• Los mil 500 perros sin raza del Refugio Franciscano buscan casa

  • La manada más grande de perros sin raza sobrevive en Cuajimalpa luego de padecer abandono, maltrato y la fiereza de la calle. El refugio se sostiene con donativos y 10 apóstoles.
Los mil 500 perros sin raza del Refugio Franciscano buscan nueva casa

DOMINGA.– Pirata es un perro sin raza o mestizo, color negro, que tenía un año cuando llegó al Refugio Franciscano en 2019. Lo tenía un maltratador. Su ojo derecho ya venía muy mal. Sus rescatistas se encargaron de llevarlo al veterinario y tuvieron que quitárselo. Poco después lo trasladaron a este lugar al poniente de la Ciudad de México. Se adaptó rápido porque es muy “amiguero” con sus pares. Desde entonces, sus amigos son Azul, Negrito y Oso, y vive feliz y cuidado junto a sus mil 481 hermanos.

El Refugio Franciscano se ubica en el kilómetro 17.5 de la carretera libre México-Toluca, en Cuajimalpa, a unos cinco minutos del Centro Comercial Santa Fe. La entrada es bastante simple, sin carteles ni señales que lo anuncien. Antes de entrar, en un pequeño recibidor, a las 13:45 horas, ya se pueden recibir visitantes, se dan instrucciones, la entrada debe ser rápida para evitar que los perritos de la primera sección se salgan.

Nuestra guía es la directora, Gina Rivara, quien va saludando con cariño a cada uno de los perros por su nombre. La primera sección huele a limpiador con aroma a pino. Nos reciben alrededor de 100 perritos que se emocionan al vernos, ladran, saltan y nos huelen con frenesí. Como explica Rivara, en cada sección se ubican perros que pueden llevarse bien entre sí, por lo que al cambiar de sección es preciso no dejar pasar a los primeros.

Pirata llegó al Refugio Franciscano en 2019 | Marién Estrada
Pirata llegó al Refugio Franciscano en 2019 | Marién Estrada

Seguimos adelante y aparecen jaulas con algunos animalitos de la tercera edad y otros no tan sociables, pero todos salen al menos una vez al día a correr y jugar. Todo es muy austero pero está limpio y organizado. La tercera sección es un espacio de hierba y tierra donde los cuidadores de los animales los van soltando con mucho orden para evitar que los grupos se mezclen.

De repente, llega Pipo, un mestizo con características de sabueso irlandés, nos salta y desde luego recibe sus respectivas caricias, él devuelve lengüetazos y se va a seguir jugando. El recorrido ha sido conmovedor y un poco delirante, pero sobre todo llena de iración por esos 10 trabajadores que día a día entregan sus vidas por los ‘franciscanitos’, como les llama con amor Gina, que hoy viven lejos de los horrores de las calles.

En contraste con la violencia ejercida contra los animales, la lucha por la defensa de perros y gatos principalmente tiene una historia larga y sufrida, y una de sus máximas exponentes fue Ita Osorno, la fundadora del Refugio Franciscano, una mujer que después de algunos años viviendo en Bélgica vuelve a México y se enfrenta con los horrores de la “perrera” de Culhuacán en 1977—es decir el Centro Antirrábico, que ella describió como “la antesala del infierno” por el innombrable nivel de crueldad ejercida contra los animales—, hizo que consagrara su vida a la protección animal.

Junto a la hoy desaparecida Ita Osorno, Rivara es la otra mujer que ha luchado codo a codo en el Refugio Franciscano y describe a la fundadora como “una mujer luchadora, guerrera, entregada”, que empezó a abrir caminos y puertas en el tema de la protección de animales con protocolos de adopción, con el tema de la esterilización.

Refugio Franciscano se llama así en honor a San Francisco de Asís  |  Marién Estrada
Refugio Franciscano se llama así en honor a San Francisco de Asís | Marién Estrada

“Hace 50 años la solución a la sobrepoblación de animales era sacrificar a los chiquitos que andaban en la calle y ella [Osorno] no sólo dijo que estaba mal, sino que era un atentado brutal contra estos seres indefensos. Definitivamente ella es la cabeza de la protección de animales en este país”, dice Rivara.

