Una corte de apelaciones en Estados Unidos ha bloqueado la posibilidad de que salga de prisión Javier Vásquez Velasco, el último implicado en el caso de Enrique Kiki Camarena Salazar , el agente encubierto de la agencia antidrogas de Estados Unidos, la istración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), asesinado en la capital tapatía por el Cártel de Guadalajara.
Vásquez Velasco, que había sido ex policía y colaborador de la organización delictiva, fue acusado por el gobierno de Estados Unidos de haber asesinado brutalmente a dos turistas estadunidenses que confundió con agentes de la DEA, en el restaurante La Langosta, en Guadalajara.
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Caro Quintero, detrás de asesinato de Camarena
Según los testimonios, esta acción habría sido ordenada por el propio Rafael Caro Quintero, líder de la organización criminal, quien permanece en una cárcel de Nueva York a la espera de que se le dicte sentencia por el homicidio de Kiki Camarena.

Hace casi tres décadas, los fiscales de ese país aseguraron que aunque Javier Vásquez Velasco no había matado al agente de la DEA, los asesinatos del restaurante La Langosta formaban parte de la cadena de acontecimientos que terminó en la tortura y asesinato de Camarena.
Por ello, el mexicano Vásquez fue condenado el 6 de agosto de 1990 a doble cadena perpetua por dos cargos de complicidad en homicidio con fines de extorsión.
Sin embargo, en 2020, y tras pasar casi tres décadas en prisión, se estrenaría un documental que contaría otra historia: la de un agente especial de la DEA que revela, según su versión, que todo se trató de una conspiración fraguada desde Estados Unidos para matar a Camarena. La serie, llamada The Last Narc, se subió en la plataforma Amazon Prime.
A partir de eso, un año después Javier Vásquez Velasco solicitó la revisión y la consiguiente anulación de su sentencia, alegando que durante los últimos años habían aparecido nuevas evidencias que podían dejarlo en libertad, además del documental mencionado.
Un documento de la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de Estados Unidos, con sede en California, en poder de MILENIO, revela que el 2 de abril tres jueces negaron finalmente la autorización para solicitar la anulación de sus condenas, con base en el Título 28 de los Estados Unidos sección 2255.
Esto es el mecanismo legal para que las personas en custodia federal puedan impugnar su sentencia criminal en la corte que dictó la sentencia.
El código o título 28 estipula que un prisionero bajo custodia puede reclamar su derecho a ser liberado sobre la base de que la sentencia fue impuesta en violación de la Constitución o de las leyes de ese país.
Sin embargo, el juez en segunda instancia decidió denegar la revisión de la sentencia al último mexicano en prisión por hechos que tuvieron relación con el asesinato del agente encubierto.

Mentiras en el caso Camarena
En un documento fechado el primero de mayo del 2024, el juez John A. Kronstadt, del Distrito Central de California, reveló que Vásquez había solicitado una reparación basada en el documental de Amazon Prime y otros libros publicados sobre el caso Kiki Camarena.

Fue el juez quien explicó que desde el año 2021 el mexicano había presentado peticiones en las que argumentó: su juicio fue irregular por los siguientes motivos:
Primero, que se utilizó un testimonio falso y hubo malas conductas por parte de Manuel Medrano, el fiscal que llevó el caso en ese entonces.
La Fiscalía a su cargo argumentó, en 1990, que los homicidios estaban vinculados a represalia contra la DEA por las pérdidas financieras que el Cártel de Guadalajara sufrió tras las redadas antidrogas, y que Vásquez participó activamente en la planeación y ejecución de los crímenes.
Otra de las irregularidades fue que los dos testimonios que lo llevaron al banquillo de los condenados, fueron los que rindieron otros ex colaboradores del Cártel de Guadalajara: Enrique Plascencia Aguilar y Héctor Cervantes Santos.
Placencia aseguró que había visto a Vásquez entre un grupo de 10 o 15 hombres que cargaron y golpearon a las víctimas dentro del restaurante en Jalisco.
Cervantes por su lado también afirmó que vio a Vásquez ahí junto con Javier Barba Hernández, otro integrante del cártel presente el día de los asesinatos.
El juez revelaría que los abogados defensores le presentaron el argumento que en el episodio dos de la serie de Amazon Prime llamado Sangre en el maíz, tres ex policías mexicanos ofrecieron relatos como testigos presenciales de esos eventos que cambiarán la versión de la historia.
Jorge Godoy y Ramón Lira, que trabajaban como policías y protegían por órdenes superiores fiestas y cargamentos de narcotraficantes como Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto, Caro Quintero o Miguel Ángel Félix Gallardo, describieron su propia participación en el ataque en La Langosta y, según la defensa, sus confesiones detalladas entran en conflicto con el testimonio de Enrique Plascencia.

