El talento artesanal de Guanajuato ha alcanzado los más altos escenarios internacionales, y un claro ejemplo de ello fue la participación de artesanos de San Francisco del Rincón en la elaboración de los sombreros charros que portaron los pontífices Benedicto XVI y Francisco durante sus respectivas visitas a México.
Esta tradición familiar no solo mostró la destreza de los sombrereros mexicanos, sino que también dejó una huella simbólica del país en uno de los líderes más influyentes del mundo católico.
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En febrero de 2016, el Papa Francisco arribó a territorio mexicano como parte de una gira pastoral que incluyó la Ciudad de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua. Durante el trayecto en avión, fue fotografiado con una gran sonrisa luciendo un sombrero charro de manufactura cien por ciento guanajuatense.
El ejemplar fue elaborado por artesanos de una fábrica familiar ubicada en San Francisco del Rincón, un municipio con arraigo sombrerero que ha conservado este oficio por generaciones.
Bordado con fe y cultura latinoamericana
El sombrero, hecho especialmente para el Papa Francisco, fue confeccionado con paja de trigo, recubierto con paño de lana y bordado a mano con motivos profundamente simbólicos. Entre ellos, la figura del Pontífice, la Virgen de Guadalupe —Patrona de México y emblema de unidad latinoamericana—, un mapa del continente y las banderas del mundo.
Este trabajo fue realizado por un equipo de expertos artesanos, entre ellos José Flores, quien compartió en una entrevista con un medio local que el proceso fue meticuloso, artístico y profundamente emotivo.
La propietaria de la fábrica, María de la Luz Yepes Torres, expresó su orgullo por haber sido parte de este proyecto que colocó a su empresa familiar en el corazón de un acontecimiento histórico.
"Hemos puesto todo nuestro corazón en él, esperamos que sí lo use aunque sea por un momentito", declaró emocionada.
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Una tradición papal que nace en Guanajuato
No fue la primera vez que esta fábrica tuvo el honor de vestir a un Papa. En marzo de 2012, durante la visita del entonces Papa Benedicto XVI a Guanajuato —la única que incluyó al estado en su itinerario—, estos mismos artesanos confeccionaron el sombrero charro que portó el pontífice alemán.
Aquella vez, la entrega del sombrero también fue considerada un gesto de afecto y mexicanidad que simbolizó el cariño del pueblo católico hacia el líder religioso.
Ambos eventos, separados por cuatro años y por distintos enfoques pastorales, coincidieron en una misma raíz: el talento guanajuatense convertido en arte religioso.
La imagen de los pontífices luciendo estos sombreros ha dado la vuelta al mundo, pero para los artesanos de San Francisco del Rincón, el mayor reconocimiento es haber sido parte de la historia de la Iglesia católica a través de su trabajo, sus manos y su fe.
Hoy, tras el fallecimiento del Papa Francisco, estas memorias cobran un nuevo valor. La imagen del pontífice argentino sonriendo con un sombrero mexicano representa no solo la calidez del pueblo que lo recibió, sino también el alma de un oficio que, generación tras generación, sigue contando historias a través de cada costura.
