba su elaboración, una serie de eventos, ya no sólo sinfónicos, sino también escénicos, incluso multimediales, cosa que también es parte de mi perfil desde hace más de 20 años y en la ópera de 35 años de experiencia. Evidentemente, siendo una predilección mía y al tener un acercamiento tan grande, en la ópera yo empecé, mi debut en México fue operístico antes que sinfónico; no, perdón, fue dancístico, fue un ballet con la Compañía Nacional de Danza, y después operístico. Pues obviamente está dentro de mis prioridades y lo que vamos a hacer es cooperar con las diferentes instancias que también ya hacen ópera en México, con los festivales que se generan desde la Coordinación de Difusión Cultural, aquí mismo en la UNAM, y a través de coproducciones se van a lograr seguramente proyectos interesantes.
—Su contrato es de dos años con la OJUEM. Le toca una efeméride importante: el 30 aniversario luctuoso de Eduardo Mata (1942-1995), en cuyo honor lleva su nombre. ¿Qué planea al respecto?
Obviamente la tomaremos mucho en cuenta, pero en este momento no voy a adelantar cuestiones programáticas, porque tengo que platicarlas con la Dirección de Música y también ver posibilidades de todo tipo, artísticas, de tiempo, de disponibilidad de la programación. Estamos trabajando.
—Su debut como director titular es este domingo 11 de mayo. ¿Usted ya preparó el programa con Breves sombras, de Ana Lara, y Vendedor de ilusiones, concierto para clarinete y orquesta, de Javier Álvarez? Entiendo que fue su amigo y que lo impulsó mucho con la Sinfónica de Yucatán.
Sí, así es. Ahí tienes un ejemplo claro. Siempre un programa es una manera de decir algo; no sólo es un programa musical: ahí está la inclusión de una compositora mexicana, ya de entrada, y la inclusión de uno de los grandes compositores de México, que fue Javier Álvarez, quien precisamente falleció hace dos años. Y también está el repertorio sinfónico muy conocido, que es la Séptima de Beethoven, que hace algún tiempo que la orquesta misma no había visitado. Entonces, en la propuesta programática lo que va a reinar es este equilibrio entre repertorio tradicional, el repertorio de innovación nacional e internacional, consiguiendo también una lógica de efemérides y de momentos del año y de un diálogo finalmente con la sociedad, que de eso se trata una programación.
—Asume la titularidad de la OJUEM en su aniversario 13 de fundación. ¿Es supersticioso?
No, para nada, no lo soy.
—¿Ni como apasionado de la ópera, donde siempre hay maldiciones y supersticiones?
Son fantásticas, pero son un recurso ficticio. Y no tengo en mi vida, absolutamente, afortunadamente, nada que ver con cuestiones fuera de este mundo en cuanto a maldiciones o supersticiones, no me adscribo a eso. Sin embargo, desde el punto de vista dramático, eso puede empujar muchísimo una ópera, como Rigoletto. Definitivamente sí me encanta la ficción en ese sentido y es delicioso ir dentro de estas óperas hacia donde te llevan todas las cuestiones ficticias de sus autores.
PCL