El fotógrafo neoyorquino Spencer Tunick regresó a México e hizo una sesión en Tulum, inspirado en un invasivo problema crónico que afecta la costa yucateca: el sargazo.
Las playas del Caribe, conocidas mundialmente por el prístino color turquesa de sus aguas y la blancura de su arena, no lucen como de costumbre por la presencia del sargazo (sargassum), una macroalga color marrón y que puede llegar a extenderse varios metros y arrastra consigo un olor fétido.
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El sargazo ahuyenta a los turistas y deteriora la pesca, por lo que las consecuencias para la economía son palpables. Esos riesgos motivaron al activista José Antonio Silva, representante del movimiento Makers, a sentarse junto a Tunick, contarle del problema y plantearle una intervención fotográfica.
Sorprendido, Tunick miró a su alrededor y estimó que esa noche los comensales formarían un grupo reducido pero apto para su propósito.
Para convencerlo, Silva llevó al fotógrafo a una caminata por la playa. Ahí, finalmente, Tunick atisbó la gravedad del problema.
“Vi el sargazo que se asemeja a un organismo masivo invasivo que se apodera de las costas y playas de Quintana Roo y el Caribe. Lo que alguna vez fue una playa prístina ahora se parece al Mundo al Revés de la serie Stranger Things”, dijo en declaraciones a La Jornada.
Tunick pidió a los voluntarios que posaran desnudos —como de costumbre— y cubiertos de sargazo, que para entonces ya había adquirido un olor desagradable y empezaba a infestarse de mosquitos.
Luego publicó en Instagram un video breve de la sesión y una de las fotografías.
¿Por qué hay crisis de sargazo">
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La enseñanza del sargazo
“La mitigación no es sencilla. Es urgente un plan de manejo integral que considere el conocimiento científico, el marco jurídico, la inversión económica y la participación local, así como la forma más eficiente de colectarlas sin dañar a la fauna asociada”, dice Tussenbroek, titular del Laboratorio de Pastos Marinos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
“El evento es nuevo. Sabemos que se quedará y no hay forma de removerlo. Tendremos afluencias masivas en las playas para siempre, pero no sabemos con qué frecuencia ni volumen”, agrega con preocupación.