Siendo el primer santuario de este tipo en México, el Refugio Franciscano se crea en diciembre de 1977, ocupando en su momento un espacio de 10 mil metros cuadrados —con 3 mil metros de infraestructura y el resto de bosque—, cedido por Antonio Haghenbeck; parte de este terreno todavía es ocupado por el Refugio. La realidad fue ganando terreno a la planeación y lo que había iniciado como un proyecto para 100 habitantes, hoy alberga a mil 482 perros y 50 gatos.

Un santuario de perros contra el maltrato animal

La cultura de protección animal en México ha tenido sus avances. En 2013, el porcentaje de la población que consideraba que las personas que maltratan a los animales debían ser sancionadas ascendió de 74% a 95% en sólo seis años. Sin embargo, de acuerdo con cifras difundidas por la Cámara de Diputados, el país ocupa hoy el tercer lugar mundial en cifras de maltrato animal. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía reporta que cada año mueren aproximadamente 60 mil animales por maltrato.

Pero eso no es todo, la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especialistas en Pequeñas Especies estima que en el país existen alrededor de 28 millones de perros, de los cuales 70 por ciento habita en la calle, lo que ubica a México en el primer lugar con más perros callejeros en América Latina.

Además de perros, el refugio también es habitado por unos 50 gatos | Marién Estrada
Además de perros, el refugio también es habitado por unos 50 gatos | Marién Estrada

Lo cierto es que el pasado 3 de diciembre entró en vigor el dictamen que reforma y adiciona los artículos 3º, 4º y 73 de la Constitución, en materia de protección y cuidado animal, y cuya ley secundaria deberá ser presentada al cabo de 180 días. Ahí se establece que “queda prohibido el maltrato a los animales” y puntualiza que “el Estado mexicano debe garantizar la protección, el trato adecuado, la conservación y el cuidado de los animales, en los términos que señalen las leyes respectivas”. Además, se determina que en los planes y programas de estudio se promoverá la protección a los animales.

A nivel local, entidades como la Ciudad de México ya cuentan con su propia Ley de Protección Animal. En la capital, las sanciones por maltrato o crueldad van de tres meses a dos años de prisión; si las lesiones causan la muerte, de dos a cuatro años de prisión; y si las lesiones no ponen en peligro la vida del animal, de 50 a 100 días de salario mínimo vigente, o de 200 a 400 días de multa si las lesiones causan la muerte.

El maltrato animal es un delito culposo, se castiga tanto la conducta intencional como la omisión o negligencia, lo cierto es que la mayoría de los perros sin raza que habitan el Refugio Franciscano provienen de situaciones de abandono y de condiciones de violencia similares a las que sufrió el perrito con el que inició esta historia, Pirata.

Un refugio para Maya y otros perros sin raza

Maya es una perrita sin raza negra de talla mediana y un lunar blanco en el hocico. Llegó con su nueva familia en octubre pasado, los humanos Felipe, Perla, la bebé Hanny y las Furias, dos pastores belga y holandés. Había sido encontrada ocho años antes, mismos que pasó en el Refugio Franciscano, cuando tenía cuatro meses en la carretera a Toluca, estaba en los huesos.

Felipe, su humano, dice que no fueron ellos quienes la adoptaron, sino que ella fue quien los escogió. No dejaba de darles vueltas. Cuando llegó a su nueva casa no quería socializar, no salía de su cuarto y, cuando le enseñaron a subir a la cama, no se bajó en dos días, sólo para ir al baño. Con Hanny, una pequeñita de cuatro años con autismo, siempre ha sido muy gentil, como si supiera que debe cuidarla. Hoy, apenas cinco meses después, Maya ha entendido que nadie la va a sacar de su cuarto, ni de su cama.

Hay cerca de 1,500 perros en el Refugio Franciscano | Marién Estrada
Hay cerca de mil 500 perros en el Refugio Franciscano | Marién Estrada

El Refugio Franciscano recibe su nombre en honor de San Francisco de Asís, designado patrono de los animales y el medio ambiente por Juan Pablo II, el santo milagroso consagrado a la pobreza y la contemplación. El fraile Oktavian Schmucki refiere que la mística de amor a los animales de Francisco se explica en que “el mundo visible suscitaba en él una experiencia profunda de Dios”.

