Que la intentona de la iglesia la Luz del Mundo por infiltrarse al Poder Judicial mexicano es una afrenta directa a los cimientos del Estado laico y a la dignidad de las víctimas. Que una organización, cuyo líder máximo cumple condena en Estados Unidos por abuso, pretenda ahora colocar a al menos cuatro de sus en cargos judiciales, no solo es cínico: es un ataque sistemático a la justicia que México merece. Este movimiento no es aislado. Es la extensión de una estrategia ya vista en otros poderes, donde la iglesia ha tejido alianzas con legisladores de Morena y funcionarios locales. Pero la judicatura es la última trinchera de la imparcialidad y la defensa de los derechos humanos.
Que el PRI Jalisco le dijo “córtalas” a Manuel Villalobos Álvarez, ex presidente municipal y regidor de Bolaños, firmante de la impugnación de los resultados de la consulta para cambiar el régimen partidista por usos y costumbres en el municipio. El tricolor reconoció que el edil fue su abanderado en la coalición que incluye a PAN y PRD, pero que era más bien del partido del sol, que ya ni existe, que de ellos, o sea, socios, no compadres; además negó que como instituto hayan presentado algún recurso de apelación al ejercicio. Y es que más vale aclarar, porque justo un diputado priísta, Aurelio Fonseca, es el que encabeza la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios en el Congreso de Jalisco, donde está pendiente la revisión de la consulta.
Que mientras el vapeo entre adultos genera debates, entre niños debería generar alertas. Pues el hecho de que menores de apenas ocho años estén accediendo a dispositivos electrónicos para inhalar nicotina —a veces sin saber siquiera qué contiene el líquido que respiran— es una señal clara de que las políticas actuales no están funcionando. La prohibición no basta si no se acompaña de vigilancia, prevención y educación. El mercado informal crece, la publicidad encubierta en redes sociales se normaliza, y las autoridades aún deben responder: ¿quién cuida la salud de los más jóvenes?
