Cultura

Entre metal y arte, Luis Armando forja su felicidad en Torreón: "dónde otros veían chatarra, yo vi un tesoro"

Donde otros ven desecho, él ve: alas, garras, ruedas, sueños y arte en potencia. Entre varillas y engranajes, encontró no solo una vocación, sino una forma de vivir feliz.

En un rincón caluroso de Torreón, entre el polvo del desierto y el bullicio de los mercados, un hombre transforma el hierro en poesía.

Luis Armando Peña Hernández, de 39 años, no necesita lienzos ni pinceles: su arte nace del fuego, la soldadura y las piezas olvidadas de metal. Donde otros ven desecho, él ve alas, garras, ruedas y sueños. Así, entre varillas y engranajes, ha encontrado no sólo una vocación, sino una nueva forma de vivir feliz.

Todo comenzó con un regalo. Su sobrino, amante de la patineta, inspiró la primera chispa. Luis Armando, con manos de obrero y alma de artista, le fabricó una figura metálica. “Le gustó mucho”, recuerda con una sonrisa que parece encenderse con la memoria. Ese instante sencillo, casi casual, marcó el inicio de un camino en el que el arte y la soldadura se fundieron para darle sentido a su vida.

Stand de Luis Armando Peña en Moorelear. | Especial
Stand de Luis Armando Peña en Moorelear. | Especial

“No estudié arte. Aprendí a soldar gracias a un compañero de trabajo”, cuenta mientras acomoda una figura de motocicleta hecha de tuercas, cadenas y paciencia. Desde entonces, el taller improvisado en casa se convirtió en un santuario donde nacen animales, insectos, aviones y esculturas imposibles, creadas con partes de autos, herramientas viejas y mucha imaginación. 

“Llevo unas 50 piezas y cada una tiene su historia”, confiesa.

Pero si hay una que guarda un lugar especial en su corazón de metal, es una silla convertida en escorpión. Gigante, imponente, como si estuviera listo para defender a su creador. “Esa es mi favorita”, dice sin dudar, como quien habla de un hijo rebelde pero amado. Y es que en cada obra, Luis Armando deja algo más que metal: deja esperanza, disciplina y el brillo de su redescubierta felicidad.

Lo inspiran su esposa, su familia, y la gente que, al ver su obra, se detiene y ira. 

"Me felicitan, y eso me anima mucho. Es como si el arte me hablara a través de ellos", dice con humildad. 

Una de las piezas de Luis Armando Peña. | Especial
Una de las piezas de Luis Armando Peña. | Especial

¿Dónde se le puede encontrar a Luis Armando?

Cada sábado se le encuentra en Moorelear, y cada domingo en el Paseo Colón, mostrando sus criaturas de hierro al mundo, esperando no solo compradores, sino almas que sepan ver lo que él vio entre las sombras del acero.

Luis Armando Peña no sólo crea esculturas: construye puentes entre el arte y la vida. En cada soldadura hay una historia que se enciende. En cada pieza, la promesa de que con chispas, esfuerzo y amor, incluso los objetos rotos pueden volver a tener forma... y sentido, ¿Acaso no es eso también el arte de vivir?

'El Pez Diablo', la criatura que emergió desde el abismo. Pieza de Luis Armando Peña. | Especial
'El Pez Diablo', la criatura que emergió desde el abismo. Pieza de Luis Armando Peña. | Especial

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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