Es una realidad que la inteligencia artificial (IA) está ya en las escuelas, sea de manera regulada o a contracorriente. De acuerdo con datos de la Unesco, más de dos tercios de los estudiantes en países con rentas altas están utilizando herramientas de IA generativa para hacer tareas. Sin embargo, de acuerdo con el “Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2023: tecnología en la educación, ¿una herramienta en los términos de quién?”, ésta y otras tecnologías digitales, muchas de ellas costosas, no han sido suficientemente probadas con fines educativos y pueden causar problemas de exclusión, dependencia a las pantallas, incrementar la desinformación y la ansiedad.
Ante la falta de suficientes certezas, al menos 40 países han reaccionado de manera cauta, prohibiendo, por ejemplo, el uso de celulares en el aula. Al mismo tiempo, los países que construyeron estrategias nacionales de IA pasaron de 30 a más del doble en solo dos años, de 2022 a 2024, orientando sus políticas al desarrollo de talento, la innovación, el empleo y el uso ético de la IA, de acuerdo con el estudio del Instituto de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc): “El papel de la educación superior en las estrategias nacionales de inteligencia artificial: una revisión comparativa de políticas”.
Para enfrentar este “doble filo” de las tecnologías y los debates entre prohibición y promoción intensiva de la IA en la educación, la Unesco ha señalado la necesidad de acelerar la construcción de políticas que aprovechen esta tecnología para avanzar en el derecho a la educación de todas las personas, de manera que atiendan a las necesidades humanas, sociales y ambientales y no las mercantiles.
En este contexto, la Unesco celebra la reciente puesta en marcha del Observatorio Interinstitucional de Inteligencia Artificial en la Educación Superior (Oiiaes) como una semilla para la construcción de una estrategia nacional en IA y educación en México. La iniciativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) es un hito en un momento clave para cubrir la demanda de marcos de gobernanza y soluciones contextualizadas sobre IA, incluso para el nivel de educación obligatoria, donde más de 30 millones de estudiantes en el país requieren formación en, a través y para el uso de la IA.
Necesitamos discutir con base científica y visión humanista: ¿quién y cómo se definen las necesidades humanas que debe atender la IA en educación?, ¿cómo se espera que en las escuelas la IA complemente la inteligencia natural y la colectiva?, ¿qué capacidades deben desarrollar estudiantes y docentes para aprovecharla de manera eficiente, ética y saludable?, ¿cómo garantizar que la IA sea una herramienta en favor de la inclusión, la equidad y el humanismo que promueve la nueva escuela mexicana?, ¿de qué forma puede la IA generar oportunidades de empleo decente para quienes egresan de las escuelas y profesionales?, ¿cuánto tendría que invertir el sistema educativo de México para financiar el desarrollo, la innovación y la formación de talento en IA?, ¿cómo hacer para que ninguna región o entidad del país se quede atrás?, ¿cómo puede la IA ser más ecológica y contribuir al desarrollo sostenible?
Es importante que el observatorio avance considerando que hay países que han establecido un plazo de alrededor de cinco años para desarrollar sus estrategias nacionales, mientras otros adoptan un enfoque a más largo plazo, extendiendo sus estrategias de 10 a 15 años. Es posible equilibrar ambas visiones y combinar la agilidad de actuar pronto con la resiliencia e innovación a largo plazo, de manera que no se caiga en la percepción de que, desde el punto de vista educativo y humano, “es imposible seguir el ritmo” del cambio tecnológico.
Asimismo, hay que reconocer los diversos avances a escalas nacional e internacional que se pueden aprovechar para no iniciar desde cero y recuperar, además, la experiencia práctica de las escuelas. Por ejemplo, la Unesco elaboró con apoyo de expertos a nivel mundial marcos de competencias sobre IA para docentes y para estudiantes, con progresiones de aprendizaje para adquirir, profundizar y crear conocimientos a través de la IA. Estos y otros avances pueden ser útiles para que México construya sus propios enfoques y orientaciones.
Desde la Unesco identificamos con optimismo el nacimiento del Oiiaes y nos unimos al esfuerzo por hacer que la IA ofrezca mayores oportunidades educativas para millones de personas, pero sin excluir a nadie, priorizando la sostenibilidad y, sobre todo, garantizando que la educación y las necesidades humanas guíen a la tecnología y no que las necesidades del mercado tecnológico guíen a nuestras escuelas.