En ese sentido, Rivara califica al albergue que se sostiene de donaciones –y necesita una tonelada y media de alimento diariamente– como el ‘Refugio de los Milagros’, donde se puede estar casi al límite y al día siguiente llega una donación: “Y al decir ‘de los milagros’ es gracias también a los corazones maravillosos que los hacen posible. Cada día hay un milagro, somos un refugio muy pobre pero muy digno, y los perritos viven felices aquí, cada uno tiene su nombre, su collar y su placa, y todos salen diario. El refugio camina gracias a la generosidad de la gente”.

Cada año, la institución organiza un “Croquetón” para que la gente done alimento para gato y perro; el evento más reciente tuvo lugar el pasado 22 de marzo en el Parque de los Venados. En sus casi 50 años de vida, por el Refugio Franciscano han pasado 25 mil perros. Al respecto Rivara puntualiza que son pioneros en la adopción al haber establecido un estricto protocolo que incluye visitas a la casa de los adoptantes para supervisar las condiciones de seguridad en las que vivirá el perro, además de un seguimiento a lo largo de los años, que han replicado muchos otros albergues en la actualidad:

“Es como si estuvieras dando en adopción a un niño, y es que son criaturas que no saben hablar, que no saben decir ‘me hicieron esto o lo otro’, o si les dan amor o golpes. La maldad de la gente es inenarrable, llegan en condiciones terribles de dolor, en situación de calle, de abandono, pero de abandono por su propia familia. Hay gente que después de tenerlo 10 años, lo deja a su suerte, imagínate el trancazo emocional para el animalito, abandonarlos así. Mi pregunta siempre es: ¿tú le harías eso a un hijo?”.

Gina Rivara es quien dirige el refugio | Marién Estrada
Gina Rivara es quien dirige el refugio | Marién Estrada

“Así que aquí los recibimos y los rehabilitamos, y hasta que no se haya hecho toda la investigación, no los entregamos. Nosotros no tenemos ninguna prisa porque salgan, aquí son los más amados, los más cuidados y lo que necesitamos es que ellos estén seguros, y si no, pueden vivir con nosotros”.

Un perro grandulón y una perra superheroína

Nero llegó con su nueva familia después de que Luna murió. Los dos hijos de la familia, de 18 y 21 años, no se estaban llevando muy bien pero empezaron a pedir otro perro después de un tiempo. Lupita, su mamá, les dejó la responsabilidad de ponerse de acuerdo para conseguir el nuevo perrito. Cuando llegaron al Refugio Franciscano, Nero, un perro de talla grande de alrededor de cinco años, los recibió, les daba la pata, se echaba de panza y los seguía, pero la familia tenía la idea de un perro diferente y se fueron.

De la nada, un día los dos hijos dijeron: Es Nero. Después de firmar los papeles y la visita obligada del protocolo, Nero era el nuevo integrante de la familia que llegó a hacerle compañía a Rita, otra perrita adoptada. Al inicio le costaban los espacios cerrados, era un temeroso y tímido, y todavía conserva la costumbre de contestarle a las sirenas de las ambulancias, pero al muy poco tiempo se adueñó del sillón y bajo la tutela de Rita aprendió en tres días dónde ir al baño, la hora del paseo y de la comida. Lo único que no entiende es para qué sirven las pelotas. Nero los había adoptado a ellos.

En la investigación para esta historia, el veterinario José Castillo, que colaboró con el Refugio Franciscano, me cuenta la historia de Déborah, que llegó con su familia a los dos meses de edad. Era una perrita schnauzer sal y pimienta, muy juguetona y lista. Una noche, seis años después, su humano que ya estaba dormido junto a su esposa, sintió que lo empezaba a jalar de las manos, cosa que Déborah nunca hacía. De pronto, el olor picante del gas lo puso en alerta, de un salto se levantó y corrió a abrir la ventana, a los pocos segundos cayó desmayado, como después le relató su esposa.

El piloto de la estufa se había apagado y de no haber sido por la perrita habrían muerto envenenados. Débora los había salvado.