La tercera irregularidad, según Vásquez Velasco, fue que el propio Héctor Berrellez, ex agente especial de la DEA encargado del caso, itió que mantuvo un archivo secreto de pruebas de una “alianza oscura” entre funcionarios estadunidenses y los cárteles mexicanos.
La versión de Berrellez es que Camarena fue asesinado porque descubrió cuentas bancarias que estaban siendo utilizadas para financiar a los Contras (grupos de insurgentes fondeados por Washington para enfrentar al gobierno revolucionario del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua), y que vinculaba a funcionarios estadunidenses con el líder del cártel, Rafael Caro Quintero.
Ese mismo mes la Corte del Distrito Central de California, donde se lleva su caso, determinó que aunque se ofrecían supuestos hechos “de que malos actores estuvieron involucrados en las operaciones de la DEA en la década de 1980 y en las investigaciones posteriores relacionadas con esas operaciones”, no demostraban cómo estos individuos afectaron el procedimiento judicial.
Tras la negativa de este tribunal, Vásquez Velasco decidió ir a la Corte de Apelaciones para solicitar una segunda petición con el fin de anular sus dos condenas.
La Corte habló: "No"
En un escrito que fue liberado por el Departamento de Justicia el 2 de abril de, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de Estados Unidos explicó que, según el Título 28 en su sección 2255, para abrirle las puertas de la liberación se tiene que cumplir con lo siguiente:
“Pruebas recién descubiertas que, de ser probadas y analizadas a la luz de la evidencia en su conjunto, serían suficientes para establecer mediante pruebas claras y convincentes que ningún investigador razonable habría declarado al solicitante culpable del delito”.
Aunque Vásquez presentó nuevas pruebas, su solicitud no cumplió con los requisitos. Entre sus argumentos remitió a las memorias escritas de 2020 del ex agente de la DEA, Héctor Berellez, El Último Narco.
El libro afirma que el asesinato de Camarena no se cometió para tomar represalias contra la DEA, sino para encubrir una conspiración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) que involucraba a la Contra nicaragüense.
Vásquez argumenta que, de haberse presentado esas pruebas en 1990, el tribunal de primera instancia podría haberse negado a ejercer jurisdicción extraterritorial sobre su caso o, de lo contrario, le habría permitido separar su juicio.
“Pero incluso asumiendo la veracidad de los alegatos escritos de Berrellez, sus memorias no alegan ni respaldan la inocencia de Vásquez”, determinó la Corte de Apelaciones.
La resolución dicta que Vásquez Velasco también respalda otra de sus afirmaciones con pruebas que cuestionan la credibilidad de los testigos en su juicio de 1990, basado en la serie documental de Amazon Studios de 2020, The Last Narc, en la que tres de los informantes de Berellez describen haber presenciado los asesinatos en el restaurante La Langosta.
“Cabe destacar que el documental presentado por Vásquez es compatible con su culpabilidad, ya que no descarta la posibilidad de que él participará en los asesinatos de La Langosta”, argumentó la Corte.
Agregó: “Pero incluso aceptando que las nuevas pruebas contradicen el testimonio de su juicio, Vásquez no ha demostrado que sean suficientes para establecer con evidencia clara y convincente que ningún investigador razonable habría encontrado”.

Por lo cual, la evidencia de Vásquez no constituye la demostración requerida de inocencia real, según la norma referida.
Vásquez seguirá recluido en el Complejo Correccional Federal de Victorville, California, siendo el último mexicano en estar en prisión por el caso Enrique Camarena. Los demás implicados ya fueron liberados por señalar irregularidades en su proceso judicial.
Esto ocurre a solo unos meses de que fuera extraditado a Estados Unidos Rafael Caro Quintero, líder del Cártel de Guadalajara y presunto autor intelectual del asesinato del agente de la DEA.
Aunque Quintero no fue trasladado a California para enfrentar este caso, se espera que sea juzgado en Nueva York por este delito y por los asesinatos en La Langosta.
¿Quiénes eran los turistas asesinados?
Según las versiones que han esgrimido los fiscales en la Unión Americana, en diciembre de 1984 el fotógrafo Alberto Radelat viajó desde su país, Estados Unidos, para visitar a su amigo John Walker, que estaba escribiendo un libro en Guadalajara.
Se vieron, para su mala suerte, en un lugar llamado La Langosta, y todo transcurría con tranquilidad la noche del 30 de enero de 1985.
del Cártel de Guadalajara se reunieron en el mismo lugar, en una fiesta donde se encontraba en persona Rafael Caro Quintero, su socio Ernesto Fonseca Carillo y Javier Vásquez Velasco, que era guardaespaldas de los altos mandos de la organización criminal.
Poco después de entrar al restaurante pasadas las siete de la noche, Radelat y Walker fueron confundidos con agentes de la DEA, y por ello secuestrados por unos 15 del cártel, quienes los golpearon con puños y pistolas.

Después fueron llevados a una sala de almacenamiento, en la parte trasera del restaurante, y ahí continuó la tortura con objetos punzocortantes, como picahielos.
Fueron torturados hasta que uno de ellos itió que eran policías. No era verdad, pero quería que los golpes pararan. Ambos fueron asesinados más tarde en un campo en las afueras de Guadalajara.
RM