“Aguanta el humo. La historia del Wama es un libro que nació de una promesa y se convirtió con los años en una obsesión personal, dijo el escritor Alberto Solís durante la presentación del libro en la Biblioteca Vasconcelos.
“Conocí al Wama cuando ya era un hombre desdentado que escribía poemas en hojas sueltas y sembraba cocos. La heroína y otras drogas que había consumido lo habían mermado física y emocionalmente. Pero para entonces, ya era un hombre reformado”, agregó el periodista sobre la historia del preso Jorge Hernández Castillo.
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Lo acompañaron la maestra y académica Gloria Hernández, el historiador Héctor Madrid; Isabel Gaona, y el periodista y editor José Luis Martínez S.
“El Wama es la historia de un hombre que pasó 54 años en prisión y de una época brutal en una prisión emblemática. Es una travesía por los sótanos del sistema penal mexicano. Un reflejo de sus absurdos, de sus castigos, de sus omisiones. Es también el intento de redención de un hombre que, todo indica, fue condenado por un crimen que no cometió. En su caso, 30 años de sentencia significaron un para siempre”.
La vida de Hernández Castillo lo sorprendió por eso se comprometió a contar su vida: “Y aunque no pudimos hablar como lo habíamos planeado, su caso me siguió llamando, casi como si él mismo me la dictara”.
Solís explicó que su libro es un reportaje de largo aliento que le tomó años y que no tuvo la intención de hacer de Jorge un héroe ni una víctima.
José Luis Martínez S., director del suplemento cultural Laberinto de MILENIO, se refirió a este libro como monumental “se lee en un suspiro. Es un texto sobre un personaje fascinante que nace en una familia disfuncional, donde es golpeado por su madre, y empieza muy pronto a delinquir, aunque es un ratero, también es un excelente bailarín que cae en la cárcel de la que ya no saldrá.
“Es un libro que yo creo que es un exorcismo realmente, veámonos lo que somos, las cárceles también hablan de lo que somos porque son una manifestación de la sociedad en la que vivimos. ¿Por qué permitimos esas cárceles tan atroces? ”, cuestionó el editor.
Guía de turistas en las Islas Marías
Alberto Solís relató que en las Islas Marías, el Wama se había vuelto una especie de guía de turistas. Era amable, conversador y conocía a fondo tanto la historia del lugar como la de los delitos y procesos penales de sus compañeros.
“Me decía cosas como: ‘Entrevista a ese, le dicen el Rana, fue de los Panchitos… Ese que pasó es un ladrón psicológico que robó un banco en Narvarte”.
Ese hombre que “leía Conversaciones con Dios y acababa de terminar El día en que Nietzsche lloró, se mostraba especialmente curioso con el equipo fotográfico de mi compañera Claudia Guadarrama, la artista visual que me invitó a ese viaje”.
Solís indicó que el profesor Jorge Correa, a quien la Unesco reconoció como padre del teatro penitenciario por su labor de casi 50 años en centros penales federales, ya le había contado sobre el Wama.
Fue en 2015 que Correa le llamó para decirle que el Wama estaba por salir libre. Semanas después, lo visitó en la Casa de Medio Camino del Reclusorio Sur.
“Fue ahí donde me pidió que escribiera su historia. Me contó que había hecho un trato con otro periodista, pero que este nunca regresó a la Isla Madre, donde él había pasado los últimos 30 años. Nuestra visita fue breve. Llegó su hermana Leticia con su marido. Le prometimos volver con los permisos para grabar y hablar largo y tendido”.
Pasaron los meses y hablaron un par de veces por teléfono. Como periodista, Alberto Solís estaba tramitando los permisos necesarios para regresar y platicar con el Wama, sin embargo, en julio de 2015 ocurrió la fuga del Joaquín el Chapo Guzmán, por lo que todos los s fueron revocados. El Wama falleció en octubre de 2015.
Lo que parecía ser una historia lineal se enriqueció con colaboraciones, investigaciones documentales y bibliográficas, así como con entrevistas con sus familiares, empezando por sus hermanos Teresa, Leticia y Emilio.
Dio con el criminólogo Gabriel Barrón Cruz, quien le facilitó nuevos datos, incluido el número de expediente y varios delitos que marcaron su vida. También encontró al Pecas, el hombre con quien habían acusado al Wama de un asesinato en la colonia Romita.
Fue así, como “la historia empezó a armarse a través de un rompecabezas oscuro, pero fascinante”.
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BSMM
