Para finales de la década de los noventa, el clan de los hermanos Amezcua Contreras, identificados como líderes del Cártel de Colima, se había consolidado como la principal organización dedicada al tráfico de metanfetamina en México.
En menos de diez años, los Amezcua Contreras pasaron de ser un grupo de tráfico de cocaína de bajo perfil en la zona sur de California, Estados Unidos, a ser los mayores exportadores de metanfetamina y precursores químicos al país vecino. ¿Cómo fue que los capturaron? En MILENIO te contamos los detalles.
Los Amezcua, el clan que se volvió objetivo de EU
José de Jesús (alias Chuy), Luis Ignacio y Adán Amezcua Contreras son originarios de Colima, un pequeño estado con apenas cinco mil 627 kilómetros de superficie en el occidente del país.

En junio de 2001, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ordenó que José de Jesús y Luis Ignacio Amezcua Contreras fueran incluidos como objetivos prioritarios. Estaban al mismo nivel que otros famosos narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Vicente Carrillo Fuentes y Benjamín Arellano Félix.
De acuerdo con investigaciones de la istración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), los Amezcua aprovecharon sus nexos con traficantes de cocaína colombianos para aprender sobre la estructura que requerían para sus negocios ilícitos.
"También aprendieron de los errores cometidos por otras organizaciones, específicamente evitaron confrontaciones violentas por el control del territorio y los mercados", apuntó la DEA en un reporte de 1998.
La caída de los Amezcua en México
En noviembre de 1997, cuando los hermanos ya eran considerados fugitivos de la justicia estadunidense, agentes del Ejército Mexicano capturaron a Adán Amezcua en la carretera Las Guásimas-Colima. Después de percatarse de que portaba una pistola calibre 38 súper, los militares lo pusieron a disposición del Ministerio Público Federal.
Al año siguiente, el 1 de junio de 1998, Luis Ignacio Amezcua Contreras fue detenido en Guadalajara, Jalisco, por agentes de la otrora Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS). Pasaron menos de 24 horas para que elementos de la misma institución arrestaran a Chuy Amezcua en la Ciudad de México.
La Corte del Distrito Sur de California, Estados Unidos, emitió desde febrero de 1993 una acusación en contra de Chuy Amezcua Contreras por conspiración para poseer cocaína con fines de distribución. Cinco años después, la misma corte reveló nuevos cargos que lo vinculaban con delincuencia organizada para fabricar y distribuir metanfetamina, así como con posesión de efedrina.
Ese mismo tribunal requería a Luis Ignacio Amezcua desde 1994 por delitos similares, además de posesión de precursores químicos de metanfetamina y lavado de dinero.
El fallido intento de extradición de los Amezcua
Adán Amezcua entró y salió de prisión en múltiples ocasiones, siendo su última captura la registrada en el año 2001. Ante las aparentes dificultades para procesar a este clan en México, el gobierno de Estados Unidos solicitó que José de Jesús y Luis Ignacio fueran extraditados.
Aunque en un inicio se había concedido el traslado de Chuy Amezcua, la Suprema Corte anuló el procedimiento debido a que el jefe criminal podía enfrentar cadena perpetua en la Unión Americana, una pena no contemplada en la Constitución mexicana.
En diciembre de 2005, un tribunal federal concedió que fueran reducidas las sentencias emitidas en contra de Chuy Amezcua y de su hermano Adán. El primero logró disminuir su condena de 23 a 28 años de cárcel, mientras que el segundo consiguió una pena de nueve años y seis meses, en lugar de los 22 años que le habían sido dictados.
Tres meses antes, en septiembre, el Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal del estado de Jalisco sentenció a 49 años de prisión a Luis Ignacio Amezcua por delitos contra la salud, operaciones con recursos de procedencia ilícita y asociación delictuosa.