Redes sin reglas

La reciente decisión de Meta, empresa propietaria de plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp, de reemplazar su programa de verificación de datos por un sistema de “notas comunitarias” inició un debate conflictivo.

Según el anuncio de su CEO, Mark Zuckerberg, la medida busca adaptarse a un “panorama político y social cambiante” y abrazar la libertad de expresión.

Este cambio elimina la labor de expertos y organizaciones independientes en la moderación de contenido y la delega en los propios s, un modelo que genera inquietudes sobre su eficacia para combatir la desinformación y proteger a grupos vulnerables. 

¿Es posible garantizar una libertad de expresión plena sin que ésta se utilice como herramienta para vulnerar derechos fundamentales? ¿Qué responsabilidades tienen las empresas tecnológicas en la construcción de espacios digitales seguros y equitativos?

La decisión de Meta pone de manifiesto un falso dilema que suele invocarse en debates sobre libertad de expresión: la idea de que cualquier restricción a los discursos dañinos equivale a censura.

Al eliminar la verificación de datos por parte de expertos y permitir contenidos previamente regulados, Meta corre el riesgo de convertir sus plataformas en espacios donde la desinformación y el discurso de odio encuentren terreno fértil.

La eliminación del programa de verificación de datos de Meta no fortalece la libertad de expresión, sino que la convierte en un arma peligrosa cuando se utiliza para justificar prácticas que vulneran derechos humanos.

La moderación de contenido, y de todo diálogo en general, no es incompatible con la libertad de expresión; al contrario, es esencial para protegernos de los abusos.

Según un informe de la organización Save the Children (2024), la desinformación y el discurso de odio prosperan en ausencia de controles, lo que afecta desproporcionadamente a comunidades vulnerables.

Permitir discursos que refuercen estigmas contra grupos específicos o que fomenten exclusiones no es un ejercicio de libertad, sino una forma de normalizar la discriminación bajo una fachada de pluralismo.

Hay una pregunta de fondo: ¿dónde trazamos la línea entre permitir la diversidad de opiniones y proteger los derechos de quienes son atacados por esas mismas opiniones?


IG @davidperezglobal

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David Pérez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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