El Día de la liberación de Donald Trump, con sus supuestos “aranceles recíprocos” contra el resto del mundo —posiblemente la propuesta de política comercial más excéntrica jamás realizada—, se ha convertido, tras una retirada precipitada ante las críticas de los mercados, en una guerra comercial con China. Esa puede (o tal vez no) haber sido la intención inicial.
Entonces, ¿Trump puede ganar esta guerra contra China? De hecho, ¿Estados Unidos, en las condiciones en las que está ahora luego de la segunda llegada de Trump, puede esperar tener éxito en su rivalidad más amplia con el país asiático? La respuesta es “no”. Esto no se debe a que Pekín sea invencible, ni mucho menos. Se debe a que EU está desperdiciando todos los recursos que necesita para mantener su posición en el mundo contra una potencia tan grande, capaz y decidida como China.
“Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, publicó Trump en 2018. Como propuesta general, esto es falso: las guerras comerciales perjudican a ambas partes. Puede llegarse a un acuerdo que beneficie a las dos. Lo más probable es que cualquier acuerdo beneficie a una de las partes y haga que la otra empeore. Este último tipo de acuerdo es, presumiblemente, el que Trump espera: EU ganará; China perderá.
En la actualidad EU impone un arancel de 145 por ciento a las importaciones chinas, mientras que esa nación tiene una tasa de 125 por ciento para Estados Unidos. China también empezó a restringir las exportaciones de “tierras raras” a EU. Estas son barreras comerciales muy altas, de hecho prohibitivas. Esto parece un duelo a la mexicana (una situación en la que nadie tiene una ventaja en atacar primero o no está claro si alguien resultará vencedor), uno que ninguna de las dos superpotencias puede ganar.
Se da por sentado que el plan de EU (si es que existe alguno) es “persuadir” a sus socios comerciales para que impongan fuertes barreras a las importaciones de China a cambio de un acuerdo comercial favorable (y quizás en otras áreas, como la seguridad) con EU. ¿Es creíble este resultado? No.
Una razón es que China también tiene cartas muy fuertes. Muchas potencias importantes ya tienen más comercio con China que con EU: entre ellas, Australia, Brasil, India, Indonesia, Japón y Corea del Sur. Sí, Estados Unidos es un mercado de exportación más importante que China para muchos países relevantes, en parte debido a los déficits comerciales de los que se queja Trump. Pero China también es un mercado importante para muchos. Además, China es una fuente de importaciones esenciales, muchas de las cuales no se pueden reemplazar con facilidad. Al fin y al cabo, las importaciones son el propósito del comercio.
EU se volvió poco confiable. Como un país “transaccional” es uno que siempre busca un mejor acuerdo. Ninguno en su sano juicio debe apostar su futuro a un socio así, sobre todo contra China. La actitud de Trump hacia Canadá fue el momento decisivo. Los canadienses respondieron reeligiendo a los liberales. ¿Aprenderá Trump? ¿Un leopardo puede cambiar sus manchas? Así es él. También es un hombre al que los votantes ya eligieron dos veces. Además, tener una ruptura con China es arriesgado: Pekín no olvidará y es difícil que perdone.
China cree que su pueblo puede soportar el sufrimiento económico mejor que los estadunidenses. Además, para ellos, la guerra comercial es una crisis de demanda, mientras que para EU es una de oferta. Es más fácil compensar la pérdida de demanda que de oferta.
En resumen, EU no conseguirá los acuerdos que busca ni la victoria sobre China. Supongo que, a medida que esto se haga evidente para la Casa Blanca, Trump emprenderá una retirada, al menos parcial, de sus guerras comerciales, declarando la victoria mientras avanza en otra dirección.
Sin embargo, eso no cambia la realidad de que EU compite con China por la influencia global. Por desgracia, Estados Unidos, como el país que muchos quieren que tenga éxito en esto no es el actual.
Además, bajo el gobierno de Trump no tendrá éxito. Su población es una cuarta parte de la de China. Su economía es casi del mismo tamaño porque es mucho más productiva. Su influencia, cultural, intelectual y política, aún es mucho mayor debido a que sus ideales e ideas son más atractivos. EU ha sido capaz de crear potentes alianzas con países afines que refuerzan esta influencia. En resumen, ha heredado y, por tanto, ha sido bendecido con enormes activos.
Analicemos lo que está sucediendo con Trump: intentos de transformar el estado de derecho en un instrumento de venganza, desmantelamiento del gobierno estadunidense, desprecio por las leyes que fundamentan un gobierno legítimo, ataques a la investigación científica y a la independencia de las grandes universidades estadunidenses, guerras contra estadísticas confiables, hostilidad hacia los inmigrantes (y no solo los indocumentados), a pesar de que han sido la base del éxito estadunidense en cada generación, repudio rotundo a la ciencia médica y la ciencia en materia del clima, rechazo a las ideas más básicas de la economía del comercio, equivalencia o (mucho peor) preferencia por Vladímir Putin, el tirano de Rusia, sobre Volodímir Zelenski, líder de Ucrania, un país democrático, y un desprecio manifiesto por el conjunto de alianzas e instituciones de cooperación sobre las que se asienta el orden global construido por EU. Todo esto a manos de un movimiento político que se sumó a la insurrección de enero de 2021.
Sí, el orden económico mundial necesitaba mejoras. Los argumentos a favor de que China dé un giro hacia un crecimiento impulsado por el consumo son contundentes. También es se necesitan muchas reformas en EU. Sin embargo, lo que sucede no es una reforma, sino la ruina de los cimientos del éxito estadunidense, tanto a escala nacional como internacional. Será difícil revertir el daño e imposible olvidar quién y qué lo causó.
El EU que trata de reemplazar el estado de derecho y la Constitución con un capitalismo clientelista corrupto no superará a China. Como un país transaccional no recibirá el apoyo incondicional de sus aliados. El mundo necesita un EU que compita y coopere con China. Este Estados Unidos, por desgracia, no logrará ninguna de las dos cosas.