¿Qué espera el INAH? ¿Que MrBeast, el youtuber más popular del planeta, viniera a México a grabar un video sin subirlo, sin monetizarlo y sin presumir su exclusivo? Si no sabían a lo que venía, alguien merece ser despedido. Y si lo sabían, entonces que se hagan responsables del permiso que otorgaron.
MrBeast grabó su video “Exploré Templos de 2000 Años de Antigüedad” en Calakmul y Chichén Itzá, dos de las zonas arqueológicas más emblemáticas de México. En el video, el cual lleno de espectaculares imágenes de nuestra riqueza cultural y ecológica, el influencer se muestra sorprendido por su sin restricciones (“ni siquiera a los arqueólogos les permiten esto”) y promociona su marca de chocolate.
La polémica no tardó en estallar. Los haters se dejaron ir con todo. Lo positivo pasó a segundo plano y se desató la indignación por un par de momentos que se consideraron una blasfemia. Activistas, s de redes y hasta la Presidenta reaccionaron. El INAH, al ver la tempestad, intentó tomar distancia y emitió un comunicado asegurando que no autorizó “la publicación falsa ni la utilización de la imagen de los sitios arqueológicos para la publicidad de marcas comerciales con fines de lucro privado”. Luego interpuso una demanda istrativa solicitando el “resarcimiento de daños”. ¿Cuáles daños? No hay evidencia de que se haya afectado físicamente el patrimonio. Al contrario, al parecer MrBeast financió pozos y proyectos de agua en Campeche.
El verdadero problema va más allá del video y tiene que ver con las inconsistencias ideológicas del propio gobierno. La 4T se presenta como la defensora del nacionalismo y del patrimonio común, pero también celebra que influencers con millones de seguidores pongan a México en el mapa global. Una contradicción similar ocurre en la esfera económica: presume sus credenciales populistas y de izquierda mientras que conduce una política macroeconómica ortodoxa y defiende el libre comercio, ambos estandartes del neoliberalismo.
A MrBeast se le acusa de explotación comercial, de colonialismo digital, hasta de invasión cultural. ¿Pero qué hizo exactamente? Visitó ruinas con permiso, grabó contenido sin dañarlas y ayudó a promoverlas globalmente (su video ya supera 70 millones de vistas). Incluso hizo donativos. A mí no me pareció irrespetuoso su video. Es el tipo de promoción que conecta con los jóvenes de hoy. ¿Cuál es el verdadero pecado? ¿Ser extranjero? ¿Ser exitoso? ¿Ganar dinero?
El INAH acusó a MrBeast del uso “ilícito, con fines de lucro privado, del patrimonio arqueológico que es de todos los mexicanos”. Pero ¿dónde estaban las protestas cuando empresas organizaron conciertos en Teotihuacán o rentaron el Castillo de Chapultepec para cenas exclusivas? El Museo de Antropología ha sido sede de múltiples eventos de gala. Desde hace años, la zona arqueológica de El Tajín alberga el festival Cumbre Tajín con fines claramente comerciales. ¿Por qué no se presentaron demandas en estos casos?