En las calles de la ciudad de Puebla, Miguel Ángel Luna ha dedicado más de 30 años de su vida a ser voceador, un oficio que es parte integral del periodismo, y que ha mantenido vivo a pesar de la llegada de la tecnología y los medios de comunicación modernos.
Comenzó su carrera cuando los voceadores eran una parte fundamental de la vida urbana, donde anunciaban de primera mano las noticias por las calles del Centro Histórico para vender sus periódicos.
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Don Miguel Ángel, es uno de los pocos voceadores que aún quedan en la ciudad. Cada mañana, se viste con su uniforme y comienza su rutina, como lo ha hecho durante más de 30 años. Su bicicleta es su fiel compañera, a la que carga de periódicos de todos los tamaños.
Su trayecto inicia a las 5:00 de la mañana todos los días, ya que debe recoger el periódico en la 3 Oriente y de ahí, trasladarse en bicicleta a su puesto ubicado en la 11 Norte y 10 Poniente.
En entrevista para MILENIO Puebla, compartió que siguió los pasos de su padre, a quien acompañaba a vender periódicos y revistas. Recuerda que del diario se llevaban hasta 300 ejemplares de periódicos; sin embargo, con el paso de los años la situación cambió, ahora solo son diez.

“Si yo soy voceador es por seguir con la generación, porque mi papá lo hizo y luego mi mamá y ahora soy el único hijo de los 13 que somos, que se sigue dedicando a esto”, compartió.
El entrevistado señaló que desafortunadamente la realidad es dura. En un mundo donde la información fluye a través de pantallas y notificaciones en segundos, los periódicos impresos se han convertido en un objeto casi nostálgico.
A su vez, señaló que ahora la gente ya no compra papel; prefiere la inmediatez de internet o las redes sociales; recuerda que hasta hace unos años más de 30 periódicos se le vendían por día, incluso había gente que le compraba hasta cinco piezas. Así, donde Miguel Ángel solía ver pasar multitudes, hoy solo quedan unos pocos compradores, en su mayoría adultos mayores.

“Los jóvenes ya no se interesan tanto por el periódico en papel, todo es digital ahora. Pero no me rindo. Aquí estoy, con la esperanza de que alguien quiera escuchar la noticia de verdad”, comentó mientras observaba a los pocos transeúntes que se acercaban a su puesto, casi como si temiera que, en cualquier momento, su oficio se fuera a perder en el viento.
Por otra parte, dijo que la mayoría de los voceadores de antaño han desaparecido. Algunos se han retirado, otros se han adaptado a diversos trabajos para sobrevivir, pero para él, cada periódico que vende no es solo una transacción comercial, es un gesto de resistencia, una pequeña victoria frente a la inminente desaparición de su oficio.
“Mi mamá me mandaba en bicicleta a traer el periódico, iba y regresaba, pero mis hermanos también fueron los que me enseñaron a andar en las calles. Con el paso del tiempo le he agarrado mucho cariño”, comentó.
El trabajo de un voceador no es sencillo. La competencia con los medios digitales, la falta de reconocimiento por parte de muchos, la creciente indiferencia de la sociedad hacia los periódicos, son solo algunos de los obstáculos que enfrenta. Pero para Miguel Ángel, cada voz es una oportunidad de conectarse con alguien. Un saludo amable, una sonrisa, o incluso un pequeño gesto de reconocimiento, son suficientes para seguir adelante.

Este 20 de abril se celebra el 'Día del Voceador', algunos se instalan en cruceros o calles para vender el periódico y otros más cuentan con espacios establecidos como casetas ubicadas en el Centro Histórico.
AAC