El actor Mauricio Isaac disfruta las carcajadas del público en las funciones de "Arte", la comedia mordaz de la sa Yasmina Reza que protagoniza con sus dos amigos Fernando Bonilla y Alfonso Borbolla.
“Es la vida, es una señal de vida. A mí me da muchísima alegría de verdad escuchar a la gente reír, porque tengo así la certeza que están conectando con uno”, comenta en entrevista a propósito de esta historia de tres amigos y un cuadro, que se reestrenó en el Nuevo Teatro Libanés el 5 de marzo pasado.
La pieza de Reza, adaptada por su productor Alejandro Bracho y dirigida por Cristian Magaloni, sólo tendrá 12 funciones en esta temporada cada miércoles, a las 20:30 horas, a pesar de su éxito. Su primer montaje, en 1997, a cargo de Mario Espinosa, contó con las actuaciones de Héctor Bonilla, Claudio Obregón y Rafael Sánchez-Navarro, este último el único que sobrevive de esas tres figuras del teatro.
De hecho, en la presentación a la prensa de Arte en febrero pasado, Fernando Bonilla, casi con lágrimas en los ojos y la voz quebrada, rindió un pequeño homenaje a su padre y comentó que ahora interpreta el papel de Marcos que aquél hizo, mientras Mauricio Isaac encarna a Sergio y Alfonso Borbolla a Iván.
“Marcos es un hombre sin filtros, puede llegar a ser agresivo; Sergio quiere pertenecer, ser reconocido en su vida, e Iván es esta personalidad de mediador, que no quiere provocar conflictos”, esboza Isaac, que vuelve al teatro después de que en 2021 protagonizó el estreno de Orgullo, del greco-británico Alexi Kaye Campbell, adaptada y dirigida por Angélica Rogel en una temporada en el foro Lucerna.
La trama parte de que Sergio, un hombre exitoso, con recursos, pero con nula comprensión o afición al arte, compra por esnobismo un cuadro completamente en blanco por el equivalente a 3 millones de pesos “y cachito”, que le aseguraron es de un pintor muy célebre. Marcos reacciona con violencia y críticas a la adquisición de su amigo y, en espera de tener apoyo de Iván en su postura, éste lo defrauda.
La comedia de Reza, de quien recientemente también Miguel Septién montó Un dios salvaje en el teatro Milán y cuyas obras, tanto en teatro como en narrativa están traducidas al español por Anagrama, se torna en una agridulce discusión entre los tres amigos, que ponen a prueba el valor de sus relaciones.
“Arte es un ejercicio de confrontación y de amistad. La obra habla mucho de eso”, dice Mauricio Isaac, actor de teatro, televisión y cine, con películas como Asfixia, El complot mongol o Ana y Bruno.
Como suele ocurrir con el teatro de Reza, la dramaturga sa contemporánea cuyas obras se montan más en México, con las de Pascal Rambert, sus comedias están a un empujón de ser tragedias.
“Sí, esa es la maravilla de este texto, a mí me atrapó. Y también poder trabajar con mis amigos de la vida real, actores que iro muchísimo y con quienes tenía ganas de compartir el escenario”, añade el protagonista y detonador de Arte, sobre la producción de Alex Bracho, Ana Kupfer y Sergio Mingram.
En 1998, Yves-André Hubert adaptó en Francia la pieza teatral al telefilme con Pierre Vaneck (Marc), Fabrice Luchini (Serge) y Pierre Arditi (Yvan) como los tres amigos en conflicto.

¿Cómo definiría el teatro de Yasmina Reza?
Yasmina Reza tiene una manera muy inteligente de contar lo que podría ser una anécdota cualquiera, pero que se va complejizando, va haciendo pregunta tras pregunta, a rajatabla. Posee un humor y crítica, que no me parecen burdos, sino finos, elegantes. Es un texto infalible, lo hemos visto función tras función, el texto es contundente y funciona con la gente.
Las carcajadas del público son elocuentes. Pero también hay mucha violencia tras la amistad.
Sí, también habla de eso, de cómo en la confianza se cruza a veces el límite. Pasa mucho con los amigos, que siente uno tanta confianza que puede uno herir o sentirse herido. Aquí lo que se hace notar es que la amistad se transforma, pero no se acaba, porque cada uno reconoce sus limitaciones, sus fallas. Eso es lo que también es muy hermoso del texto.
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En 1997 se estrenó Arte, con Bonilla, Obregón y Sánchez-Navarro. ¿Cómo nutrió a su Sergio?
En el texto está todo, no había que profundizar en la investigación, sino que la maravilla fue abogar un poco en la experiencia. Uno mismo se ha preguntado qué es el arte más de una vez y ha tenido la posibilidad de ser amigo y de cuidar a los amigos. Lo que hice fue abogar a mi experiencia, con dos compañeros maravillosos, lo que lo vuelve divertido.
Al ser Bonilla y Borbolla sus amigos en la vida real, ¿no le resultó más difícil dejar la realidad para entrar a la ficción que plantea el texto de Yasmina Reza?
Es la maravilla de la ficción, que se va uno a un extremo, si no no tendría sentido; el teatro o el cine tienen esa posibilidad de hacer lo ordinario extraordinario. Tres amigos se van al extremo de casi agarrarse a golpes por un cuadro, de faltarse profundamente el respeto, y eso es lo que provoca en el espectador a veces una risa nerviosa, y otras una forma de reflexión de que a veces uno no sabe de qué se está riendo, pero el cuerpo está reaccionando.
Reza estrenó Arte en 1994 (Anagrama, 1999). Pero la obra parece totalmente actual. ¿Qué le dice eso?
Que el texto es un clásico del teatro contemporáneo, como los de William Shakespeare o de Pedro Calderón de la Barca, porque habla de la naturaleza humana, cómo el ser humano se relaciona, aunque haya hoy mucha tecnología y haya pasado mucho tiempo, pero pareciera que eso no se modifica.
¿Y para Mauricio Isaac qué representa en su carrera Arte?
Primero, que es maravilloso regresar al teatro, que es como volver al origen de la actuación, con procesos mucho más profundos, con mucho más tiempo de preparación. En el escenario me dan muchos nervios, pero una vez que salgo, sucede la magia, eso es lo que me maravilla, la magia del escenario, uno la puede sentir: uno es parte de esa magia, pero también el público. Eso no tiene precio.
¿Algo que le disguste de Arte?
No sé. Que sólo van a ser 12 funciones, una cada miércoles. Me gustaría que fueran muchas más por mucho tiempo. A mí me gusta el texto, los compañeros, el montaje, el resultado. Todo me gusta.
No sé, que sólo hasta ahorita van a ser 12 semanas, me gustaría que fueran mucho tiempo. Me gusta el texto, los compañeros, el montaje, el resultado. Todo me gusta.
¿Qué se siente trabajar para que el público se ría con su trabajo?
Es la vida, es una señal de vida. A mí me da muchísima alegría escuchar a la gente reír, porque es como la certeza de que está conectando con uno.
OAGP