Nero fue adoptado luego de un estricto protocolo |  Marién Estrada
Nero fue adoptado luego de un estricto protocolo | Marién Estrada

Los sacrificios ilegales disfrazados de eutanasias

Aunque no hay un registro oficial de cuántos refugios para perros funcionan en el país, tan sólo en la Ciudad de México en 2021 se sacrificaban anualmente alrededor de 30 mil perros, de acuerdo con el exdirector general de la Agencia de Atención Animal de la Ciudad de México, Carlos Esquivel Lacroix. Sacrificios que son ilegales pero que normalmente se disfrazan de eutanasias.

Resulta que los Centros Antirrábicos se convirtieron en Centros de Atención Canina o clínicas delegacionales y muchos se prestan ilegalmente a matar a los perros que la gente ya no quiere, como ha denunciado la Asociación de Rescate Animal Seres Libres. La Ley de Protección a los Animales de la Ciudad de México prohíbe “realizar el sacrificio humanitario de animales en los Centros de Atención Canina y Felina o en las Clínicas Veterinarias en las Demarcaciones Territoriales”.

El artículo 51 dice a la letra que “el sacrificio de un animal no destinado al consumo humano sólo podrá realizarse en razón del sufrimiento que le cause un accidente, enfermedad, incapacidad física o trastornos seniles que comprometan su bienestar animal, con excepción de los animales sacrificados con fines de investigación científica, así como de aquellos animales que se constituyan en amenaza para la salud, la economía, o los que por exceso de su especie signifiquen un peligro grave para la sociedad”.

Gina Rivara apunta que hace falta incluir el tema de la protección animal en los libros de texto y una materia donde enseñarle a los niños que los animales no son cosas ni juguetes sino seres vivientes e indefensos, “y que nadie tiene derecho a lastimarlos como nadie tiene derecho a lastimar un niño, es idéntico”; además, señala, hace falta denunciar para que las autoridades puedan intervenir, lo cual se puede hacer de manera anónima en la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México.

En caso de una emergencia se puede solicitar atención al 911, los oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana están facultados para intervenir: “La gente cree que se va a meter en una bronca por denunciar, pero yo les pregunto: ¿y puedes dormir oyendo los gritos del perro imaginándotelo brutalmente victimado por un demente?, ¿puedes vivir con eso?”.

El refugio se ubica en el kilómetro 17.5 de la carretera libre México-Toluca | Marién Estrada
El refugio se ubica en el kilómetro 17.5 de la carretera libre México-Toluca | Marién Estrada

Y añade: “El que se haya incluido la protección y el cuidado animal en la Constitución es algo que antes ni soñábamos que pudiera suceder, vamos avanzando y de manera muy importante. Realmente lo que ha sucedido con este gobierno, y aclaro, nosotros somos apartidistas, es un avance brutal, hay muchos logros que se están llevando a cabo y eso hay que reconocerlo y agradecerlo.

La inminente mudanza del Refugio Franciscano

El Refugio Franciscano se mantiene con donaciones. “Nuestras necesidades son brutales y por eso cualquier donativo, del monto que sea, es bienvenido”, dice Rivara. El asunto es que hoy el emblemático santuario se enfrenta al mayor reto de su historia, desalojar sus instalaciones por un complicado y tortuoso tema legal con la Fundación Haghenbeck, y mudarse, lo cual podrá hacerse cuando cuenten con los recursos para construir lo necesario para dar cabida a los perros sin raza que lo habitan.

El Refugio Franciscano, que funciona gracias al ‘apostolado’ de diez personas que ahí trabajan, ya cuenta con otro terreno de 15 mil metros también producto de una donación, pero necesitan recaudar dinero para acondicionarlo, por lo que la activista apela a la generosidad de las empresas y la gente en posibilidad de donar para realizar el cambio.

“Yo soy muy creyente y estas criaturas están acorazadas y sé que no nos van a faltar ángeles que nos ayuden, como no nos han faltado nunca, primero por la protección de este patrono que tenemos [San Francisco de Asís]. Yo siempre visualizo al Refugio Franciscano (www.refugiofranciscano.com.mx) como flotando, no lo veo asentado en el suelo”, dice y luego agrega: “Denuncia cuando veas alguna situación de abandono o maltrato para que las autoridades puedan hacer su chamba. Eso siempre acaba siendo recompensado”.


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Milenio Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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