El lenguaje universal de Simple Minds

Espectáculos

La banda escocesa liderada por Jim Kerr y Charlie Burchill brindó un concierto que fue más allá de la nostalgia en la Arena Ciudad de México, demostró que la buena música trasciende años e idiomas.

El amor y la música, por supuesto, son los lenguajes que el cliché y la realidad señalan como universales. La noche del 7 de mayo, Simple Minds mostró al público de México que los coros "lalalalala" y "paparapara, paparapara" de sus canciones son la manera que todos tenemos de entendernos y ser uno sin importar si sabes cantar, o si hablas inglés.

La banda escocesa de Jim Kerr y Charlie Burchill se presentó en la Arena Ciudad de México como parte de la gira Simple Minds Global Tour. Estuvieron acompañados por grandes músicos que aunque no han compartido la trayectoria de 47 años del grupo avalan su trascendencia: Ged Grimes (bajo), Sarah Brown (segunda voz), Gordie Goudie (guitarra rítmica), Cherisse Orsei (excelente batería) y Erik Ljunggren (teclados).

Siete mil personas de 18 mil que se esperaban fue el saldo de una gira en México que, quizá, no recibió la promoción adecuada cuando hace solo unos días Simple Minds llenó la Arena Movistar de Buenos Aires.

Nada de eso importó. Sonó “Waterfront” a las 21:16 de la noche y la voz única de Kerr (Glasgow, 1959) no dejó de oírse durante más de hora y media. “Gracias” fue su palabra más recurrente y el encargado de hablar un poco en español fue Grimes, que hasta chilangos nos dijo.

Burchill  y Kerr se concocen desde la infancia. Foto: Jorge Montanaro
Charlie Burchill, guitarrista y miembro fundador de la banda junto con Kerr. Foto: Jorge Montanaro

En su sitio, a la derecha de Kerr, Charlie Burchill (1959) siempre en silencio vocal porque su guitarra, la otra característica clave de la banda junto a la voz de su cantante, expresó el sello de un grupo que trascendió la nostalgia hace años para volverse un clásico, que no un one hit wonder aunque “Don’t You (Forget About Me)” los haya hecho alcanzar la inmortalidad.

Sin embargo hay más canciones emblema de Simple Minds además de este himno generacional.

El influjo de una voz y una guitarra

Quizá en esa set list faltó la inolvidable “Mandela Day” (1989), la rola que a inicios de los 90 hizo a muchos despistados a voltear a ver al gran líder sudafricano a fuerza de escucharla en las dos estaciones de rock que hubo en Ciudad de México en esa época.

Pero llegó llegó en su lugar una antítesis, “Hypnotised” y la voz sensual de Kerr afloró como en esos años de su lanzamiento y con el mismo sentimiento, al menos para los fans que cayeron bajo su influjo.

“She’s a River”, otra canción que sonó en la radio rockera, capitalina y noventera de esta ciudad a mediados de década y que le daba la vuelta al himno que fue tema del filme (también generacional) Breakfast Club (1985) para demostrar que la banda no era de una sola canción buena y exitosa.

La gran baterista Cherisse Orsei encarna el power girl, dijo Jim Kerr durante el concierto. Foto: Jorge Montanaro
La gran baterista Cherisse Orsei encarna el power girl, dijo Jim Kerr durante el concierto. Foto: Jorge Montanaro

Aún faltaba para llegar a ese momento. Antes, la maravillosa Cherisse Orsei brindó un solo de batería que la hizo brillar a la par de los dos líderes y originales de la banda.

“Once Upon a Time” fue lo más característico de los 80 con ese teclado reconocible. Y cuando muchos estaban convencidos de que “Don’t You” sería la última, la voz del líder emitió el “He, he, he” inicial de esa canción que une generaciones, clases sociales y personas, sobre todo cuando el coro "lalalalala" que influyó a canciones y grupos posteriores hizo cantar a todos sin importar idiomas, algo en lo que Kerr hizo hincapié cuando pidió hacerlo en italiano, francés, español y hasta japonés en más de nueve minutos de duración.

Parecía que el clímax había durado solo esos instantes y más cuando la banda se despidió, pero claro, siempre hay, al menos, un encore.

Jim Kerr es una de las voces emblemáticas y sensuales de los años 80 y 90. Foto: Jorge Montanaro
Jim Kerr es una de las voces emblemáticas y sensuales de los años 80 y 90. Foto: Jorge Montanaro

​El siguiente clímax llegó tan solo cuando Kerr dijo “Alive and Kicking”. Entonces hubo más coros que unieron personas y que fueron otro lenguaje universal: “Uo, oooh, alive and kicking, stay until your love is, love is”. Frase que dio paso al gran final de la rola con el "paparapara, paparapara" que el público volvió a corear.

Faltaba una canción más, “Sanctify Yourself”, como quedaron todos los asistentes, además de satisfechos.

Así concluyó una noche en la que en otro lugar de la ciudad tocaba la primera esposa de Kerr, Chrissie Hynde, líder y cantante de The Pretenders, al frente de su banda, por supuesto. Cosas de la vida y de la música, un lenguaje universal, como el amor.

BSMM

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Sandra Meneses Morales
  • Sandra Meneses Morales
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  • Editora de Cultura. Periodista y editora con 28 años de experiencia en los medios de comunicación más destacados de México. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Enlazo ideas, palabras, imágenes y les doy un sentido trascendente y entretenido.
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