Era el mes de marzo de 1986, el cine en Jalisco no parecía florecer como industria ni interesar a los gobiernos como en el actual 2025.
Sin embargo, un grupo de académicos y soñadores del séptimo arte se aventuraron a fundar una muestra de cine, la primera muestra de cine mexicano, que hoy a 40 años y convertida en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara es un emblema para cineastas y cinéfilos que a lo largo de cuatro décadas ha sorteado los embates del tiempo, del buen y mal cine, y es referente en la cinematografía iberoamericana.
Empecemos por dar crédito a los fundadores, entre ellos, Emilio García Riera, Rigo Mora y Guillermo del Toro, quienes a iniciativa de Jaime Humberto Hermosillo desafiaron lo que en ese tiempo no daba prestigio: apoyar al cine mexicano.
Como lo mencionó, el hoy célebre tapatío, Guillermo del Toro cuando el FICG cumplió 30 años: “apoyar al cine entonces no daba caché cultural y era un poco maldito”.
En esos años, la Universidad de Guadalajara concretó la creación del Centro de Investigación y Enseñanza Cinematográficas (CIEC) y Jaime Humberto, organizó una muestra para que lo más relevante de la producción mexicana tuviera un lugar en un momento no del todo favorable para la industria y con el Imcine recién creado en 1983.
"(En 1986) Realmente era un momento difícil para pensar qué hacer. Ahorita los modelos para alguien que quiere hacer cine aquí en Guadalajara son ilimitados", recordó el creador de El laberinto del fauno.
Fue entonces que Raúl Padilla López, rector de la UdeG a partir de 1988, apoyó uno de sus grandes amores: el cine. Hacia 1995 formó una asociación construida con el objetivo de procurar recursos para llevar a cabo el festival, lo logró y la visión creció para todos los rubros cinematográficos. Padilla murió siendo el presidente del Patronato del FICG y dejando un legado importante al cine de Jalisco.
El FICG ha subsistido a lo largo de cuatro décadas, pero hubo vacas flacas.
En épocas de muestra y con Leonardo García Tsao al frente, apenas se hacían unas cuantas películas mexicanas, por lo que buenas o malas, eran esas las que se exhibían.
“En 1997, cuando los efectos del ‘error de diciembre’ se manifestaron. No hubo proceso de selección, esas 10 eran todo lo que había”, relató el maestro de cine.
Hoy con cuatro décadas conquistadas, el FICG ha evolucionado hasta convertirse en el hub financiero y creativo más importante del cine latinoamericano.
Con una inyección de 31 millones de pesos – 16 de la UDG, 7 del gobierno estatal y aportaciones municipales récord–, esta edición aniversario marca un antes y después.
A cuatro décadas el FICG no es solo un festival: es un ecosistema. Hoy se coordina con Filma Jalisco para premiar producciones locales, pero también para crear empleos, atraer inversiones y posicionar a Jalisco como el Hollywood latino.
Lo más importante hoy para los realizadores de películas es que seguramente tomarán Jalisco como refugio y salvamento para continuar soñando, creando y cristalizando el séptimo arte nacional.
Este año, del 6 al 14 de junio, el FICG seguirá siendo formación, instrucción, escaparate e intercambio creativo entre profesionales y críticos de la cinematografía Iberoamericana.
Larga vida al festival internacional de cine en Guadalajara… llevamos 40 y contando.