La nueva producción de Rigoletto a cargo de la Compañía Nacional de Ópera (CNO) apostó por el folclor chilango y la estética a go-gó, con grandes estrellas mexicanas como el barítono Alfredo Daza en el rol epónimo, el tenor Arturo Chacón como Duque y la soprano Leticia de Altamirano como Gilda.
La puesta en escena de Enrique Singer quiso volarse la barda en el tiempo en que ambientó Giuseppe Verdi su célebre ópera, la ciudad de Mantua en el siglo XVI, y que está inspirada en el drama El rey se divierte (1832), de Victor Hugo, también ubicado en ese mismo siglo en París. Y la reubicó en México.
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Ya en la conferencia de prensa de hace un par de semanas con parte del elenco, Singer había explicado que su nuevo Rigoletto iba a abordar el abuso de poder, la corrupción moral y la violencia machista que a su juicio planteó Verdi en su ópera estrenada en 1851, pero hoy, en un México en la década de los 60.
“Comparto la idea de que la ópera tienen que conectarse con nuestros problemas y con nuestra sociedad de manera más directa. Por eso me gustó la idea de revisitar esta obra”, dijo el ex director de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), que ya había montado una versión anterior del título en 2014, también con Arturo Chacón y Leticia de Altamirano en sus mismos personajes del montaje actual.
Justificó su decisión del cambio de tiempo y lugar con el argumento de que en los 60 hubo un parteaguas en la cultura y “aparecieron cosas nuevas, entre ellas, la segunda ola de feminismo, se liberó la sociedad y los estudiantes salieron a las calles en un movimiento de liberación muy amplio”.
Así, la escena que abre el primer acto, tradicionalmente en el palacio ducal de Mantua, se desarrolla en una suerte de discoteca o fiesta sesentera en México, en donde el Duque libertino canta Questa o quella, per me pari sono, ante la algarabía de su corte encabezada por su bufón Rigoletto, mientras que, entre la multitud que festeja las conquistas del noble, go-gó girls en minifalda bailan enjauladas.
La segunda escena ya no ocurre en una callejuela de Mantua donde el jorobado Rigoletto recién se ha mudado con su hija Gilda, su tesoro, custodiada por la alcahueta Giovanna, que al final la vende al Duque. En la imaginación de Singer y sus colaboradores para el montaje en el Palacio de Bellas Artes el escenario ahora es una vecindad chilanga, con lavaderos en la azotea y tendederos llenos de sábanas.
Y así, entre lavaderos y tendederos, pudimos ver en el ensayo a una Gilda, vestida como huérfana de hospicio, que no le sienta nada bien, con el vestuario de Carlo Demichelis e Indira Aragón, que canta su aria Caro nome, mientras refriega alguna sábana, dentro de la escenografía vecinal de Auda Caraza.
Incluso la personificación de Rigoletto que se vio en el ensayo con el barítono Alfredo Daza ahora no es la de un jorobado, sino la de un hombre que cojea y usa bastón, aunque porta un atuendo de presentador de circo. Daza sufrió en 2017 un asalto en Berlín en que delincuentes lesionaron su pierna.
Si la puesta en escena quiso ser novedosa y arriesgada, al menos en el ensayo general que se ofreció la tarde del martes se quedó muy lejos del impacto que han provocado otros montajes contemporáneos.
Ya Michael Mayer había llevado su polémico Rigoletto en 2021 a un casino en Las Vegas en la década de los 60, en la más reciente producción del título para la Metropolitan Opera House de Nueva York.
El mismo Chacón interpretó al Duque en el Festival d'Aix en Provence en 2013, en una puesta en escena a cargo de Robert Carsen, en coproducción de varias importantes casas europeas, en la que no sólo la historia se desarrolla en un circo donde el tenor mexicano aparecía como domador de mujeres enjauladas como fieras felinas e iba más lejos, sino que el Rigoletto jugaba con una muñeca inflable.
La subdirectora artística de la Compañía Nacional de Ópera, Lilia Maldonado, dijo en la rueda de prensa pasada que Rigoletto, segundo título de la temporada 2025 después de la producción de Lady Macbeth de Mtsensk, de Dmitri Shostakovich, corre en la misma línea conductora enfocada en la denuncia del abuso de poder y la violencia contra la mujer.
Las fechas
Rigoletto, con Benjamin Pionnier al frente de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, se presentará los días 8, 11, 13, 15 y 18 de mayo, los martes y jueves a las 20 horas y domingos a las 17 horas, en la sala principal del Palacio de Bellas Artes, con diferentes elencos en cada presentación.
La premiere de este jueves 8 de mayo contará con Daza, Chacón, De Altamirano, que se alternarán sus protagónicos en el resto de las funciones con Jorge Lagunes, Leonardo Sánchez y Génesis Moreno.
Guadalupe Paz interpretará a Maddalena y José Antonio García a Sparafucile en todas las fechas.
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